[Irolalistas] Carta de familiares de Iñigo Cabacas

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Jue Mayo 10 11:47:13 CEST 2012


Queridos amigos,

No sé hasta qué punto ha trascendido la información de que tras una carga
desmesurada de los antidisturbios en Bilbao, posterior al encuentro de
fútbol entre el Athletic y el Schalke 04, el pasado jueves 5 de Abril un
joven seguidor del Athletic de 28 años, Iñigo Cabacas (Q.E.P.D.), murió
debido al impacto de una pelota de goma lanzada por un antidisturbios del
cuerpo de la Ertzaintza. Entró en coma ese mismo jueves y falleció cuatro
días después, el lunes 9 de Abril, por irreversibles daños cerebrales
causados por la pelota de goma.

Pasada una semana, el “señor” Rodolfo Ares, Consejero de Interior del
Gobierno Vasco, una persona de dudosa capacidad para ocupar el cargo que
ocupa (además de dudosa moralidad), sigue sin dar una explicación
plausible, sin reconocer la culpabilidad del ertzaina en cuestión, de la
actuación conjunta del cuerpo, la estrategia de los mandos y la suya
propia como máximo responsable.

Es curioso que nadie se dignara a hacer ningún comunicado hasta el lunes,
cuatro días después del grave incidente. Es más curioso aún que en la
primera comparecencia, se pusiera en duda la culpabilidad de la
Ertzaintza, a pesar de que las versiones de muchísimos de los centenares
de testigos presentes coincidían a la perfección. Y, para rizar el rizo,
es aún más curioso que el resultado de la autopsia saliese a la luz apenas
unas horas después de la comparecencia del señor Ares. ¿Pretenden que nos
creamos que no sabía el motivo de la muerte de Iñigo? ¿Pretenden que
creamos que el tempo de los acontecimientos es casual?

Efectivamente, la autopsia determinó que Iñigo falleció por el impacto de
una pelota de goma, lanzada desde muy cerca, probablemente 20 metros o
menos. A pesar de que hubo cientos de testigos que dijeron que no hubo
motivo alguno para cargar, ya que la gente estaba tomando un pote
tranquilamente celebrando el histórico triunfo del Athletic y no había
altercados violentos salvo una pelea entre dos individuos que ya se había
saldado cuando llegaron los policías, a pesar de que varios testigos con
nombre y apellido coinciden en decir que Iñigo cayó tras aparecer la
policía, a pesar de que el pueblo clama contra la actuación policial, el
“señor” Rodolfo Ares estuvo y está “enmierdándolo” (permítanme la
expresión) todo, diciendo que el chico ya estaba en el suelo cuando llegó
la policía, quitando responsabilidad al cuerpo policial y a sí mismo como
máximo exponente de él. Tras la autopsia, tras conocer que sus
asalariados, pagados por todos nosotros, son los responsables de la muerte
de Iñigo, empezó a enrarecer el ambiente con sus declaraciones, por el
hecho de que el chico fue asesinado en las inmediaciones de la Herriko
Taberna contigua al estadio, en la que gente de diversa ideología toma un
trago antes y después del partido. En definitiva, maniobras de distracción
y desvío con el comodín del público (ETA y los radicales), que, como se
ve, es un comodín válido hasta en tiempos de paz. Hay una declaración de
una chica de Málaga que describe los hechos perfectamente, incluso cómo
trató de socorrer a Iñigo, pero claro, seguramente también será una
proetarra. Es la cantinela habitual de los constitucionalistas en Euskal
Herria. “Como estaba en la Herriko Taberna… algo estaría haciendo…” Todo
ello, después de decir que no hay que politizar esta muerte. Y lo dice
alguien que habla de ETA cuando se refiere al asunto, siendo plenamente
consciente del objetivo que persigue con tal forma de actuar.

Porque, y ya que ha salido a colación ETA, no se pierdan este detalle. En
la comparecencia del jueves 12 de Abril, comparecencia para referirse a
los graves incidentes en los que Iñigo perdió la vida a manos de la
policía, el señor Rodolfo Ares ha dicho la palabra “IÑIGO” tan solo en 2
ocasiones, y ha dicho la palabra “ETA” en 17 ocasiones. ¿A qué viene ETA
en todo este asunto? ¿A qué las menciones sobre el terrorismo en estos
tiempos de paz, sobre un asunto que no tiene absolutamente nada que ver
con ETA u otros asuntos políticos? También ha tenido la desfachatez de
dejar entrever que los testigos mienten. Que los propios amigos de Iñigo
mienten, todo ello acompañado de algunas sonrisas esbozadas en una
comparecencia sobre un tema tan sumamente serio. ¿A qué viene todo esto?

Se lo digo yo: está todo perfectamente orquestado. Maniobras de
distracción, versiones varias y enrarecimiento del ambiente. A ver si
ganando tiempo la gente se va olvidando de todo este asunto. Lamento
decirles que no, esta vez no. El pueblo no va a olvidar lo sucedido, pero
no va a olvidar, sobre todo, su deleznable y mezquina forma de proceder.

Resumiendo, tenemos a un chico que no tenía ninguna culpa de nada, que se
ha ido para siempre. Tenemos a unos padres que han perdido a su único
hijo. Tenemos a unos amigos que sin comerlo ni beberlo han perdido a su
compañero. Tenemos a una afición, la rojiblanca, dolida por esta
innecesaria pérdida. Tenemos a muchas aficiones del resto de España
solidarizadas con nosotros. Incluso las del St. Pauli y Nuremberg,
alemanas, y la Roma, Fiorentina y Genoa desde Italia, todas ellas
reclamando JUSTICIA. Tenemos un escenario en el que la policía ha sesgado
la vida de un chico inocente. Y, sobre todo, tenemos muchísimos testigos
que vieron lo sucedido, y cuyas versiones de los hechos coinciden
plenamente.

Y, en paralelo, tenemos a un Consejero de Interior que tardó 5 días en
hacer las primeras declaraciones. Un hombre, Rodolfo Ares, que no se
ruboriza cuando miente como un bellaco. Unos medios de comunicación que
han pasado de puntillas sobre este hecho (me gustaría saber qué hubiera
pasado si hubiera sucedido al revés, “héroe de Estado” y tal). Un
comunicado vergonzoso del sindicato de la Ertzaintza, en el que dicen que
la ambulancia que acudió a buscar a los heridos fue recibida con violencia
(¿Quién coño (con perdón) recibe a pedradas una ambulancia?), y que los
antidisturbios fueron quienes estuvieron ahí para abrir paso a la
ambulancia. Un Consejero del Interior, máximo responsable de la violenta
actuación policial, que muestra su total apoyo al brazo ejecutor del
crimen, y no al entorno del chico asesinado. Un hombre, Rodolfo Ares, que
no se digna dimitir ante tamaño despropósito, y, no contento con ello,
miente una vez tras otra, cambiando su propia versión y contradiciéndose
en repetidas ocasiones, sin el más mínimo rubor. Hoy mismo ha dicho “no
dimito porque mi dimisión no va a devolver la vida al chaval”. Literal.
¿Se puede tener tanta jeta? Ahora de repente han salido de la nada 3
ertzainas heridos por botellazos. ¿Y dónde estaban hasta esta mañana si
los hechos sucedieron el pasado jueves? Mentirosos. Sucios. Manipuladores.

Lo estamos viendo venir. Dicen que se depurarán responsabilidades, “si las
hubiera” (sic). ¿Cómo que si las hubiera? Hay un chico muerto por un
pelotazo que, por cierto, no se debería utilizar ya porque la Unión
Europea ya recomendó su retirada para el año 2012, debido al peligro que
suponía su utilización. Obviamente, en España eso entró por un oído y
salió por el otro, y no es novedad.

No voy a entrar a valorar la gestión del actual Gobierno Vasco en otros
temas. Solamente debo decir, me siento ante la obligación de decirlo, de
que una vez más, el Lehendakari está ausente en un momento importante,
como ya sucedió en el “caso Alakrana” u otros. Nadie sabe lo que hace ni
dónde está. Todos sabemos que nada sabe hacer, ni él ni su Gobierno, salvo
manipular los informativos y los medios de comunicación en general y
enterrar y dar mala prensa a todo aquello relacionado con lo vasco o el
independentismo. Han logrado que el término “abertzale” sea relacionado
directamente con la violencia. Ahora el hecho de estar cerca de una
Herriko Taberna implica que “seguramente ya estás haciendo algo”. Y eso,
con la ayuda de sus poderosos amigos de Madrid, ha calado hondo en la
sociedad española, por desgracia. Los medios de comunicación, como
siempre, templando gaitas. Ayer se publicó un titular que me dejó entre
K.O. y cabreado. “Detenidos los dos chicos que generaron la carga policial
que mató a Iñigo Cabacas”. ACOJONANTE. A-CO-JO-NAN-TE. Ahora resulta que
la culpa de que Iñigo haya muerto es de dos personas que se pelearon, no
de quien le disparó a la cabeza. Bueno, ya lo dice bien claro “la carga
que mató a Iñigo”. Lo mató una carga. Terrible.

Pero no se lo pierdan. Son capaces de encontrar a las dos personas que se
pelearon entre las miles que había en las inmediaciones del estadio, pero
no son capaces de encontrar al policía que disparó mortalmente a Iñigo.
Hoy han dicho que participaron 24 antidisturbios en la operación.
Encuentran a dos entre miles, pero no encuentran a uno entre 24. Claro que
no lo encuentran, porque no quieren encontrarlo. Es lo que tiene ser
alguien sin moral ni ética. Se estaban cubriendo de gloria, y ahora han
puesto la guinda. Han matado a un chico y están tratando de desviar la
atención, metiendo versiones totalmente infundadas para “enmierdarlo”
(permítanme la expresión, una vez más) todo, faltando al respeto a la
memoria de Iñigo Cabacas, a su destrozada familia y círculo de amistades.
Todo ello sin una mínima muestra de rubor.

Queridos amigos: simplemente quería, con estas líneas, que este penoso
hecho traspase nuestras fronteras, porque estamos todos indignados, más
que por el hecho en sí, que es aberrante, por los sucesos acaecidos desde
entonces, por la falta de escrúpulos de las personas que nos gobiernan y
porque vemos venir que aquí, con un cadáver encima de la mesa, todos se
van a ir de rositas. Podía haber sido cualquiera de los cientos de
aficionados que estaban en la zona, CUALQUIERA. Había jóvenes, gente
mayor, niños, mujeres… de todo. Y le tocó a Iñigo, como podía haberle
tocado al que estaba a su lado, o al otro, o a otro… a cualquier
aficionado del Athletic, a cualquier aficionado rival o a cualquiera que
pasaba por allí y se vio en medio del lío.

Es muy triste la pérdida de una vida. Pero en España, a tenor de la forma
de reaccionar que tienen los políticos y los medios que están a su
servicio, algunas vidas parece que valen más. Según un acertado dicho,
“las comparaciones son odiosas”, pero es que en este caso el agravio
comparativo es tan latente que nos vemos forzados a comparar el trato que
se le ha dado a la muerte (¿o deberíamos decir homicidio?) de Iñigo y el
trato que se le han dado a otros sucesos, haya habido muertos de por medio
o simplemente daños materiales de mobiliario urbano.

Por todo ello solicitamos:

1. Depuración de responsabilidades administrativas, apertura y tramitación
rápida de expedientes por falta muy grave a los responsables directos e
indirectos de la actuación policial y apartar de sus responsabilidades YA.
2. Depuración de responsabilidades políticas, dimisión o cese del
Consejero del Interior, Ares.
3. Depuración y exigencia de responsabilidades penales a los responsables
directos e indirectos de la actuación policial.

Resumiendo, SOLICITAMOS JUSTICIA.

Tenemos a Iñigo en el recuerdo.



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