[hackmeeting] El Fidac prolonga la catástrofe del "Prestige"

[nilo casares]

Domingo, 11 de mayo del 2003 | Edición Número 940

EDITORIAL

El Fidac prolonga la catástrofe del "Prestige"

LA OPINIÓN A CORUÑA .

Los daños ocasionados por el Prestige han sobrepasado el límite del 
fondo internacional establecido para compensar las catástrofes por 
contaminación, lo que ha empujado a España, Francia y Portugal, los 
tres países afectados por el naufragio del petrolero abanderado en 
Bahamas, a luchar por lograr el máximo dinero de la indemnización 
disponible, insuficiente para cubrir la totalidad de las pérdidas de 
los miles de afectados.

El Fondo de Indemnización de Daños por Hidrocarburos (Fidac) estipuló 
en 1992 un máximo de 171,5 millones de euros, cantidad aportada por 
los propios Estados ribereños a través del pago de tasas en función 
del tráfico de crudo que mueven, para compensar a las víctimas de 
cada catástrofe. El siniestro del Erika fue el primero en romper las 
previsiones de daños, sin embargo, el Fidac no logró consensuar un 
incremento de la partida destinada a indemnizar a los damnificados 
por la marea negra. Con el Prestige el desajuste de cifras entre la 
compensación máxima fijada y el daño ocasionado es insultante. El 
propio Fidac ha estimado las pérdidas globales por el Prestige en 
1.000 millones de euros, por lo que la partida contante disponible 
sólo cubre un 15% de los daños.

El Gobierno español, temeroso de un reparto injusto del fondo con 
Francia y Portugal -países no tan afectados por la catástrofe del 
Prestige como España- logró esta semana en Londres que el Fidac abone 
la totalidad de la partida disponible en el fondo, de manera que los 
afectados obtendrán un primer pago del 15% de las pérdidas que hayan 
reclamado. De esta forma, los perjudicados públicos y privados 
españoles se aseguran el 80% del total del fondo de compensación, por 
escaso que éste sea. Japón, Italia y Corea, los máximos 
contribuyentes del fondo, apoyaron sin reservas la propuesta de 
España, ante la mirada celosa de Francia que trató, sin éxito, de 
posponer el abono inmediato. Los previsibles efectos negativos del 
Prestige en el turismo galo este verano permitirían a Francia inflar 
sus pérdidas por la marea negra en detrimento de la compensación al 
Estado más dañado, sin duda, España.

Por su parte, Portugal sostiene que aún es pronto para calcular las 
pérdidas ya que no existe una solución definitiva para el pecio y la 
marea negra aún les puede perjudicar. Francia fue más allá y propuso 
que las Administraciones públicas se pusiesen a la cola para 
favorecer a los afectados, como pasó con el Erika. Así, el porcentaje 
inicial de pagos a los particulares aumentaría hasta cerca del 40% y 
el sector público no se llevaría ni un euro.

El Gobierno español se negó a ceder en el dinero que le pertenece 
como afectado porque aumentaría la indemnización de los particulares 
galos. De aprobarse la iniciativa francesa, España se quedaría con 
110 millones de euros del fondo y Francia con 60, proporción poco 
justa con relación a la magnitud de la catástrofe en cada país. Si en 
el caso del Erika la iniciativa que ahora defiende Francia funcionó 
fue porque el Estado francés cedió a favor de las propias víctimas 
particulares. Pese a los intentos de Francia de hacer del Prestige un 
Erika II, el Fidac no se olvidó de cuál es, con diferencia, el país 
más afectado y dio luz verde a la concesión del 80% del montante 
disponible para España. No obstante la victoria del Estado español, 
que ha logrado el 80% del fondo destinado por el Fidac para paliar 
los daños de la marea negra del Prestige, no supondrá más que un 15% 
de lo perdido por cada pescador gallego, lo que ha provocado ya las 
primeras protestas de los afectados. Para cubrir el resto de los 
daños el Gobierno español prepara un decreto para que el sector 
privado pueda recuperar el total de las pérdidas. La Administración 
se compromete a adelantar el 100% a las víctimas a cambio de que 
cedan sus derechos de reclamación ante el Fidac y demás pleitos ante 
la aseguradora, la clasificadora y el armador del petrolero. Este 
planteamiento anula los futuros derechos de reclamación de las 
víctimas y autoridad moral ante futuras catástrofes, convirtiendo al 
Estado en la única voz para exigir las compensaciones por los daños 
ocasionados por la marea negra. Más allá de la justa reivindicación 
de percibir todo lo perdido durante la marea negra, está la no menos 
atractiva opción de lograr que la clasificadora norteamericana ABS, 
que certificó el buen estado del petrolero, abone 500 millones de 
euros por daños y perjuicios. Pero en este caso sería la 
Administración española quien, en caso de ganar el juicio, se 
quedaría con la indemnización. La estrategia jurídica más adecuada 
para lograr el máximo de compensación por el accidente del Prestige 
puede provocar dudas en los afectados -aceptar el pago del cien por 
cien de lo reclamado o plantear una batalla judicial para conseguir 
una indemnización mayor- pero lo que sí ha desvelado el accidente es 
que el fondo internacional previsto para paliar este tipo de 
catástrofes es irrisorio e insultante para los damnificados. El Fidac 
está dispuesto ahora a ampliarlo a 1.000 millones, pero serán las 
víctimas de la próxima marea negra, quizás en Alaska o Japón, las que 
puedan pelear por ellos. Las del petrolero Prestige han de 
conformarse en España con 171 millones de euros, un 15% de la pérdida 
total.

© 2000 La Opinión A Coruña
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