[Presos] EL DEBER DE RESISTIR
Uhuru
Uhuru at telefonica.net
Wed Jan 8 20:33:53 CET 2003
EL DEBER DE RESISTIR
La pena de muerte todavía existe, en todas las prisiones francesas. Es
cierto que la cabeza del condenado no rueda entre las serraduras. Este
espectáculo sanguinario era demasiado obsceno, para la tragicomedia de
nuestras sociedades asépticas. Actualmente, sin embargo, el encarcelamiento
perpetua el asesinato. No es otra cosa que un asesinato lento, que toma la
forma de mil muertes cotidianas. Una ejecución que se consume a lo largo de
20 años, a veces más, pero tan infalible como el filo del cuchillo. La
muerte es provocada, ahora, por las arbitrariedades burocráticas, las
violencias "necesarias", los días sin vida, la desesperación.
Antes de la segunda guerra mundial, en Francia, como las ejecuciones
públicas ya no era útiles en el marco hipócrita de la violencia de Estado,
fueron relegadas a la penumbra de la Administración Penitenciaria. Ahora ya
no se le corta el cuello a nadie, ni en público ni en privado. En este
momento, que pretendidamente es el mejor de todos, la muerte de un detenido
se nos presenta como "natural": suicidios, enfermedades y locuras, lo que
constituye una última negación de la realidad, ya que estos muertos no se
contabilizan como pres at s. En efecto: como las libertades condicionales por
razones de salud han desaparecido casi totalmente de la realidad
penitenciaria, la administracion se encarga de llevar a l at s agonizantes a un
hospital de fuera de la prisión antes de que mueran. Algunas veces, esperan
hasta que l at s enferm at s están en coma, hasta el último aliento, antes de
eliminarlos de su registro. Tienen miedo de que puedan curarse de verdad, o
que l at s moribund at s se puedan beneficiar de unos pocos días suplementarios de
"libertad robada".
Hoy por hoy, a base de estrategias y simulaciones, la administración
disfraza todavía la evidencia de esta gestión mortífera. Son pocos los que
se atreven a establecer una relación entre los desastres que provoca la
MUERTE LENTA y las condenas con penas añadidas que la ley francesa no
permite refundir. Igualmente mortífera es la utilización encubierta de las
prisiones como centros psiquiátricos y el pudridero general de las prisiones
mantenido por la Administración Penitenciaria y por un poder judicial
completamente dominado por las posturas más conservadoras.
La pena de muerte se ha convertido en impalpable, sin nombre ni perfil.
Es una cuestión administrativa. No tiene rostro y tampoco no lo tienen los
jueces de vigilancia penitenciaria o los burócratas del Ministerio de
Justicia, que la aplican con minuciosidad y pretendida "inocencia". De la
misma manera que el verdugo se escondía detrás de la capucha, esta gente se
esconde detrás del reglamento, las liquidaciones de condena, el conformismo
reaccionario que lo impregna todo.
Tanto a causa de las sumisiones como de las falsas revueltas, tod at s somos
responsables de la instauración de este nuevo orden penitenciario. Casi sin
reaccionar, sin revolvernos, tanto dentro como fuera de las prisiones hemos
dejado que se impusiera la institución de la MUERTE LENTA. Y esto es un
nuevo campo de concentración!.
La guillotina, antes, estaba reservada para algun at s: l at s peores, l at s más
desgraciad at s, l at s más miserables. pero el sistema administrativo de la
MUERTE LENTA afecta a miles y miles de hombres y mujeres:
* Las cadenas perpétuas, evidentemente, no han dejado de crecer durante
los últimos 20 años. Con las nuevas políticas de aplicación de las penas, ya
no podrán ser conmutadas. Antes, la cadena perpétua, dentro de su horror
intrínseco, era todavía, una ppena a escala humana. Más o menos, el
condenado sabía que cumpliría diecisiete o dieciocho años de prisión. Pero
ahora, con las penas de treinta años y la cadena perpétua "real" (como si
hubiese ficticias...!) ya no son ninguna excepción los presos que han
cumplido más de 20 años.
* L at s pres at s que tienen acumuladas diversas penas que no se pueden
cumplir simultáneamente, necesitaría pasar por lo menos dos vidas en la
prisión. L at s pres at s con fecha de libertad prevista para el 2056 ó el 2062
son cada vez más frecuentes.
* L at s pres at s tienen condenas de más de quince años, que no se pueden
cumplir simultáneamente.
* Pero la MUERTE LENTA afecta también a los miles de pres at s que no
encuentran fuerza suficiente para resistir el alienamiento producido pro la
prisión y particularmente, por los régimenes de aislamiento y por las
prisiones de alta seguridad.
Ya somos centenares y pronto seremos miles, los que sufrimos nuestra
condición de condenados a muerte, Y nos enfrentamos a esta cruda realidad:
nuestra dignidad humana depende de la insurreción contra el destino infame
que nos reservan. Delante de estos crímenes administrativos, no sólo tenemos
el derecho del rechazo, de la revuelta, sino que hoy esto constituye un
deber para todo aquel que tenga la posibilidad, se encuentre donde se
encuentre, con sus propios medios; con los puños, si es preciso,
indivudualmente o colectivamente.
La lucha contra la institución de los torturadores y de los verdugos
seguramente será sin concesiones. la represión será feroz. Ya hemos tenido
la ocasión de sufrir las venganzas de la administración para hacernos una
idea aproximada de lo que nos tienen reservado. Los crímenes disfrazados de
suicidio, las palizas, los años y años de aislamiento, los insultos y las
humillaciones: es decir, todo aquello de lo que son capaces con la excusa de
la ley y de los reglamentos. De todas maneras, nuestro rechazo ya no teme la
porra. Y ya no nos puede pasar nada, porque, si nada cambia radicalmente,
NOSOTROS YA ESTAMO MUERTOS, y enterrados vivos.
Jean Marc Rouillan, preso de Action Directe. (Antiguo compañero de
militancia de Salvador Puig-Antich, actualmente en la prisión francesa de
Arles:
Jean Marc Rouillan
8306 MC ARLES
Rue de Copernic
BP 241
13637 Arles CEDEX
França
(Comunicado recibido y traducido por la Koordinadora d'Osona kontra la
Tortura i lexplotació laboral - i colaboradors.
Vic, 6 de gener de 2003 - Barcelona, 9 de gener de 2003)
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