[Infos] GOLPES. FICCIONES DE LA CRUELDAD SOCIAL
lenterao at sindominio.net
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Mon Jun 14 14:16:06 CEST 2004
La presentación será el martes 15 de junio, a las 7,30 de la tarde, en la
Llibreria Catalònia, Ronda de Sant Pere 3. Presentarán Eloy Fernández
Porta y Vicente Muñoz Álvarez, editores de la obra, y estarán presentes
los autores.
Una antología de relatos de Óscar Aibar * Chus Fernández * Juan Francisco
Ferré * David González * Salvador Gutiérrez Solís * Patxi Irurzun * Hernán
Migoya * Vicente Muñoz Álvarez * Manuel Vilas. EDICIÓN DE: ELOY FERNÁNDEZ
PORTA & VICENTE MUÑOZ ÁLVAREZ. LIBRO PUBLICADO EN DVD EDICIONES, EN SU
COLECCIÓN LOS CINCO ELEMENTOS.
"El motivo central de este modelo actual de realismo es lo que podría
llamarse la crueldad social, esto es, la imbricación de los diversos
órdenes de poder mediático, espectacular, institucional, sexual,
personal- de los que resulta una división radical de las personas entre
estrellas del pop y objetos del sadismo. En este contexto el discurso
crítico que fundamenta el género no es ya la psicología social sino más
bien la psiquiatría, o lo que cabría llamar psiquiatría espectacular,
esto es, el ascenso de la clínica a espectáculo televisivo. El retrato de
la crueldad social puede ser descrito como una sociopatía: parte de un
análisis específico de situaciones y motivos reales, pero su destino
último es la revelación de lo abyecto". Eloy Fernández Porta, "Golpe por
golpe" (estudio introductorio a la antología)
"Wendy tiene el brazo derecho extendido hacia mí. Como un símil: un
puente entre la silla de mimbre y la colchoneta de espuma. Encima de
Wendy suda el Mani. - Déjame que te bese este cuerpecito tan precioso que
tienes - le dice. No hay mucho que decir acerca del Mani. Tiene un
tatuaje en la base del cuello: MIERDA PARA LOS BARBEROS. Pero siempre
lleva el pelo cortado al rape. Trabaja en la construcción. Su tiempo
libre se lo juega a las cartas. Al tute mano a mano. Cuando pierde, lo
que suele suceder en nueve de cada diez partidas, les canta las cuarenta
a Dios, a la puta Virgen, a todos los santos del cielo habidos y por
haber y a todos los ángeles del coro celestial. - Déjame que te lo bese".
David González, "Sangre negra".
"Les dije que se fueran. Acabaron en la habitación de Barnabás, aún se
oían sus gritos a las seis de la madrugada. Lena me lo prometió. "El
negrata ha bautizado a mi crío", le oía gritar desde la habitación de
Barnabás. "Enorme pedazo de negro, fragmento de la oscuridad del cosmos
que rueda en una pensión de Conde de Aranda". "Ese negrata parece el hijo
de Dios", dijo Temple en medio de una enorme carcajada". Manuel Vilas,
"Baltasar".
"Según los médicos, C. había muerto en el accidente, en el acto,
aplastada contra el volante del vehículo que conducía, tal vez, con
excesiva temeridad. El informe forense, única lectura permitida durante
meses, obsesiva, pormenorizaba con pavorosa precisión las causas de esa
muerte violenta, instantánea. Y, sin embargo, alguien que vestía sus
inconfundibles ropas, usaba su nombre, sus cosméticos, su perfume, sus
zapatos, sus medias y hasta su ropa interior, olía como ella y conocía,
sólo como ella, su intimidad, solía visitarlo en el hospital mientras se
restablecía". Juan Francisco Ferré, "Metamorfosis"
"Mientras se duchaba vi un combate de boxeo en el canal de deportes. El
último asalto. Calzón azul contra calzón de leopardo. El del calzón de
leopardo llevaba las de perder. Sin levantar la guardia. Acercándose.
Sonriendo. Supliendo con descaro su total falta de posibilidades.
Ofreciendo el rostro. Echándolo hacia atrás, simplemente. Lanzó un golpe.
Falló. El del calzón azul le agarró por la espalda, inmovilizándole.
Luego le arrastró contra el poste. En cuanto el árbitro les separó, el
del calzón de leoprado permaneció quieto. Sonriendo. Los guantes caídos.
Perdió, claro. Pero me gustó ver la valentía que se adelanta a la
derrota. La imprudencia. La osadía. La desesperación". Chus Fernández,
"Lisboa"
"De un salto Eloy alcanzó su cama, y mientras se vestía, Taylor recibió la
primera bofetada. La segunda no acertó en su destino y sólo consiguió
provocar un tornado que, a consecuencia de su fuerza y velocidad,
descontaminó de olores la habitación. La tercera bofetada sí alcanzó su
objetivo, y la sangre brotó de los labios de Taylor. Por primera vez
descubrió Eloy el miedo en los ojos de su amigo. Taylor, que porfiaba con
los profesores, acostumbrado a tratar con camellos y proxenetas, estaba
realmente asustado. Y ante el miedo nadie puede predecir ni medir su
comportamiento". Salvador Gutiérrez Solís, "La memoria del fotógrafo"
"Pero lo más increíble de todo era que la opinión pública acabó
tragándose todo aquel kalimotxo mediático en el que la alcaldesa ponía la
chispa de la vida con su sonrisita de niña que nunca ha roto un plato y
los periódicos aquel vino en polvo, más falso que un euro de cartón.
Durante los primeros días me enervé sobremanera, llamé una y otra vez a
Txus Cuenco, pero sólo me contestaba su buzón de voz: "En este momento me
estoy tomando un... ¡patxarán Zoco, el que te vuelve loco!, deja tu
mensaje después de la señal". Patxi Irurzun, "Ese Tocho".
"- Me da usted la razón, entonces. Un ejemplo más de que nuestros
médicos, nuestra medicina, no va al fondo de la enfermedad en cuestión,
sino que se queda sólo en el síntoma. En su caso, la falta de sueño.
Usted no puede dormir y el médico, en lugar de buscar el motivo, atiende
exclusivamente al síntoma, la falta de sueño, y le receta somníferos. Eso
es, de una forma u otra, lo que hacen con todos: crearnos lazos de
dependencia. A mí me pica el lunar y en lugar de averiguar la razón, me
recetan cortisona. En mi caso, la cortisona son sus somníferos. ¿Pero
cuál es la causa de que usted no pueda dormir y a mí me pique el lunar?".
Vicente Muñoz Álvarez, "El lunar".
"De pronto, cuando Asdrúbal menos se lo espera, cuando está
contemplándola absorto con ambos ojos para contemplarla mejor, la niña
empieza a desmaterializarse en el aire, se desvanece, adquiriendo una
cualidad transparente: el paisaje de la habitación continúa allí.
Aterrado, el durmiente Asdrúbal cierra el ojo del que cree que ella ha
desaparecido. A veces acierta, a veces se equivoca: si acierta, empero,
la alegría no dura mucho. Pues cuando el ojo abierto demanda su oclusión
inmediata en busca de reposo, el que le releva ya no tiene cercado a su
amada, ni el otro tampoco cuando inmediatamente lo vuelve a abrir: ella
se ha volatilizado, y sólo queda la triste cama, imagen superpuesta o
real". Hernán Migoya, "El fantasma".
"El 17 de noviembre de 1874, la revista norteamericana American Medical
Weekly dio a conocer un extraordinario caso de inseminación involuntaria
presentado por el doctor T. G. Capers. Según el testimonio de este
doctor, durante la batalla de Raymond, entablada junto al río Misissippi
el 12 de mayo de 1863, un soldado fue herido por una bala que le atravesó
el escroto, llevándosele el testículo izquierdo. Al parecer, la misma
bala penetró en el abdomen de una muchacha de 17 años que estaba
casualmente en el mismo paraje. Doscientos setenta y ocho días después,
la muchacha dio a luz a un niño de casi cuatro kilos de peso, sin que en
el desenlace interviniese, según el testimonio de la joven, más que la
providencia. Lo que vino a corroborar la versión inocente que daba la
muchacha, fue que tres semanas después, el mismo doctor Capers operaba al
bebé, extrayéndole un cuerpo extraño, que resultó ser una bala idéntica a
las que había utilizado el enemigo en la batalla". Óscar Aibar, "Una
historia sorprendentemente real".
Sería un placer contar con vuestra presencia.
"Patxi Irurzun" <pirurzun at terra.es>
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