[unomada-info] jornadas críticas sobre propiedad intelectual
raul
raul en sindominio.net
Mar Mar 25 18:10:16 CET 2003
Hola amigos/as,
el jueves por la tarde (18.00) en el Centro Social El Laboratorio 03
(calle Amparo 103) se presentarán las jornadas críticas sobre propiedad
intelectual que se van a celebrar entre La Casa Encendida y el mismo
Laboratorio durante 4 días. Los encuentros tratan de reunir a gente de
diversos ámbitos productivos y/o creativos (desde programadores
informáticos a traductores pasando por científicos o músicos) para
pensar colectivamente de qué modo afectan las modalidades restrictivas y
autoritarias de propiedad intelectual e industrial a su trabajo y a la
circulación de los saberes y para imaginar colectivamente otras formas
de producción y distribución de conocimiento que no restrinjan los
derechos de los usuarios (derecho a copia, libre acceso a los productos
de la inteligencia colectiva) ni ahoguen la libre circulación de ideas.
La presentación correrá a cargo de Marcelo Branco, figura del movimiento
del software libre en Brasil y coordinador del Projeto Software Livre RS
de Rio Grande Do Sul, Glenn Brown, director ejecutivo del proyecto
Creative Commons, una de las referencias más importantes en el ámbito
del copyleft,
Paolo Do, del colectivo estudiantil romano Sapienza Pirata, y Raúl
Sánchez, de Universidad Nómada, grupo promotor de las jornadas.
Web de las jornadas: http://sindominio.net/copyleft/index.html
Programa: http://sindominio.net/copyleft/programa.html
Ponentes: http://sindominio.net/copyleft/ponentes.html
Textos: http://sindominio.net/copyleft/textos.html
Las jornadas tendrán una dimensión "stop global war" fundamental: si la
guerra, como se dice desde el movimiento de movimientos, es
efectivamente global y permanente, si no es sólo un episodio belicista
pasajero sino un horizonte y un contexto, una estrategia de gobierno, si
después de Irak, es Irán, Siria, Corea, Pakistán, etc, ¿cómo no va a
verse afectada la producción y circulación de saberes? Para pensar eso,
contaremos con militantes políticos tan importantes como Franco Berardi
Bifo, Wu Ming, o los componentes de Sapienza Pirata y Láser.
Espero veros allí.
saludos de Amador Fernández-Savater
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Propiedad intelectual: nueva frontera del poder y el saber
"Somos creadores públicos,
no artistas sedientos de festivales y canapés"
Álex de la Iglesia
El último fin de semana de marzo (27, 28, 29, 30) se van a celebrar unos
encuentros en Madrid -entre el Centro Social Ocupado Autogestionado
Laboratorio 03 y la Casa Encendida, ambos en Lavapiés-, promovidos por
la Universidad Nómada y organizados por numerosas personas del entorno
del software libre, la libre distribución de conocimientos, el
movimiento estudiantil, los medios alternativos de comunicación, etc.,
con la intención de imaginar formas prácticas de promover la libre
distribución de los saberes y de abrir espacios críticos de debate
colectivo inscritos en el seno del conflicto que las nuevas tecnologías
de la comunicación, los nuevos derechos reivindicados y las nuevas
formas de producción han introducido en el corazón de nuestra
organización social.
En un principio, se nos ocurrió que esos encuentros podían darse bajo el
título general de "estados generales de la cultura", pero había algo que
nos disgustaba profundamente en los discursos de la izquierda "ortodoxa"
(mejor que tradicional, ¿o acaso no tiene la izquierda herética una
larga tradición de actos violentos, rupturas, reivindicaciones
increíbles y estrategias imparables?) sobre el tema, en los análisis que
denuncian la mercantilización de la cultura, algo que parece estar mal
enfocado y tener escasa operatividad política, amén de ser
asquerosamente elitista. Esos discursos "ortodoxos" lamentan que el "mal
gusto" asociado a las "masas" se haya apoderado de la cultura, de la
mano de un mercado que banaliza todos los productos para que su
digestión rápida deje vía libre a un consumo acelerado, y acaban
reclamando siempre al Estado que frene esa colonización intolerable, que
comprenda la excepcionalidad de los bienes culturales y colabore
activamente a la reconstrucción de un ámbito de la vida (el ocio) donde
pueda darse un disfrute de obras de calidad. Este punto de vista es
ciego a lo esencial: la cultura no es un ámbito de "obras del espíritu"
que uno puede consumir en su tiempo de ocio, sino que también es
información, lenguaje, modos de vida, gustos, modas, estilos, etc.
Exactamente lo que hoy en día se pone a trabajar, lo que se explota
fundamentalmente en nuestro paisaje posfordista, en el que la frontera
entre producción y reproducción se difumina ampliamente y el capital
devora todos los átomos de nuestra vida cotidiana.
Por tanto, como querían las vanguardias artísticas desde el dadaísmo al
situacionismo, la cultura no está de ningún modo desvinculada de la vida
cotidiana, aunque la racionalización capitalista vacíe muchas veces de
todo contenido fuerte las cualidades creativas y relacionales, sino que
es el corazón del campo de batalla político. La cultura, entendida en
sentido amplio como todo aquello que supera la dimensión instrumental o
funcional de la sociedad, es ese océano de historias que atraviesan,
conforman, desestructuran y recomponen una y otra vez nuestra
percepción, nuestra memoria, nuestra imaginación. Son historias que no
están sólo en los libros, como querría hacer creer cierta crítica
cultural "ortodoxa", sino también la música, el software, las ideas que
van y vienen, la disposición del espacio urbano, etc. Todo lo que nos
"educa", todo lo que da forma a nuestros valores (lo que tiene
importancia y lo que no), a nuestra imagen del mundo y de nosotros
mismos. Ese es el punto de vista de los encuentros de marzo.
Pero, al parecer, algunos quieren que sólo se cuenten sus historias, que
la gente pague por ellas mucho más de lo debido, que creamos que sólo
algunos elegidos (artistas, pensadores, etc.) pueden crear historias.
Son los que están impulsando en todos los terrenos (salud, edición,
música, software, etc.) leyes de propiedad intelectual que atentan
contra la libre circulación de ideas, amenazando con privatizar el
cerebro colectivo y criminalizando la compartición de saberes. Son los
que montan meses antipiratería, los que promueven el bombardeo mediático
que identifica la cooperación y la circulación de ideas bajo la lógica
del don con asaltar barcos y desvalijar a sus pasajeros, los que animan
la corrupción de la ciudadanía estimulando la delación sobre copias no
autorizadas (Monsanto tiene incluso una línea gratis de teléfono para
atender los soplos), los que pretenden privatizar ese océano de
historias y secarlo mientras lo van vendiendo, precarizando aún más la
vida y el trabajo de los que forman verdaderamente las corrientes
profundas que hacen la historia. En el conflicto en torno al copyright
hay dos modelos sociales en liza: la cooperación sin mando y la guerra
de todos contra todos.
Se fundan en una idea completamente ilusoria de lo que es el hecho
creativo, en la figura del "artista individual y propietario" que no
debe nada a nadie, algo completamente falso. Toda creación se basa en
creaciones de otros, en reelaborar pautas que otros inventaron, en
resignificar la enorme herencia de bienes no materiales que compone el
patrimonio colectivo: por encima de todo el lenguaje, que todos
disfrutan y nadie posee. Como se sabe, Marco Polo copió la brújula, el
arte de la seda, la pólvora o el uso del carbón, Shakespeare pirateó una
y mil ideas de su contrincante Marlowe, los ordenadores son posibles
porque Von Neumann no patentó sus investigaciones en el campo de la
informática, el cine es posible porque algunos piratas emigraron a
Hollywood para desobedecer la patente de Edison, etc. Una idea de la
creación muy alejada de la "inspiración difusa" y el "genio torturado",
visiones estéticas del proceso creativo y productos de un marketing
(ciertamente efectivo) para "vender" imágenes de "artistas" acompañando
a productos (discos, libros, películas). Sin el libre intercambio de
ideas no hay cooperación, que es la base material de las actividades
creadoras. Y es ese libre intercambio de ideas el que ponen en peligro
las medidas oligarcas y represoras en materia de propiedad intelectual:
las dificultades cada vez mayores para fotocopiar textos (¡en nombre de
la lectura"), las tentativas de legislar y dejar fuera relaciones
sociales tradicionales (como prestar un libro, en el caso de los libros
electrónicos, o grabar una canción a un amigo), las patentes sobre
software que amenazan el progreso de la computación, la apropiación
privada y terrorista de bienes comunes como los medicamentos y las
semillas, etc.
¿Pero acaso se gastan esas historias de las que hablamos, se gasta la
música, las ideas, las formulaciones matemáticas, los poemas? ¿Por qué
no iba, pues, a protegerse el libre acceso de todos a estos "bienes
infinitos" (sobre todo cuando se exige en casi cualquier trabajo una
formación cultural)? Las nuevas técnicas de reproducción digital y
transmisión de la información abren posibilidades inéditas al
abaratamiento de los costes y a la universalidad del disfrute de las
distintas manifestaciones de la creatividad humana. Es mentira que los
"derechos de autor" (que son derechos de la industria sobre los autores
y sobre los usuarios) protejan la calidad o el libre acceso: sirven sólo
para que los productores se aseguren sus beneficios privatizando las
"tierras comunales creativas", lo que debiera ser de todos.
Las jornadas de marzo se plantean varios objetivos. Por un lado, un
acceso al tema de la propiedad intelectual y la propiedad industrial de
carácter más teórico, en el que se van a analizar los diversos
fundamentos jurídicos del copyleft, las licencias abiertas de copia, las
luchas en el ámbito de las patentes sobre la vida, las fuentes anónimas
y colectivas de la creación, etc. Y que incluirá también una
aproximación a las nuevas lógicas conflictuales de producción (la
llamada producción inmaterial de los brainworkers -trabajadores del
cerebro), inscrita en el horizonte del desmantelamiento de la "net
economy" (economía de red, economía inmaterial, cooperativa, etc) y la
imposición de la lógica de guerra en el corazón de nuestras vidas, la
war-economy y sus distintas aplicaciones (orientación de la producción
de conocimiento hacia los saberes de guerra y de muerte,
estrangulamiento de la cooperación y del libre despliegue de la
subjetividad, etc.).
Por supuesto, se hará un repaso también en este contexto a la libertad
de información, a la privatización de los saberes en al ámbito educativo
y de los medios de comunicación. Entendemos también que estas jornadas
tienen un eminente carácter de redimensión de "lo público": el derecho a
la libre distribución debería ser una cualidad esencial en
universidades, bibliotecas, fonotecas, etc., los sistema abiertos
(víricamente abiertos, es decir, que extienden su libertad contaminando
otros espacios y productos, haciendo libres a estos a su vez) son la
base para un sistema democrático, algo que las nuevas leyes del
copyright y su concepción esencial nos niegan, convirtiendo en mercancía
cualquier tipo de
expresión ciudadana (ideas, melodías, software, imágenes, etc.).
Pero a la hora de organizar los encuentros se ha partido de una
perspectiva claramente propositiva: no sólo se trata de analizar y
reflexionar en común entre hackers, músicos, editores, distribuidores,
activistas de medios de comunicación alternativos, etc., sino también de
organizar modalidades de trabajo y distribución que no ahoguen la
creación colectiva ni restrinjan el derecho a copia. No queremos
componer simplemente un "catálogo de agravios", otro gesto impotente y
marginal, sino avanzar políticamente en la elaboración de formas de
autoorganización y licencias libres, en los experimentos de libre copia
que son viables prácticamente. Redefinir el copyleft en un sentido
amplio como un eje fundamental de los movimientos políticos a la altura
de estos tiempos que corren a toda velocidad y sus envites políticos.
Los encuentros de marzo trataran de:
1) Promover formas de extender la libre distribución de los saberes.
2) Oponerse a la privatización del cerebro colectivo y la
criminalización de la compartición de saberes a través del uso
restrictivo del copyright.
3) Partir de las expresiones que, en positivo, están llevando a cabo este
proceso (software libre, movimiento por una música libre, etc.).
4) Analizar la actual situación de los nuevos fenómenos de la producción
inmaterial (brainworkers) y su relación con los derechos de libre
distribución, así como las nuevas formas de reordenación de la
producción sobre la base del copyright.
5) Analizar la dimensión "renta/salario" de todas estas nuevas formas de
producción.
6) Romper con la idea del "artista" como genio y otorgarle un carácter más
público y sencillo como "compositor" o "re-compositor"(de imágenes, de
gestos, de sonidos, de melodías, de código)
7) Asumir y potenciar la idea de la imitación como base para la
composición, la mutación, la originalidad y la creatividad en todos los
niveles de la producción y, por tanto, discutir sobre la posibilidad
legal de manipular las constelaciones culturales existentes y
transformarlas.
8) Redimensionar lo público en base a los nuevos procesos productivos.
9) Abordar las licencias de publicación abierta desde diferentes
perspectivas: política, social, económica, empresarial.
10) Elaborar distintos talleres que aborden la cuestión desde las
distintas realidades: en cuanto al código (hackers, traductores), en
cuanto a la información (periodistas, weblogs de información, periódicos
con licencia abierta, revistas etc), en cuanto a la "cultura" (músicos,
escritores, cineastas, etc)
11) Promover acciones para potenciar estas formas de liberar el
conocimiento y oponerse a las nuevas "enclosures" (vallas) del capital
12) Darle a todo ello una dimensión jurídica y real, que nos defienda de
los ataques del copyright.
A todo esto lo llamamos copyleft. Ésa es nuestra arma para sabotear Matrix
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