[Infos] HUELGA GENERAL, 20 J DESDE LA SEGURIDAD ALIMENTARIA

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Tue Jun 18 14:05:33 CEST 2002


HUELGA GENERAL, 20 J DESDE LA SEGURIDAD ALIMENTARIA
	El Real Decreto-Ley del Gobierno del P.P. sobre la “Reforma de la
	protección por desempleo y de la ley básica de empleo”, constituye un
	paso más en la flexibilización del mercado de trabajo. Porque: a) obliga
	a aceptar cualquier empleo en cualquier condición, so pena de perder la
	prestación o el subsidio; b) exonera a las empresas del pago de los
	salarios de tramitación, en caso de despido improcedente, a costa de la
	prestación por desempleo que percibe la persona despedida; c) congela y
	dificulta la percepción del subsidio agrario, buscando su progresiva
	eliminación; d) limita la protección por desempleo de los fijos
	discontinuos y emigrantes retornados y e) compatibiliza la prestación de
	desempleo con un salario.	El Real Decreto-Ley contra las personas desempleadas contiene, por tanto,
	un abaratamiento del despido y una mayor flexibilización del mercado de
	trabajo. Estas actuaciones se perpetran, como otros muchos atentados del
	gobierno, en base a las necesidades de la globalización y se imponen de
	forma unilateral y provocadora, en la forma que nos está acostumbrando el
	P.P. La degradación de las condiciones de vida y trabajo de la mayoría y
	la limitación de las libertades para silenciar la discrepancia, son
	aspectos inseparables de esta política que capitanea Aznar. Por eso la
	huelga general tiene otros motivos que añadir que van más allá del
	“Decretazo” y que cuestionan la agresiva política del gobierno contra
	trabajador at s y ciudadan at s: las reformas laborales, el Acuerdo de
	Pensiones, la Ley de Extranjería, las reformas en el ámbito de la
	enseñanza (LOU, Ley de Calidad, Ley de FP), el brutal proceso de
	privatizaciones, los recortes de las libertades públicas, las agresiones
	al medio ambiente ...”	Por ello, esta Huelga General debe ser apoyada por la ciudadanía,
	incorporando cada sector, localidad, colectivo o red social, sus propias
	necesidades y derechos, violados por la misma lógica que ataca ahora a
	las personas desempleadas. Es una huelga no sólo a apoyar sino a impulsar
	desde dentro del movimiento antiglobalización, desde cada una de las
	áreas, aportando nuestras propias razones.	Desde los Grupos Autogestionados de Consumo (GAKs) nuestras razones están
	del lado de la alimentación suficiente y sana, la agricultura ecológica,
	desde su dimensión más social, agroecología, y desde el consumo
	responsable.	Cada vez más crece la desconfianza de la población hacia los alimentos
	que comemos. Los escándalos alimentarios han cuestionado: 1) los
	“ingredientes” (dioxinas en los pollos, priones locos en las vacas,
	antibióticos para el engorde, transgénicos); 2) las formas y condiciones
	de producción en el campo y en las industrias de transformación
	(intensificación de cultivos y ganado, forzando a la naturaleza;
	competitividad entre agricultor at s y empresas para abaratamiento de
	costes; mano de obra empleada en condiciones de esclavitud en los
	invernaderos, precarizada en las industrias de transformación y
	procesado, etc.); 3) las formas de distribución y consumo (concentración
	y monopolio de empresas transnacionales que controlan
	producción-distribución-consumo; predominio de grandes superficies que
	ofrecen gran variedad de alimentos importados a bajo coste y que emplea a
	jóvenes mediante contratos basura; generalización de restaurantes de
	comida rápida, tiendas de todo a 100, etc).	A su vez, se impulsan alimentos y cultivos transgénicos, patentes,
	semillas estériles como soluciones a los problemas y deterioros
	ecológicos causados por la agricultura industrial que provoca la
	inseguridad alimentaria, cuando forman parte del propio modelo que se
	desentiende tanto de las necesidades sociales y ecológicas, como de sus
	consecuencias actuales y futuras, y en abierta oposición a los derechos
	de la población, campesina o consumidora, a una alimentación suficiente,
	saludable y nutritiva, a una vida digna y a la propia cultura.	El problema del hambre, argumento al que se recurre de forma tramposa
	para defender la agricultura industrial e incluso transgénica, no es un
	problema de producción, o de tecnología, sino de acceso de los pueblos,
	en particular de los campesinos, a los recursos productivos propios, de
	soberanía alimentaria. Es un problema de orden político y no técnico.	Por el contrario, el control, forma y condiciones con que el capital está
	operando en la alimentación a nivel mundial, además de generalizar dicho
	modelo, supone otras consecuencias que redundan en la inseguridad
	alimentaria, tanto desde el punto de vista de la cantidad, como de la
	calidad:1) No se produce lo que necesita la población para una alimentación
segura, sino lo que asegura más beneficios.2) Al perseguir sólo el abaratamiento de los costes y la competitividad,
este modelo de producción alimentaria, enfrenta a productor at s y
consumidor at s en intereses contrapuestos y enormemente alejados en una
cadena de distribución planetaria.3) Elimina a la pequeña producción agroalimentaria y a l at s campesin at s,
reemplazándoles por empresas o sociedades anónimas que concentran la
producción y la distribución donde les es más ventajoso para la venta.4) Convierte a la agricultura y ganadería en una factoría industrial; el
oficio y habilidad del agricultor/a y su conocimiento de la naturaleza no
tienen el menor valor y han sido sustituidos por producción en serie.5) Se trata a los animales como máquinas productoras de carne, leche o
huevos, con los riesgos ya conocidos de alteración del ciclo natural, la
generación de enfermedades como la EEB (vacas locas), dioxinas en los
pollos, etc.6) Se sustituye la calidad de los alimentos por el cumplimiento de la
legalidad: informar en las etiquetas, no incorporar productos prohibidos o
en dosis no autorizadas.7) Se viola el derecho a la soberanía alimentaria como “derecho de los
pueblos a definir su propia política agraria y alimentaria”, mientras se
consolidan las patentes sobre la vida.8) Se esquilman y privatizan territorios, recursos naturales, agua, suelo,
semillas, etc., provocando una contaminación y desertización crecientes
que aumentan el hambre, el desarraigo y la emigración forzosa.	Sin embargo, ni la Unión Europea, ni el Gobierno del Estado Español que
	actualmente la preside, se cuestionan el modelo productivo que provoca la
	inseguridad alimentaria. Se plantean tan sólo soluciones técnicas, como
	controles analíticos, cuya premisa es la demostración fehaciente del
	efecto perjudicial sobre la salud. Sólo se eliminan los productos que han
	demostrado su insalubridad al provocar enfermedades graves o muertes
	vinculadas, de manera directa, con las sustancias incorporadas al proceso
	de producción del alimento o a su misma composición.	Las instituciones y los gobiernos de la UE, incluido el Gobierno que
	preside Aznar, responsables de la autorización de los productos que
	intervienen en la elaboración de alimentos dicen, sin el menor pudor, que
	el riesgo cero no existe, e identifican seguridad alimentaria con
	inocuidad. No dan garantías de calidad para toda la población. El mercado
	es el que lo “soluciona”. Se promueven etiquetas que fijan distintos
	niveles de calidad: alimentos ecológicos, alimentos naturales, alimentos
	de denominación de origen; lo que queda sin etiquetar son alimentos
	convencionales y comida basura. Es decir, se promueven nichos de mercado
	estratificando a la población consumidora por su poder adquisitivo. La
	alimentación suficiente y saludable no es un derecho para toda la
	población.	Pero desde el modelo agroalimentario dominante, y a pesar de que el 50%
	de la población mundial sea todavía campesina, la contraposición de
	intereses distintos y cada vez más enfrentados, entre personas
	agricultoras y consumidoras, dificulta la elaboración de un discurso que
	integre las necesidades de todas, que vaya a la raíz de los problemas y
	que permita desarrollar, experiencias y espacios, reales, de economía
	solidaria y apoyo mutuo. Las personas, agricultoras o consumidoras,
	estamos indefensas en una situación que nos convierte en víctimas y, a la
	vez, colaboradores eficientes en nuestra faceta de consumidor at s,
	productor at s, trabajador at s, reclamando intereses diferentes según
	adoptemos uno u otro papel.	Reclamar la seguridad alimentaria no es una cuestión exclusivamente
	campesina, sino ciudadana. No sólo porque el modelo alimentario y sus
	consecuencias económicas, ecológicas y sociales nos afecta a tod at s.
	También porque ejercer de forma plena la soberanía alimentaria supone
	reconstruir las relaciones de intercambio en múltiples direcciones:
	campo-ciudad; campesin at -consumidor/a; autócton at -inmigrante; Norte-Sur;
	subsidios agrícolas-ayuda alimentaria; generaciones futuras-pobres de
	hoy; medioambiente según el Norte-agroecología según el Sur. Implica un
	proceso que se origina en la conciencia de saberse parte interviniente,
	responsable y solidaria, a la hora de comprar alimentos cada día.	Por eso, desde Grupos Autogestionados de Consumo de Madrid (GAKs), como
	iniciativas de consumo agroecológico y responsable, desde la que cada día
	nos organizamos para hacer realidad un consumo ecológico, respetuoso,
	responsable y solidario, nos parece que hay suficientes razones para
	impulsarPOR UNA PROTECCIÓN SOCIAL PLENA, LOS DERECHOS LABORALES, LAS LIBERTADES Y
LA SEGURIDAD  ALIMENTARIA  ¡ APOYEMOS LA HUELGA GENERAL ! Madrid, 11 de
junio de 2002GAKs de CGT, Campamento, CAES, Hortaleza. Red de Productor at s de la Vera





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