[cafe-sd] El tema es complejo

ALVARO GARCIA cartagenera_morena at hotmail.com
Tue Jul 31 13:05:03 CEST 2001


Querid at s compas:

El/los análisis que se hagan desde este momento sobre lo acaecido en Génova 
son de una gran importancia, pues todo parece indicar que es un momento 
estratégico en el proceso de construcción de una nueva cultura política 
antagonista. Nuestras valoraciones de ahora influirán en nuestra práctica de 
mañana, y más todavía, en la propia concepción que tengamos de nosotr at s 
mism at s como movimiento(s) político(s)... Quiero decir aquí algunas cosas que 
me parecen de importancia.
En primer lugar, estamos asimilando peligrosamente los roles y clichés que 
nos han adjudicado los medios de comunicación. La división 
pacifistas/violent at s (con todo lo que implican ambos términos cuando los 
utilizan los "media")a mi juicio es espectacular, maniquea y completamente 
falsa. Lo que nosotr at s entendemos por "paz" y "violencia" tiene -o debería 
tener- muy poco que ver con lo que ellos entienden. Cuando denunciamos, al 
unísono con los periódicos "progres", una intervención policial 
"desproporcionada", asumimos implícitamente la legitimidad de la presencia 
policial siempre y cuando se mantenga dentro de un "orden". Actuaciones como 
las que se han visto en Génova, como la muerte de Giuliani o el brutal 
asalto al IMC no son ni excepciones ni idas de olla de algunos carabinieri 
fascistas. Ellos saben modular perfectamente el grado de violencia que 
emplean, y esta vez lo han puesto al máximo porque por primera vez en mucho 
tiempo le están viendo las orejas al lobo.
La represión policial es completada con la represión mediática. La operación 
es tan simple que casi me da risa: es el establecimiento de una clásica 
divisoria entre "buenos" y malos". Para los medios, los "buenos" se 
caracterizan por no emplear la "violencia" y ser portadores de una serie de 
propuestas "positivas" (reformistas), y los "malos" por emplear la 
"violencia" y no tener ninguna clase de discurso o propuesta que no sea la 
devastación por la jeta. A la vez, la actuación policíaca es puesta en la 
picota por "excesiva", y se focaliza el "exceso" en algunos grupos concretos 
de carabinieri: también hay policías buenos y malos (¿os suena?), pero lo 
cuestionable jamás es la existencia de la policía en sí misma. Y entonces 
vamos nosotros y nos tragamos el anzuelo. Nos lo tragamos cuando nos 
reclamamos pacifistas en los términos que ellos establecen y señalamos 
directa o indirectamente a los "violentos"; nos lo tragamos cuando nos 
reafirmamos en nuestro papel de malvados destrozaescaparates, ya que lo que 
los medios del enemigo detestan tanto ha de ser forzosamente positivo para 
nosotros, y además el papel de malo siempre ha sido muy atractivo. Asumimos 
así cualquiera de los dos roles que nos ofrecen en bandeja, que son los dos 
polos que articulan el espectáculo y que en última instancia son una 
auténtica tenaza para todos nosotros. Unos por miedo a la criminalización y 
por la ansiedad de un reconocimiento público y -vamos a decirlo- 
institucional, otros por malditismo y por una especie de mística irracional 
del enfrentamiento físico.
¿Es que no nos conocemos? Todos sabemos que hay posturas pacifistas -en el 
mejor sentido- que son profundamente radicales, y posturas "violentas" que 
son lisa y llanamente reformistas, o peor aún, nihilistas. Pero también se 
dan casos inversos. Los compañeros que en Génova y tantos sitios han buscado 
el enfrentamiento directo serán muy criticados por: a) ser objeto de 
infiltraciones policiales; b) dar mala imagen y monopolizar la cobertura 
mediática; c) agravar la represión. Pero a) nadie está a salvo de 
infiltraciones policiales, y yo conozco multitud de casos de organizaciones 
pacifistas que las han sufrido igualmente; b) la mala imagen nos la van a 
dar siempre y en cualquier circunstancia, si el pretexto no fueran los 
"violentos" sería cualquier otro, y sin esas acciones espectaculares de lo 
que llaman bloque negro, es muy probable que las movilizaciones hubieran 
tenido una cobertura mínima; c) el grado de represión, como decía antes, lo 
modulan ellos según su parecer, y conozco también muchos casos de represión 
salvaje de movilizaciones totalmente pacíficas.
En vez de mordernos la yugular unos a otros y asumir alegremente las 
categorías que nos han encasquetado, convendría ir haciendo una crítica 
radical de los medios que nos permita afrontar operaciones como ésta, que es 
una auténtica ofensiva: a lo que apunta es a asimilar a los asimilables y 
aislar a los irreductibles como paso previo para machacarlos, desactivando 
así el germen de un movimiento que podría ir a mayores.
Estoy cansado de leer cartas al director de buenos ciudadanos, cargados de 
las mejores intenciones, que en su puñetera vida se han movilizado por nada 
y que se permiten exigir al "movimiento antiglobalización" -otra entelequia- 
que se desprenda de los "violentos" para obtener su adhesión. Cansado de 
líderes emergentes que subrayan la multidiversidad tolerante del 
"movimiento" para a continuación decretar su talante "pacífico", 
estableciendo una totalización que deja fuera a muchos compañeros. Cansado 
de discursos místicos sobre la destrucción total y la purificación por el 
fuego.
Uf, vaya rollo os he soltado. Un saludo.

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