[unomada-info] Una crónica del encuentro ?Crisis del Estado de Bienestar, Precariedad y Nuevos Derechos Sociales?

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Dom Jun 3 21:51:42 CEST 2007


http://transform.eipcp.net/correspondence/1180176073/print?lid=1180774390






“Crisis del Estado de Bienestar, Precariedad y Nuevos Derechos Socialesâ€

Maribel Casas-Cortés and Sebastian Cobarrubias

Información retrospectiva y programa completo en:
http://transform.eipcp.net/correspondence/1176224646

                                    




Este encuentro político de tres días tuvo lugar en el centro de Sevilla,
en un edificio ocupado a través de una serie de luchas y hoy hogar para
vecinos de tercera edad principalmente y sede de organizaciones
comunitarias. Este lugar emblemático –el Centro Vecinal El Pumarejo– es
la sede de una de los principales grupos organizadores del encuentro: la
Ofician de Derechos Sociales de Sevilla. Esta organización, junto a
otras ODS [1] (de Málaga, Barcelona y Terrassa), y grupos como
Laboratorio de Nuevas Maquinas Políticas, Universidad Nómada y Precari en s
en Movimiento, organizaban una serie de talleres y asambleas invitando a
participantes locales e internacionales que están trabajando en temas de
precariedad. Todos estos grupos comparten un entendimiento similar de la
precariedad: como proceso que afecta a varios aspectos de la vida, más
allá del ámbito del trabajo remunerado. Para ello, utilizan términos
como “precariedad social†o “precarización de la existenciaâ€. El dossier
de las jornadas presentaba la siguiente definición:

“Precariedad significa escasez, inseguridad, debilidad e intermitencia
de la renta, de los derechos, de los proyectos, de la confianza en el
propio medio y en los demás, de la salud y de las expectativas de
vida†(Programa del encuentro).

Inspirados por el potencial político de dicho concepto de precariedad
que va mas allá de las condiciones en el lugar de trabajo, el encuentro
perseguía explorar la transición desde el estado de bienestar (welfare
state) hacia el  “workfare stateâ€, situación donde la precariedad afecta
cada vez mas a las condiciones de vida.  El encuentro en Sevilla tuvo
lugar a mediados de abril con el objetivo concreto de apoyar al proceso
organizativo hacia EuroMayDay [2] en la región, llamado MayDaySur [3].
Uno de los objetivos era analizar y enunciar los posibles nuevos
derechos sociales que podrían ser apropiados para la coyuntura actual.
Entre las experiencias compartidas, dos propuestas fueron clave para
repensar los derechos sociales, constituyendo una parte principal de las
jornadas: por un lado, una versión repensada de la Renta Básica, y por
otro lado los Derechos de ‘Cuidadania’.

En relación a la primera, la lucha por la renta básica tiene una larga
historia, con manifestaciones diversas según lugar y momento de la
lucha. La versión más conocida es la que exige retribución monetaria,
siendo esta universal, individual e incondicional. Dado que todo el
mundo –no solo aquellos en posiciones asalariadas– participamos de una
manera u otra en el proceso de producción de capital, todos deberíamos
tener acceso a un trozo de la tarta: la cantidad sería estimada en
relación al salario mínimo vigente. Sin embargo, la versión discutida en
este encuentro iba más allá del dinero. Según ciertos análisis del
capitalismo actual, especialmente las lecturas feministas y
neomarxistas, estamos atravesando una etapa de transición. Autores como
Antonella Corsani and Maurizio Lazzarato hablan como la relación
capital/trabajo ha mutado hacia el binomio capital/vida. La tendencia
hacia un tipo de trabajo que incluye muchas de las características
tradicionalmente asociadas al trabajo de mujeres –como flexibilidad,
vulnerabilidad, disponibilidad, adaptabilidad, improvisación, o
múltiples tareas– está borrando las líneas antes claras entre trabajo y
no-trabajo. Espacios de reproducción, y actividades relacionales y
cognitivas (todas ellas esferas de la vida en general), se convierten en
sitios de producción económica estrictamente hablando[4]. Dado este
contexto, la demanda de una “renta básica†no puede expresarse
exclusivamente en términos monetarios, sino que incluiría una serie de
infraestructuras, servicios y recursos como vivienda, transporte, acceso
a conocimiento, etc.

A pesar de las leves diferencias entre las distintas versiones
presentadas en el encuentro, todas ellas comparten un denominador común:
la renta básica como mecanismo de valorización de aquellas actividades
que, a pesar de estar constantemente produciendo, son sin embargo
invisibilizadas, no reconocidas y difíciles de medir: afecto,
conocimiento, relaciones, cuidado, etc. La lucha por la renta básica en
estos términos seria el equivalente a la lucha por el salario exigido
por el obrero-masa de la fabrica fordista. Esta nueva etapa del
capitalismo requiere nuevos derechos. Si la producción del capital es
distribuida entre más actores y más esferas, si la actividad económica
se ha transformado en algo más colectivo y difuso, entonces los recursos
deberían estar más distribuidos también, y no basados en propiedad
individual o la cantidad de trabajo personal. La renta básica se propone
entonces como una herramienta de reconocimiento y de retribución de esas
actividades cooperativas y relacionales que actualmente están fuera del
radar. Esta retribución debería ser incondicional, y no basada en un
merito cuantificable, dado que la gente esta constantemente produciendo,
dentro y fuera del lugar de trabajo. Esta versión de la renta básica
exige una cantidad no relacionada directamente con la productividad.
Según algunos de los participantes y ponentes italianos, la renta básica
se convierte en una medida clave para afrontar la cuestión del aumento
de la precarización afectando múltiples esferas de la vida consecuencia
de la actual coyuntura de capitalismo cognitivo. 

En relación al segundo punto, el taller Práctica y Derechos de
Cuidadania tuvo lugar en la tarde del segundo día, otra vez en el típico
patio andaluz de aquel mítico edificio ocupado. Las cuatro ponentes,
venidas de Madrid, Sevilla y París, también analizaron las
transformaciones en la relación vida/trabajo, pero partiendo desde
premisas menos centradas en el trabajo, y más situadas en el cuidado.
Los análisis presentados por representares de la Agencia de Asuntos
Precarios y del colectivo feminista sevillano Lilith  se centraron en la
cada vez mas conocida noción de “crisis de los cuidadosâ€. Lo que los
movimientos sociales feministas quieren decir por cuidado son aquellas
tareas materiales e inmateriales que proporcionan bienestar físico y
emocional a terceros –como limpiar, cocinar, cuidar, criar, sonreír, dar
confianza, etc.-, todos los cuales son necesarios para el mantenimiento
de la misma vida [4]. A pesar de su centralidad en la producción y
sostenibilidad de la vida, contribuyendo en gran medida al crecimiento
económico y desarrollo socio-político, toda esta producción [5] generada
dentro de la esfera del cuidado ha sido infravalorada e invisibilizada.
Históricamente esta posición invisible, sin reconocimiento y no
remunerada, ha sido asignada a las mujeres, y todavía hoy es el caso,
cuando el 85% de los cuidadores son mujeres. Sin embargo, algunas de las
mas recientes transformaciones socio-económicas (por ejemplo: acceso de
las mujeres al mercado de trabajo, movimientos migratorios,
flexibilización, etc.) no solo han aumentado la fragilidad y explotación
de ese sector de la población tradicionalmente asociado con cosas de
cuidados –las mujeres–, sino que estas transformaciones están además
generalizando los problemas relacionados con cuidar al resto de la
sociedad, multiplicando de manera exponencial la cuestión del cuidado.
Hoy más claramente que nunca cualquier persona en cualquier parte del
mundo tiene que lidiar con las tareas del cuidado: dado que todxs somos
cuidador en s o cuidad en s, todxs necesitamos afrontar los retos emergentes
de este creciente vacío de cuidadores, que necesita llenarse con nuevos
roles y sujetos del cuidado. La situación esta explotando ahora por una
serie de deficiencias: la falta de una política explicita sobre
cuidadores, sin proveer  infraestructuras y servicios necesarios, y
también por la ausencia de reconocimiento social y de remuneración
monetaria de esta actividad central. 

La profundización y expansión del “cuidador†como figura singular –hasta
ahora encarnada en las mujeres– trae consigo una serie de
contradicciones y retos que se está denominando “crisis de los
cuidadosâ€. Esta crisis fuerza a una redefinición necesaria de los roles
de quien cuida y quien es cuidad@, planteando preguntas como: ¿quien va
cuidar aquellos que necesitan de más atención: niños, mayores, personas
con diversidad funcional, etc.? ¿Que tipo de infraestructuras, servicios
y reconocimiento y nuevas estructuras familiares resolverían la
situación actual de crisis? 

Esta crisis supone muchos retos, pero también oportunidades que
prometen. Si la crisis es entendida como algo no limitado a la esfera
domestica, sino que es, al contrario, vista como una cuestión social,
entonces es posible darse cuenta de su potencial transformador. La
lógica del cuidado, entendido desde un punto de vista feminista abierto
a alianzas, contestaría la lógica del beneficio. El cuidado, como el
conjunto de actividades que logran la sostenibilidad de la vida, sería
capaz de generar cierto sentido de lo común entre situaciones diferentes
y entre poblaciones diversas. Podría apoyar a ampliar los procesos de
movilización. Uno de los ejemplos mencionados en el panel fue la
celebración del día internacional de la mujer en Madrid el 8 de marzo de
este año. La acción principal fue fruto de un trabajo previo en talleres
enfocados en la cuestión del cuidado desde distintas experiencias: desde
la trabajadora domestica inmigrante a la violencia domestica a la
diversidad sexual. EL cuidado se convirtió en el tema transversal,
visible en las pancartas y atuendos de cada diferente sector de la
manifestación festiva que recorría la avenida de Atocha. 

Desde un punto de vista feminista, la noción del cuidado ayuda a
redefinir las cuestiones de la ciudadanía y los derechos como demandas
políticas. Estas dos son consideradas por una mirada feminista crítica
como nociones de alguna manera sesgadas. Sí que es cierto que
históricamente fueron necesarias para alcanzar algunos avances; sin
embargo, según ciertos análisis feministas, ambas están situadas en el
lado de lo “publico/individuo autónomo/beneficio†de la división
patriarcal del genero. Esta basado en la lógica de “pedir algo al
estadoâ€. De esta forma, la cuestión de la renta básica se presenta
bastante problemática si se limita a ser una demanda de reconocimiento
monetario por parte de una institución pública. La lógica del cuidado
iría más lejos. Repensaría los derechos como la posibilidad de una
predistribución necesaria de las tareas de los cuidadados, empujando
hacia una redefinición más general de infraestructuras y roles sociales.
Esta manera de pensar los derechos es lo que ha recibido el nombre de
cuidadanía [7]. 

Este punto generó un gran debate entre los participantes, dado que el
discurso sobre la renta básica estaba inmerso en un marco convencional
de derechos y ciudadanía. El debate fue bastante productivo tratando de
reconciliar ambas propuestas, las cuales, hasta entonces, parecían muy
distantes entre ellas, cada una ignorándose mutuamente. A pesar de la
aparente distancia, había cosas en común entre la mesa de renta básica y
la de cuidadados, aunque partiendo de premisas diferentes, y además de
que cada mesa estaba encarnada reproduciendo estereotipos de género: la
primera centrada en renta, principalmente por hombres, y la segunda
enfocada en cuidados, por mujeres. 

Además de estos dos seminarios centrales, hubo dos asambleas durante el
encuentro: la primera a nivel de Andalucía y del estado español; y la
segunda a nivel europeo. La primera asamblea incluyo breves
presentaciones por una serie de grupos como la Coordinadora de
Inmigrantes de Málaga, la Oficina de Derechos Sociales del Centro Social
Seco en Madrid, el Sindicato Unitario, etc., cada uno describiendo sus
propios procesos de lucha desde y contra la precariedad. La asamblea
llamada europea, no logro tener participantes de muchos países o
regiones (a parte de los grupos del estado español, había un contingente
de Italia, y alguna representación individual de Londres y Holanda). A
pesar de este vacío, la asamblea genero varios puntos relevantes a las
luchas sobre la precariedad. Por un parte hubo un debate sobre “la
crisis del proceso de EuroMayDayâ€. Aunque nuevas ciudades estaban
empezando a experimentar con el proceso/acción del mayday, muchos lo
habían abandonado, y especialmente en Italia, donde había surgido con
mas fuerza, se estaba viviendo una especie de crisis. Si el objetivo del
EuroMayDay era visibilizar nuevas formas del trabajo y de vida,
problematizandolas, esto había sido en gran parte logrado. La
precariedad se había logrado poner –de una manera u otra– en la agenda
política de muchos países europeos. Además, luchas sobre temas precarios
están extendiéndose mas allá de un día concreto en mayo (se mencionaron
los procesos de revuelta en contra el CPE en Francia, una serie de
huelgas en Dinamarca y las movilizaciones estudiantiles en Grecia). En
este sentido, el proceso había cumplido su propósito. Sin embargo, un
tema que surgió fue el de evitar convertir el termino “precario†en una
identidad exclusivista (“nosotros, los precariosâ€). La increíble
cantidad de producción grafica y simbólica por grupos trabajando en
cuestiones de precariedad (y especialmente aquellos ligados al proceso
EuroMayDay) estaba expresamente pensada para atraer a un tipo de
población harta de otro tipo de hacer política y de organizarse. Al
mismo tiempo, el uso excesivo de la palabra “precariedad†(como nombre,
adjetivo, como tipo de sujeto, etc.) acompañado de un estilo particular
de diseño estético muy definido (de los 60s, juguetón, techno, etc.)
quizás ha creado una audiencia más cerrada, un nicho de población al
cual este discurso sobre la precariedad le atrae. Sin embargo, no ha
sido capaz de generalizar más lugares de lucha en torno al tema de la
precariedad entre otras poblaciones y/o articular alianzas entre ellas. 

 

Antes de terminar este relato del encuentro, abandonemos por un momento
los contenidos para mencionar brevemente los objetivos obtenidos en las
jornadas. El evento en si mismo constituyo una oportunidad única para
tejer redes y formar/reforzar alianzas entre iniciativas paralelas
dentro y fuera del estado español (sobre todo con iniciativas
italianas), tratando de consolidar una articulación mas firme entre
ellas. Como se mencionó al principio, el objetivo organizativo de este
encuentro era calentar mentes y cuerpos para apoyar el trabajo previo
que se estaba haciendo en cuestiones de precariedad en la región. En
particular, el fin era contribuir a los esfuerzos organizativos del
proceso de MayDaySur, el EuroMayDay de Andalucía, que agrupa a varios
colectivos y redes de la región y que este año tendrá lugar en Málaga
[7]. Sin embargo, el mencionado objetivo estuvo lejos de llegar a ser
cumplido. La asistencia sevillana fue bastante escasa. Además, aunque
las jornadas tuvieron lugar en algunos de los enclaves políticos más
interesantes de la ciudad (como el Centro Vecinal El Pumarejo o las
comidas en el terreno ocupado Huerto del Rey Moro), hubo bastante
desconexión entre los contenidos, los visitantes y la realidad política
sevillana. 

A pesar de estas limitaciones criticadas internamente, el esfuerzo
organizativo mereció la pena. Después de revisar algunas de las
contribuciones teóricas circulando entre movimientos y presentadas en el
encuentro, es evidente que los movimientos sociales son algo mas que
“anti†y que están generando una serie de propuestas políticas basadas
en análisis teóricamente elaborados y conceptos innovadores. En
particular, este encuentro permitió poner en intensa conversación dos
itinerarios de lucha (renta básica y cuidados), explicitando diferencias
y encontrando cosas en común. En palabras de los propios organizadores:
“con estas jornadas queremos contribuir a pasar de la denuncia a la
investigación y la acción†(el énfasis es nuestro). 



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[1] ODS es el acrónimo para Oficinas de Derechos Sociales. 

[2] Desde 2001 se dan acciones reclamando el día internacional del
trabajo como el día de la precariedad en diferentes metrópolis europeas:
http://www.euromayday.org/

[3] http://maydaysur.org/

 

[4] Antonella Corsani y Maurizio Lazzarato “Renta garantizada como
proceso constituyenteâ€, articulo parte del dossier distribuido en el
encuentro (ver http://multitudes.samizdat.net/article1735.html).

[5] Esta explicación de la noción de crisis de los cuidados esta basada
en la mesa de cuidadanía de las jornadas en Sevilla y también en el
Manifiesto del Día Internacional de la Mujer distribuido el 8 de Marzo
en las acciones de Madrid. Fue consensuado y distribuido por varios
colectivos del movimiento feminista de Madrid. Debemos mencionar que
ésta es nuestra propia lectura de dichos contenidos. 

[6] El cuidado forma entonces parte de la producción y no sólo de la
reproducción. Dicha división se inspira en economía marxista que pone a
la producción como la principal actividad y la reproducción como su
mecanismo de apoyo. Esta noción esta basada en la división patriarcal de
lo publico/privado. Las versiones feministas enfatizan la centralidad de
la esfera reproductiva, la cual es entendida como aquélla que esta
produciendo la vida misma, y que hablando en términos económicos genera
2/3 de la producción social total (miembro del colectivo Lilith durante
la mesa de cuidados). 

[7]  El termino de cuidadanía nace de un lapsus gramatical escrito en la
placa de inauguración del mismo centro vecinal del Pumarejo, que todavía
esta colgada a las puertas del edificio. Fueron algunos colectivos
feministas de Sevilla los que empezaron a reapropiarse de este feliz
juego de azar gramatical para repensar la conexión entre cuidad

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