[unomada-info] Llámalo república(s), de Raúl Sánchez Cedillo
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Vie Abr 26 15:26:37 CEST 2013
Llámalo república(s)
(Publicado en
https://www.diagonalperiodico.net/la-plaza/llamalo-republicas.html núm. 196)
Ninguna de las salidas posibles de la crisis terminal del régimen del 78
pasa por la continuidad de la monarquía parlamentaria. Son demasiado
optimistas quienes piensan que una reforma constitucional, que fije
derechos y deberes a la institución y la renueve mediante la abdicación,
podría contener por mucho tiempo el curso acelerado de su completa
deslegitimación. Tanto Alfonso XIII como Juan Carlos I dieron la puntilla a
sus reinados, y de paso a la institución, cuando, para permanecer, avalaron
y se apoyaron en formas de gobierno dictatorial. *En el caso del último
monarca, la parábola de su reinado comienza bajo el manto de la dictadura
franquista y fenece en brazos de la dictadura financiera* de la austeridad
y el autoritarismo neoliberal que vive su plena instauración
‘constituyente’ en los países del sur de la UE.
De ahí que, en cierto modo, la vuelta a formas de Estado republicano se
vaya imponiendo también en los angustiados debates y dilemas del
capitalista colectivo español como una inevitable solución de recambio o
acaso la menos mala de todas. Jugar la carta –dictatorial– de la
pervivencia de la monarquía contra un malestar ciudadano desbordante y
variado sería suicida a corto plazo. De hecho, cuando no se trata de un
acto de posibilismo e hipocresía, los alegatos en favor de la monarquía
juancarlista y de la institución real son cada vez más la cantinela
mediante la cual comunican y se reconocen los prolíficos zombis del régimen
del 78.
Lo que debe preocuparnos en este pasaje no es tanto la forma del Estado,
sino la forma y el contenido de la democracia constituyente. Y a partir de
ahí debemos apreciar los diferentes sentidos y *estrategias –atravesados
por insuperables antagonismos– de la reivindicación republicana actual*.
Desterrar todo fetichismo de la forma del Estado es un acto preliminar
indispensable. Recordemos al Lenin que afirmaba que la república
democrática es, tan solo, la forma de Estado más idónea en la que
subalternos y explotados pueden luchar contra la dictadura –de clase– del
capital.
En este sentido, nos perderemos en las brumas de un pasado que –como dijo
el de Tréveris– oprime como una pesadilla nuestro cerebro, si no somos
capaces de identificar la novedad histórica de la propuesta republicana del
presente. Sin dejar de lado en ningún momento ni la historia ni la memoria
de las tradiciones republicanas del Estado español, debemos asumir la
actitud de quienes aspiran a fundar ex novo un continente político. Antes
que la de aquellos que, con los debidos respetos a Benjamín, pretenden
vengar o saldar las cuentas históricas de una épica ‘nacional’. *La(s)
eventual(es) nueva(s) república(s) que surja(n)* tras el fin de la segunda
restauración borbónica han de ser un instrumento de un(os) poder(es)
constituyente(s) que desborda(n) todos los parámetros y conflictos que
dominaron el periodo constitucional que acaba. Y que nos arroja a una
batalla 'epocal', decisiva en el continente europeo y por añadidura en la
escena mundial.
El signo-promesa del periodo constituyente que atravesamos y, por lo
tanto, la condición mínima de toda república aceptable, es el de *la
hegemonía social y política de un nuevo sujeto en proceso, “el 99%”*, que
puede formarse y determinar poderes y contrapoderes a partir de: a)
intereses de clase –nuevos, heterogéneos, convergentes– frente a la
dictadura financiera de corporaciones, grandes propietarios de activos
financieros y viejas, y nuevas, posiciones rentistas; b) nuevas formas de
autogobierno basadas en reivindicaciones de 'soberanía popular' de las
naciones subalternas del Estado y su expresión municipalista; c) la red
descentralizada como estructura constitutiva de la acción colectiva y de la
producción de riqueza, fuente de una ciudadanía postnacional y
postsoberana; d) las luchas, reivindicaciones e instituciones de
emancipación que nacen de la intersección entre los subalternos
‘interiores’ –mujeres, migrantes y minorías postcoloniales, LGTBQ,
romanís–. Hay que ir más allá de la mitopoiesis de “la Tercera”.*Está en
juego un ejemplo europeo de una(s) republica(s) de tipo nuevo*, una
precaria pero galvanizadora *commonwealth* ibérica.
------------ próxima parte ------------
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