[Copyleft-arte] EAF - "Arte y Rebeli�n"
Silvestre Byr�n
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Vie Dic 30 21:04:09 CET 2005
EAF - IV A�os 14� Ediciones
"ARTE Y REBELI�N"
Fen�meno t�pico de las ciudades
industriales, la opci�n underground se presenta como
una toma de posici�n po�tica y filos�fica.
Po�ticamente justifica una est�tica. Filos�ficamente,
un estilo de vida. Como una v�a de experimentaci�n y
de conocimiento, la opcionalidad de lo underground no
pretende otra cosa. La autorrealizaci�n, lo
individual.
La plenitud individual fuera del mainstream
institucional.
Sociol�gicamente lo underground se interpreta como
una fuga y una b�squeda. Por un lado, escapada de una
vida impersonal en la situaci�n de masa; por el otro,
busca de un estilo de vida individual fuera de toda
aglomeraci�n. Fuga desde los grupos sociales
organizados institucionalmente a trav�s de relaciones
secundarias hacia la b�squeda de grupos sociales
organizados comunitariamente a trav�s de relaciones
primarias. Esto �ltimo, es lo underground; la
opcionalidad. Un nuevo contrato social, un otro
v�nculo de solidaridad social. Correlativamente, una
nueva expresi�n, un otro modo de representaci�n.
Jur�dicamente es un espacio incondicionado por la
norma legal. Una zona donde el Estado queda en
suspenso como punto de impugnaci�n.
Como masa de maniobra o de oposici�n es una fuerza
imposible de encuadrar pol�ticamente.
�Algo concluye... algo comienza... Entre la
circunstancia concreta (estos textos) y la general
(escenas callejeras, situaciones individuales,
titulares de los diarios, espect�culos, etc.) somos
testigos y protagonistas de lo que tres pensadores
-entre otros- han llamado �el per�odo entre los
tiempos�. Una reciente obra teatral de Edward Albee,
�Qui�n le teme a Virginia Woolf?, resume la situaci�n:
�Frente a este presente, a esta mentira, est�n los que
enloquecen, los que miran al pasado, o los que
violentan el futuro�. Este futuro, quiz� lo intuimos
en parte, as� como nos damos cuenta de la agon�a de
parte de nuestra escena �contempor�nea�. Lo primordial
reside en aceptar que no estamos aun en tal futuro...
Lo m�s que podemos permitirnos, quienes nos sentimos
depositarios de la semilla del pre-hombre del
post-cristianismo, es descubrir algunas reglas del
juego y atisbar un lapso que nos separa del futuro,
una provincia entre nuestro hoy y lo que vendr�: el
territorio donde cada uno de nuestros pretextos o
nuestras cobard�as no pasar�n la prueba de la verdad.
Una verdad completa, que ser� expl�cita por s� sola,
sin mayores floreos racionalistas, filos�ficos o
cient�ficos. El punto de acceso al tiempo de la
posibilidad y la confirmaci�n, dejando atr�s al tiempo
de la duda y la impotencia. Este tiempo.
�Podemos clasificar las respuestas en tres grupos:
a) las aun posadas en la Am�rica liberal; b) las de
ruptura, donde el contexto es iracundo, y c) las que
entrel�neas insin�an algunos rasgos futuros...
Nosotros, incapaces de asumir nuestros propios
poderes, de ejercer la labor vital con la totalidad de
sus pros y contras, con lo malo y lo bueno, con lo
sucio y lo limpio, lo humano y bestial de cada
vivencia; procuramos durante siglos eludir la
integralidad del proceso. Hemos discriminado, nos
enclaustramos en moldes, categor�as, dogmas, esquemas,
doctrinas, ideolog�as, modas, costumbres... hasta el
punto de perder la espontaneidad y regirnos por
s�mbolos. Si alg�n modo nos hemos deshumanizado, ha
sido por la necia pretensi�n de llegar velozmente a la
perfecci�n (cielo-nirvana-gloria) sin atravesar el
resto de la geograf�a. No ya la lucha cotidiana, sino
la del �rea intra-s�quico y la del per�metro c�smico.
Quisimos apresurar el tiempo, cuando en verdad todas
fueron ilusiones. Y ahora que la mentira nos atrapa
sin alternativa, queremos ocultarnos, inventar una
super-teor�a o volar el planeta en pedacitos. Fue por
el af�n de conservar una pureza original (oscura
premisa castratoria) abstracta. Las consecuencias han
sido la p�rdida, la alienaci�n o la obstrucci�n de la
existencia concreta. L�ase religi�n, ya cat�lica o
marxista, ya ortodoxa o heterodoxa, ya conformista o
rebelde�. Aldo Sorenson Vitale
La opci�n underground supone un estadio de vida
est�tica. Siendo lo est�tico, la experiencia
art�stica, una aventura personal. La acci�n pr�ctica.
En correspondencia tambi�n implica sistemas de
representaci�n basados en la forma abierta, en
relaciones meton�micas. La imagen underground
argentina. Se plantea as� un modo de representaci�n
basado en la opcionalidad. Un juego libre de
elecciones art�sticas y personales; el Modo de
Representaci�n Opcional, MRO.
Prensa underground, teatro underground, cine
underground.
IMAGEN UNDERGROUND ARGENTINA
�Lo underground? �La imagen underground?
Aquello clandestino; literalmente, bajo la
superficie. Fuera de la burocracia de empresas y
gobiernos. Sin normas fijas, sin ideas hechas y sin
presupuesto. Lo underground se vive como una elecci�n
art�stica y existencial. En tanto opcionalidad. Ya sea
en la m�sica, el teatro, el dise�o y la literatura.
Eso abarca al cine. Al cine underground, estatuyendo
un artista generador de im�genes opcionales alejado de
las institucionales (cine de estudios, cine de autores
y cine pol�tico). Al fin esa clandestinidad sugiere un
Cuarto Cine que busca lo raro y lo oculto, el misterio
y lo desconocido. El generador de im�genes underground
convierte cada mirada en algo interno, subjetivo.
Cuenta su mirada y su representaci�n. De all� que cada
pel�cula sea una experiencia �nica entre su realizador
y su p�blico, audiencia que tambi�n huy� de lo
institucional para apostar a la opcionalidad.
Lo underground se convierte en un campo vital que
contiene grupos humanos que no hallan en el mundo
oficial una pulsi�n de vida que s� encuentran en la
opcionalidad.
FLEURIR
En nuestro medio ese campo vital tuvo su momento m�s
denso en la denominada �d�cada prodigiosa�. De 1965 �
1975. Entre el Di Tella y el CAYC. Lo que va de Romero
Brest a Jorge Glusberg. El cine underground se form�
entre esos ejes. Intuitivamente, entre corazonadas de
pl�sticos, poetas, actores y bailarines con ganas de
�hacer cosas�. Miguel Grinberg, Sorenson Vitale, Aldo
Pellegrini y Renzo Casali fueron sus mentores. Jorge
Surraco y Esteban D�Atri sus primeros cronistas. La
cumbre del movimiento tuvo lugar entre 1971 y 1974.
Fueron sus mejores temporadas. El Instituto Hi
Photography, el Centro Dram�tico Buenos Aires, la
Uni�n de Cinematografistas, el Teatro Libre Florencio
S�nchez y el Instituto Goethe se establecieron como
centros.
Filmoteca, Contra-Cine, C.I.N.E., Galaxia 8 y
Bernardo fueron organizaciones que permitieron filmar
sin gui�n ni presupuesto. Solamente reuniendo a �la
fauna�. Miguel Riglos, Tom�s Sinovcic y Juan Villola
fueron sus figuras tr�gicas. Liliana Canteros y Adelma
Mart�n sus divas por excelencia. Como rubros
calificaron Liliana Sujoy y Sergio Tisminetski as�
como Martha Kott y Juan Jos� Navarro. Tambi�n las
c�micas, Dora Malagrino y Eleonora Dorfman. Por su
parte, Mario Girardi, H�ctor Tonella, Abel Dar�o,
Guillermo Miranda, Mario Barberis, Robertino Granados
y Fernando Griffell o Daniel L�pez K., entre muchos
m�s, fueron actores-fetiches de cientos y cientos de
t�tulos circulados entonces. Hubo un �sistema� de
estudios y de estrellas contracultural. Marielouise
Alemann y Narcisa Hirsch fueron las damas del
movimiento. Claudio Caldini el movimiento mismo. Un
Horacio Vallereggio. Katja Alemann y Marta Minujin,
sus personalidades. Un Silvestre Byr�n. En el �rea
metropolitana se manifestaron realizadores como Sergio
Levin, Juan Jos� Mugni, Hugo Arias, Daniel Lapeyriere,
Carlos Jerusalinsky, Rodolfo Sigfrido Pastor, Oscar
Dulitzky, Andr�s Goldschlager, Eduardo Pla y Juan
Carlos Kreimer. Del interior llegaron Jorge Honik y
Arturo Alberto Bienedell. Eso incluy� a Natacha
Moneda, La Chica Perfume, creada por Rub�n Luis
Sorgge. Todos ellos diversificando su propia imagen
opcional.
En los dispositivos de la comicidad y la tragicidad
se hizo superrealismo, expresionismo y neorrealismo.
Naturalismo y simbolismo, figuraci�n y abstracci�n.
Animaci�n, superposici�n, reiteraci�n. Todo era dable.
Avanzar sobre la luz y el color, sobre el sonido; y la
interpretaci�n, haciendo teatro art�stico, teatro
teatral y teatro de la crueldad.
El desnudo. La piel.
Lo dominante del cine underground en la Argentina
fue su experimentalismo. Indagando los c�digos de la
imagen, haciendo visible lo invisible. Abriendo
est�ticamente las v�as de la percepci�n, la
afectividad y el conocimiento. Eso hace todo cine
experimental. Inducir estados de �nimo y emociones
desconocidas.
Al fin, el artista generador de im�genes opcionales
buscar�a lo irracional y lo amoral.
Sin liderazgos.
Pocos manifiestos. Filmoteca, Contra-Cine, la Uni�n,
tal vez. Cada realizador fijaba sus propios c�digos.
No hubo tampoco departamento de asuntos p�blicos,
planeamiento o coordinaci�n que promoviese la imagen
underground argentina. Ninguna fundaci�n, partido o
asociaci�n la auspici�. La prensa la ignor�. La
industria la despreci�. Todo se hizo con heroismo y
santidad.
Aquellos fueron, simult�neamente, a�os de represi�n,
militarismo y violencia pol�tica. Unicamente el
p�blico apoy� al movimiento. Exponi�ndose al
autoritarismo dominante. Aquellas im�genes,
contestatarias y plenas de ese irracionalismo amoral,
iban re�idas con las recomendaciones del �ser
nacional�.
Esos mismos a�os tambi�n fueron de inflaci�n y
desabastecimiento, burocracia y centralizaci�n. Y pese
a todo, una firme voluntad de creaci�n se�al� al
movimiento underground. Revistas como Alg�n d�a,
Mordisco y Expreso Imaginario difundieron los valores
de la contracultura rock. Almendra, Aquellarre y Sui
Generis fueron los paradigmas de la m�sica
�progresiva�. Tanguito fue el primer mito del
underground porte�o. Noche a noche el p�blico y los
artistas se vinculaban en el circuito del teatro de
cueva y de cabaret. Por un momento la cultura
art�stica de vanguardia tuvo all� su mejor perfil.
Como fuera. El underground porte�o se fue opacando
con el �apag�n cultural� de 1976. No en vano se habla
de aquella camada como de una �generaci�n perdida�.
IMAGEN UNDERGROUND ARGENTINA,
HOY
Actualizadas por las nuevas tecnolog�as de la
imagen, representaciones visuales que en el pasado
generaron tanta pasi�n, hoy son estudiadas por la
lingu�stica y la semiolog�a. Entre 1995 y 2000, los
ciclos Cine Oculto Argentino en la sala Lugones del
TMGSM, Cine Experimental en el MNBA, en el MAMba y en
el Atlas Recoleta e Imagen en Trance en el CCRR, as�
como Cinel�mite por VCC, han demostrado que la
atracci�n de lo underground no se ha esfumado.
Aquella producci�n hoy es valorada en �mbitos
universitarios. Como en la carrera de Imagen y Dise�o
en la FADU. Asimismo en centros de ense�anza
terciarios como el CIEVYC. En cursos y talleres del
Rojas.
En esa puesta en valor tambi�n est�n los
coleccionistas privados y determinadas instituciones;
las videotecas del ICI e Imagen, para comenzar.
Lo underground on line. Internet.
Tambi�n a partir de esa puesta en valor vino a
sumarse un trabajo intelectual procurando relevar
te�ricamente lo producido en el pasado. En las
Primeras y Segundas Jornadas sobre Historia, Teor�a y
Est�tica Cinematogr�fica (1997-98) se precis�
elementos de orden que permitir�n nuevos accesos, un
recambio, en la imagen underground argentina: el
principio de la opcionalidad, contenido en el MRO y la
�teor�a pura�, un sistema filos�fico que lo sustenta
conceptualmente. As� se advirti� etapas de desarrollo
de la imagen underground argentina. Una �hist�rica�,
rom�ntica e intuitiva, y otra �contempor�nea�,
cient�fica y racional.
En s�ntesis, todo alienta un encore de la
opcionalidad.
Espacio inform�tico; e-revoluci�n. M�s all� del
portal. Y de las conyunturas pol�ticas y sociales.
Globalizaci�n, no globalizaci�n; mainstream, o no
mainstream. Un �de nuevo� para la opci�n underground.
EAF/2005.-
http://www.geocities.com/eaf_underground
http://www.geocities.com/eaf_iniciacion
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