[unomada-info] Diario de la crisis. ¿Estamos frente a un cambio de fase?, de Andrea Fumagalli
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Lun Jul 8 14:29:54 CEST 2013
En el blog de la Fundación de los comunes en Diagonal:
https://www.diagonalperiodico.net/blogs/fundaciondeloscomunes/diario-la-crisis-estamos-frente-cambio-fase-apuntes-libres.html
DIARIO
DE LA CRISIS. ¿ESTAMOS FRENTE A UN CAMBIO DE FASE? APUNTES LIBRES
ANDREA FUMAGALLI
Desde principios de año han aumentado las
declaraciones sobre la necesidad de suavizar las medidas de austeridad
(que no de abolirlas, cuidado). En noviembre de 2012 el jefe economista
del FMI, Olivier Blanchard, admitió que los efectos recesivos de las
políticas de devolución de la deuda en algunos países europeos han sido
infravalorados. Los primeros datos de 2013 han confirmado que Francia
(tras Portugal, Irlanda, Italia, Grecia y España, es decir, los PIIGS)
también ha entrado oficialmente en recesión, después del segundo signo
negativo consecutivo en los últimos dos trimestres. Tampoco Alemania
está pasándolo mejor, es más, el 4º trimestre de 2012 dejó una caída del
PIB alemán del 0,7% y una subida en el primer trimestre de solo el 0,1%.
Gracias a esta reciente pequeña subida, no se puede hablar de recesión
(los medios de comunicación serviciales italianos han evitado hacerlo, a
diferencia del caso francés), aunque en los últimos seis meses la hoja
de resultados económica alemana ha sido peor que la francesa.
El 5 de
mayo Holanda anunció que renunciaría al programa de austeridad que debía
reducir el déficit de un 0,8% del PIB, después de que en pocos meses el
desempleo haya pasado del 6% al 8,1%. Algunos días antes (el 25 de
Abril), el secretario europeo para los asuntos económicos, Olli Rehn,
había confirmado que "la desaceleración de la consolidación [reducción
del déficit y deuda pública, N. del Ed]) ahora es posible gracias a los
esfuerzos de los Países en dificultades, al compromiso del BCE y a
políticas presupuestarias fiables". En palabras más claras, las
políticas de austeridad se pueden suavizar. En Francia, Hollande no
pierde ocasión para denunciar el exceso de austeridad (aunque luego
concretamente aprueba una ley financiera que está perfectamente en línea
con los dictados de la austeridad).
En el plano académico, el
fundamento teórico de la validez de las políticas de austeridad, (que se
basaba en el trabajo de dos distinguidos economistas de Harvard, Carmen
Reinhart y Kenneth Rogoff, en el que se muestra, analizando series
históricas de las economía de diferentes países, que la relación
deuda/PIB superior al 90% lleva a una fase de recesión) ha sido
estrepitosamente invalidado por algunos jóvenes economistas de la
Universidad de Massachusetts (y no de Harvard) que detectaron un error
de cálculo en el proceso de estima y cuya corrección llevó a resultados
opuestos: el llamado excelgate que tanto debate desató en Estados Unidos
y que fue ocultado totalmente por los medios de comunicación
italianos.
ESTÁN PRESENTES, PUES, TODOS LOS INGREDIENTES PARA PROCEDER
A UN CAMBIO DE RITMO EN LA GOBERNANZA ECONÓMICO-FINANCIERA DE EUROPA.
El proceso de financiación y la situación de crisis que de él ha
surgido pueden ser leídos como el pasaje de la centralidad de la
relación capital-trabajo (modelo fordista de la producción material) a
la de la relación deudor-acreedor como base de la
acumulación-valorización. No es otra cosa que el proceso de
desmantelamiento del Estado del bienestar, de las privatizaciones y de
la individualización en la relación laboral, como el surgir de nuevas
formas de disciplina del trabajo, fundadas en la precarización del
trabajo y de la vida.
Dicha relación deuda-crédito se ha desarrollado
en diferentes niveles, desde lo privado a lo exterior, según la
conjunción económica e histórica. Prescindiendo de la forma, nos
encontramos frente a un sistema de valorización que se basa en todo caso
en la economía de la persona (y de la sociedad) endeudada, parafraseando
a Maurizio Lazzarato. La novedad introducida por el biocapitalismo
cognitivo no es tanto la presencia del endeudamiento que da paso a la
acumulación por medio de la producción de mercancías, sino más bien del
endeudamiento que se extiende a todo el ciclo de la vida (uno se endeuda
para acceder a los servicios de base: educación, formación, movilidad,
sociabilidad, sanidad, previsión, etc.) como fuente directa de
valorización, ya sea a nivel micro o macroeconómico.
EN LOS ÚLTIMOS
TREINTA AÑOS, PODEMOS NOTAR TRES FASES QUE MARCAN LA DINÁMICA Y LA
“FORMA” DE LA RELACIÓN DEUDA-CRÉDITO:
_Fase I o de la reestructuración
capitalista (posfordismo)_, desde la década de 1980 a principios de la
de 1990 (la Guerra del golfo marca su fin). En esta fase la relación
deuda-crédito es arrastrada por la deuda exterior, en un contexto de
cambios flexibles, donde las políticas monetarias se utilizan como
políticas anticíclicas capaces de compensar políticas monetarias
restrictivas (de tipo monetarista). Dichas políticas restrictivas son
funcionales a la reestructuración y a la marginalización de la relación
capital-trabajo como fuente primaria del proceso de valorización
capitalista, cuyo fin es el tránsito hacia el bio-capitalismo cognitivo.
_Fase II o del desarrollo del capitalismo financiero-cognitivo_, desde
la década de 1990 hasta la crisis del 2007-08. Dicha fase se puede
dividir en dos subperiodos, de los cuales la crisis del 2007-08 marca la
línea divisoria. En la década de 1990 la relación deuda-crédito toma
cada vez más la forma de un endeudamiento individual y microeconómico.
El peso de la deuda exterior se reduce dando paso a la especulación
financiera y aventajando así al desarrollo de un multiplicador
financiero que alcanza (sobre todo en Estados Unidos) su valor más alto.
Eso deriva del efecto riqueza que encuentra su origen principal en la
renta financiera (la conversión en renta de beneficios y de cuotas
crecientes desde la renta de aquella franja de trabajo vivo más
especializada y activa en los sectores del conocimiento o net-economy),
en el desmantelamiento del Estado del bienestar y en el inicial
endeudamiento progresivo del trabajo vivo menos cualificado. Notamos que
en esta época, tanto en Estados Unidos como en Europa, el problema del
déficit y de la deuda pública desaparece de hecho, en presencia en casi
todos los países de la OCDE de fuertes superavits primarios.
Después
de la explosión de la burbuja de Internet que pone de manifiesto la
configuración de la naturaleza estructural (inestable) del
biocapitalismo cognitivo y del nuevo proceso de valorización fundado en
el D-kn-D' (donde kn quiere decir knowledge), la gobernanza financiera
trata de repetir la hoja de resultados de la década anterior de dos
modos. Por un lado, aumenta el proceso de endeudamiento
individual-privado (en Estados Unidos) y de precarización y
privatización del Estado del bienestar (en Europa), por otro, opera en
la urgencia de la guerra contra el terrorismo (el conocido "golpe del
Imperio" basado en un keynesianismo militar, con un incremento inicial
-aún contenido- de la deuda pública). Se pasa a la adopción de políticas
monetarias expansivas como sustento no del crecimiento económico (como
en un esquema tradicionalmente keynesiano), sino de la liquidez
financiera y de la expansión de la deuda privada.
_Fase III o de la
crisis de la gobernanza financiera_ desde el 2007 hasta hoy. Como es
sabido, la crisis económico-financiera nace como crisis de los créditos
subprime (endeudamiento privado) para luego trasladarse a las deudas
soberanas europeas y no solo a estas (endeudamiento público). La
estrategia perseguida para gobernar la crisis (sin resolverla) ha sido
una mezcla de políticas de austeridad (es decir, políticas fiscales
recesivas) y de políticas monetarias expansivas. Las primeras han
favorecido ulteriormente el proceso de expropiación del estado del
bienestar con finalidades especulativas y de precarización de una
relación laboral atrapada entre las garras del endeudamiento privado
(con riesgo de insolvencia) y las del chantaje de la renta (precariedad
y/o desempleo). Las segundas tienen la finalidad de crear liquidez para
los mercados financieros, pero no persiguiendo el aumento de la demanda
y de la reactivación de las inversiones (penalizadas por los efectos
recesivos de la austeridad), sino más bien con el objetivo de
salvaguardar los estados patrimoniales y permitir inversiones
financieras en títulos públicos (privatización y financiarización
creciente de las deudas públicas europeas).
¿ESTAMOS A PUNTO DE ENTRAR
EN UNA NUEVA FASE?
Podemos decir que estamos en una fase de
transición, que probablemente termine el próximo septiembre, al día
siguiente de las elecciones alemanas, al menos en lo que atañe a Europa.
Por un lado, la restricción crediticia sigue operando en la economía
real, de forma dependiente de las dinámicas que se determinan en los
mercados financieros, situados hoy en día en el centro del proceso
(inestable) de valorización. Por otro, la creación de liquidez en los
mercados asiáticos, gracias al giro realizado por el nuevo gobierno
japonés (la llamada Abeconomics), inmediatamente seguida por el de Corea
del Sur y forzosamente por la Reserva Federal de EEUU, si es verdad que
en ciertos aspectos financia la especulación financiera, genera de todos
modos inestabilidad en el mercado monetario, con la posibilidad de
originar nuevos ámbitos de especulación en la dinámica de la deuda
exterior.
Es probable que después de las elecciones alemanas de
septiembre (sea cual sea el gobierno, aunque no sorprendería una
ratificación de la señora Merkel, no por su mérito, sino por falta de
mérito de la izquierda alemana), las políticas de austeridad se pongan
en stand-by, en nombre de la necesidad de una política de crecimiento.
¿La nueva fase se caracterizará entonces por el crecimiento? Lo
dudamos seriamente. Por un lado, porque la gestión de una crisis que se
ha convertido en "norma" es uno de los instrumentos más potentes de la
actual gobernanza social y política, por otro porque no hay en la
actualidad condiciones para la estabilidad geopolítica y geoeconómica
(que permitiría controlar una nueva fase de acumulación capitalista).
Las políticas de austeridad han logrado de todos modos los resultados
reales que se proponían. No nos referimos aquí a la reducción de la
relación deuda/PIB (falso objetivo, bueno solo para sirvientes
empedernidos), sino más bien a la expropiación de lo común y a la
sumisión del trabajo en el interior de una relación capital-trabajo, a
su vez subordinada a los nuevos criterios de valorización impuestos por
los mercados financieros (cada vez más D-D' y cada vez menos D-M-D'). Y
por lo tanto se pueden aflojar parcialmente, manteniendo de cualquier
modo aquel papel de útil y funcional disciplina económica.
Estamos así
frente a nuevas problemáticas, que nos devuelven a viejos nudos y que
piden una respuesta cuanto antes:
a. ¿Se logrará construir aquel
espacio de ideas a nivel europeo capaz de encaminar un proceso
constituyente, no de Europa, sino más bien de las fuerzas políticas
anti-austeridad, capaces de incidir sobre la modulación de la nueva fase
que está por abrirse? Más concretamente, por lo que atañe únicamente a
los aspectos económicos, ¿hay además de voluntad también capacidad
política para las fuerzas heterogéneas de la izquierda europea,
encajadas entre la nostalgia del pasado y el desafío del futuro, de
coincidir en una respuesta unitaria de estado de bienestar de lo común,
de renta básica europea incondicional, de derecho a la insolvencia y
política fiscal europea común?
b. ¿Se logrará construir un espacio
común de movimiento a nivel europeo capaz de incidir y modificar las
actuales relaciones de poder, sobre todo en una situación social que
está a punto de vivir el sexto año de crisis? No puede sorprender que
también los países europeos que han sido capaces de suscitar
movilizaciones importantes (Grecia y España), se encuentren hoy en una
situación de debilidad y deban lidiar con una gobernanza política y
opresiva, en la que que solo parcialmente y solo en algunos momentos se
ha hecho mella, pero que mantiene más o menos inalterado su poder y su
red de complicidad.
El nuevo panorama que se abre está caracterizado
por el conflicto entre dos poderes constituyentes. El (antiguo) de la
gobernanza financiera, de una manera u otra obligado a modificar, en
modo parcial pero significativo, el rumbo de la austeridad torpemente
perseguida hasta hoy. Y el social y del común, oprimido entre la
necesidad de abrir interlocuciones con aquella parte de la
representación institucional más sensible a acoger los cambios de rumbo
(pero todavía incapaz de trasmutarse en hegemonía política) y el
mantenimiento de instancias de movimiento, hoy cada vez con mayores
dificultades por la soga de la crisis e incapaces de trasmutarse en
hegemonía cultural.
Andrea Fumagalli
[Traducción del italiano de
Simona Frabotta]
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