[Grey-Walter] traduccion de articulo de memetica
Lluis
lluis at antaviana.net
Sun Feb 1 13:10:15 CET 2004
Hola a todos,
he traducido del frances un articulo de memetica que creo puede resultar
interesante en ciertos aspectos. Se trata de un articulo de la eclectica
publicacion Automates Intelligents(una especie de edge.org a la francesa
salvando un poco las distancias) sobre el libro The Electric Meme de Robert
Aunger.
Ya sabeis, como no me he cansado de defender, creo que la memetica funciona
bien a nivel empirico. Y sin lugar a dudas esta viviendo una expansion imparable
en su contribucion a innumerables disciplinas. Pero paradojicamente, resultado
quizas de ser una disciplina en pañales, falla en su definicion formal de que es
un meme. Si somos sinceros debemos admitir este fallo estructural en la memetica.
Personalmente no me satisfacen las definiciones de Dawkins, Dennet o Blackmore,
aunque hayan realizado grandes contribuciones respectivamente. Este articulo apunta
algunas cuestiones que pueden ser un primer paso al respecto, es un resumen
del libro mas comentarios y reflexiones del propio autor del articulo.
la traduccion es version alfa-borrador, hace falta corregirla un poco. De todas
formas si alguien ve algun error de traduccion que pueda afectar a la
interpretacion de los contenidos, agradecere me lo haga saber.
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Artículo de Jean-Paul Baquiast 12/08/02
:: http://www.admiroutes.asso.fr/larevue/2002/35/aunger.htm
Traducción por Lluís Guiu, Autonomía Situada
Versión 0.1. (Borrador)
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:: El libro
The Electric Meme
A new Theory of How we Think
Robert Aunger
The Free Press, juliol 2002, 392 páginas
:: Sobre Robert Aunger
"Antropólogo de la biología", con un Ph. obtenido en la universidad de
California de Los Angeles (UCLA), Robert Aunger ha pasado numerosos años
como "postdoctoral fellowship" en la universidad de Chicago. En la
actualidad ejerce en Inglaterra, en el King's Collège de Cambridge(*),
concentrando su investigación sobre los ámbitos de la psicología, la
teoría evolutiva y la cultura.
Durante más de 10 años, ha trabajado sobre los problemas teóricos,
metodológicos y empíricos de la evolución cultural. En este sentido, ha
publicado numerosos artículos, así como un libro sobre la fiabilidad de
las representaciones culturales.
En 1999, organizó en la universidad de Cambridge la primera conferencia
académica sobre los memes; por otro lado forma parte del equipo
editorial de "Selection: Molecules, Gens, Memes" (ver
http://www.mta.hu/english/kiadvanyok/aktak/s.htm), diario fundado el
mismo año.
Antes de escribir "The Electric Meme", Robert Aunger ha editado también
la obra "Darwinizing Culture: The Status of Memetics as a Science" (ed.
Oxford: Oxford University -2000).
Para saber más sobre R. Aunger:
- Edge http://www.edge.org/3rd_culture/bios/aunger.html
- Web de Robert Aunger: http://www.cus.cam.ac.uk/~rva20/
(*) Department of Biological Anthropology
:: El artículo
The Electric Meme es un grueso libro de 392 páginas, repleto de
referencias, pero muy claro y fácil de leer. Su propósito es ambicioso.
El autor, Robert Aunger, propone lo que denomina "una nueva teoría sobre
la manera cómo pensamos": A New Theory of How We Think.
A fin de acometer semejante objetivo, propone volver a las bases mismas
de los trabajos sobre la memética, intentando identificar el factor
causal que provoca los fenómenos descritos por el concepto
manifiestamente confuso de meme. Aunger querría, como dice él mismo, ser
a la memética lo que Watson y Criks fueron a la genética. Antes que
ellos, la genética acumulaba conjeturas, muchas de las cuales se nos han
revelado premonitorias, pero a falta de identificar el agente causal,
implicaban múltiples aspectos que revelaban más de una filosofía que de
una ciencia verdaderamente dura. Una vez aislados el ADN y su mecanismo
de repetición, bien al contrario, pudieron comenzar innombrables
desarrollos de la genética, de los que estamos lejos aún de haber
explorado todas las posibilidades.
Robert Aunger no pretende haber encontrado el equivalente al ADN en
materia de memética. En cambio, espera haber despejado suficientemente
el terreno para que la "caza del meme" pueda empezar en serio. Para
Aunger, el meme es probablemente una entidad replicativa que asocia en
un lazo electro-químico las sinapsis de una o diversas neuronas. El meme
es pues interno al cerebro. No puede salir de él para contaminar otros
cerebros, mas que a través de diversos procesos de mediación que el
libro examina. El autor propone además el término neuromeme.
Esta entidad es susceptible de desplazarse de una neurona a otra y,
sobretodo, se puede replicar dentro del cerebro, invadiendo cada vez más
áreas cerebrales y modificando eventualmente sus funcionalidades. Se
trata así pues y en primer lugar de una contaminación de la materia
cerebral, por un agente replicante sometido como tal a las reglas de la
evolución darviniana.
El pantano mémético (Le marais memétique)
Muchos de aquellos que, como nosotros, fueron seducidos por el poder
explicativo de la memética -que ambiciona transformarse en ciencia-,
producto de los trabajos de Dawkins, Brodie, Blackmore, Dennet, Bloom y
otros, la utilizan en su corpus(a leur corps) defendiendo los conceptos
muy aproximados de esta. Los especialistas en memética(memeticiens)
sospechan que hay mucho que aprender en la memética, pero hablan de ella
un poco sin demasiada solidez. Las listas de discusión sobre memética
son así un verdadero cajón de sastre, donde innumerables cosas se
califican de memes, cuando podrían perfectamente conservar sus antiguos
nombres sin ningún perjuicio.
Desde hace decenios, cuando no siglos, los hombres han identificado las
ideas que circulan entre ellos y que constituyen lo esencial de la
cultura humana, como susceptibles de adoptar lo que parece ser una vida
propia, independientemente de los que las crean, las reciben o las ponen
en circulación. A las ideas se han asimilado los soportes escritos del
lenguaje y de la imagen, portadores de palabras, conceptos, ideas o
razonamientos. Era pues fácil para la memética explicarnos que todo esto
constituye efectivamente un mundo de entidades replicativas, capaces de
difundirse entre los hombres según reglas que conviene precisar. Es la
imitación presentada(sobretodo por Blackmore) como específica de la
especie humana, que es el motor de esta difusión a base de
replicación(1). Quien dice replicación dice también accidente de
replicación, y por lo tanto selección darviniana. La memética nos sitúa
de esta forma en presencia de una forma de vida no verdaderamente
biológica(porque es sin ADN), experimentando una evolución de la misma
naturaleza que la propia vida y finalmente, coevolucionando con la vida,
que sigue por su parte bajo control de la genética.
Pero los agentes evolutivos identificados por la memética tradicional
(constitutivos de la cultura, si la calificamos como opuesta a la
naturaleza, codificada por los genes) son múltiples. Además hay a menudo
la tendencia a confundir el vector y el replicante. La imagen de Ben
Laden (ver nuestro artículo) es un meme (o disimula un meme), en esta
definición, ya que induce comportamientos diversos en los que lo
reciben. Pero es también un vehículo que utiliza las redes modernas de
la sociedad de la información para extenderse y duplicarse. Por otra
parte, la palabra Ben Laden, o la alusión misma a Ben Laden realizada de
forma no verbal, pueden ser considerados como memes. Una vez puestos en
esta vía de "memificación" (es decir de la transformación de todo lo que
nos rodea en memes) no hay razones para detenerse.
Algunos han visto en esta "memificación" galopante, el efecto de la
contaminación de los espíritus de los méméticiens y sus discípulos por
el meme del meme.
Es cierto que llegados a este punto, es necesario volver al principio.
Se está en efecto en el derecho de llamar meme a todo símbolo del
lenguaje, se trate de palabras individuales o de sus asociaciones en
frases y discursos. **Pero entonces hay que mirar a l'*aune* de la
memética al conjunto de las ciencias del hombre, para mejor identificar
sus replicantes, para ver así a que corresponde lo que hay dentro de los
cerebros(representaciones) y que corresponde a nuestro medio
ambiente**(sobretodo los objetos del mundo real identificados por el
lenguaje, así como las máquinas o artefactos que constituyen objetos muy
particulares creados por el hombre). ¿Porqué además no hacerlo? Se
desarrollará así una descripción de tipo objetivo de este superorganismo
que es la humanidad, y de los tratamientos de información que se
desarrollan en él. Esta descripción conducirá inevitablemente a una
modelización a través de referencias computacionales, a partir de las
cuales podremos desarrollar máquinas inteligentes. Desarrollaremos este
punto de vista en la segunda parte de nuestro artículo.
Si se quiere, al contrario, como ciertos especialistas en memética
parecen hacerlo, distinguir entre las ideas, las imágenes, los símbolos
o las representaciones mentales que se calificarán de memes, y de otras
ideas o representaciones que escapan de la memética y sus ilusiones,
como podrían ser por ejemplo las teorías debidamente probadas por la
experimentación, entonces donde ponemos la frontera entre lo que es meme
en la cultura y no lo es? Para Blackmore todo es meme o memeplexe,
incluso la conciencia de uno mismo, el Yo. Para Dawkins o Dennet no
parece que sea el caso. ¿Pero quién tiene razón?
Es para librar a la memética de esta situación de confusión intelectual,
que es la misma en la que estaba la genética antes de la identificación
del ADN, que Robert Aunger emprende la tarea de precisar mejor aquello
que debemos entender por meme. Retiene, lo hemos dicho, la hipótesis
fundamental de Dawkins: se trata de un replicante susceptible de
contaminar los medios que lo cobijan.
La memética según Aunger
En primer lugar este análisis le permite clarificar las relaciones entre
los genes y los memes, relaciones de subordinación había dicho el padre
de la sociobiología, E.O.Wilson, afirmando que los genes tienen a los
memes bien sujetos. El autor se deshace así del dogmatismo de la
sociobiología dura o de la psicología evolutiva, que hacen derivar de
los genes, y por lo tanto de la lucha por la supervivencia, los
comportamientos y sentimientos de los individuos(por ejemplo la búsqueda
de un compañero sexual o del altruismo). Robert Aunger adopta al
contrario un punto de vista que se ha vuelto común, según el cual hay
coevolución entre naturaleza(el organismo y sus funciones directamente
dirigidas por los genes) y cultura(todo aquello que el individuo aprende
del contacto con su medio ambiente, desde el estadio del embrión, y que
se traduce en la colocación y posteriormente selección en gran número de
neuronas sinápticas, durante toda la vida). Sin embargo para él, esta
coevolución, de hecho bastante misteriosa si no se precisan sus
mecanismos, es en parte el producto de la actividad de los memes. Los
memes que "infectan" el individuo desde la edad más temprana, como
ulteriormente el uso frecuente de artefactos o máquinas aparecidos
recientemente en la sociedad, especifican el perfil epigenético del
individuo y las funciones que cumplirá en el seno de la sociedad.
La cultura debe ser pues estudiada de forma separada. Se trata de un
conjunto de relaciones que une a los individuos o fenotipos, en el seno
de un medio cultural o fenotipo extendido, por retomar el término de
Dawkins, que se transmite y evoluciona según sus reglas propias. ¿Cuáles
son estas reglas? ¿Se trata solamente de informaciones adquiridas por
imitación y aprendizaje, como lo sugiere lo que Aunger denomina
"seleccionismo cultural", del que según él, Steven Pinker sería un
eminente representante? La cultura, evolucionando sobre el modo
darwiniano según sus propias reglas, produciría nuevos medioambientes en
los cuales la evolución de los genes debería adaptarse. ¿Tendríamos aquí
el ejemplo casi perfecto de coevolución gen-cultura? Pero entonces la
evolución no necesitaría replicadores culturales específicos para
producirse, sobretodo no tendría necesidad de los memes propuestos por
la memética. Con la herencia bastaría.
Bien al contrario, la memética quiere ofrecer una segunda alternativa al
evolucionismo cultural, postulando la existencia y el papel esencial de
los replicadores específicos, los memes. Sin embargo afirmar esto exige
definir mejor que son los memes y su interés específico de replicarse.
¿Se trata de parásitos, de parásitos simbióticos o de parásitos
egoístas? ¿Cómo se produce la coevolución entre memes y genes, y quien
la dirige? Estas cuestiones no se formulaban antes de la aparición de la
memética. Resolverlas debería permitir circunscribir mejor el concepto
aún borroso de cultura(veremos más adelante que este paso debería
permitir fundar una veritable nueva teoría de la cultura, tanto animal
como humana). Pero ¿no pueden ser resueltas hasta que los memes sean
debidamente identificados?
Para poner luz sobre el asunto, el autor propone examinar lo que son los
replicadores que ya conocemos: el gen, el prión y el virus informático.
Se puede remarcar de paso que se libra a un análisis del prión aún poco
difundido en la literatura destinada al gran público, que es muy diáfano
y no puede espantar al lector mas que en cuanto a las perspectivas de
desarrollo de esta molécula perversa, obedeciendo a modalidades de
replicación y difusión hasta aquí no estudiadas por los investigadores,
y quizás susceptibles de expandirse considerablemente en los años
futuros.
Esta exploración del zoo darwiniano de los replicadores permite proponer
una definición precisas de estos (si al menos uno se limita a los
replicadores identificados hasta hoy en día en el mundo vivo y en la
sociedad de la información): la fuente tiene que producir directamente
la copia, de manera idéntica a ella, por transferencia de información y
no desapareciendo en el proceso (duplicación: una entidad tiene que dar
luz a dos copias por lo menos)
Paralelamente, conviene identificar a los vectores, los vehículos o
interactores que no se tienen que confundir con los replicantes, aunque
contribuyan a su diseminación. Es mas común que los vectores sean más
visibles y por lo tanto uno está tentado a atribuirles la contaminación
(tomándolos como memes).
En fin, es necesario remarcar que la replicación forma descendencias(o
especies en genética), dotadas de una estabilidad suficiente para
perpetuarse, pero al mismo tiempo susceptibles de evolucionar a causa de
sus mutaciones bajo la presión concurrente de otras descendencias.
Se puede construir finalmente una teoría formal de la replicación. El
autor nos recuerda la propuesta de Manfred Eigen en relación con la
autoreplicación en biología: 1 replicador + 1 sustrato nutritivo = 2
replicadores + residuos. Sin embargo los mecanismos más prolíficos hacen
intervenir catalizadores, gracias a los cuales los productos de la
duplicación pueden aparecer en gran número rápidamente .
Se sigue una Teoría de la Duplicación, formulable de la siguiente
manera: "Los replicadores utilizan diferentes mecanismos para hacer
copias de sí mismos. Cada mecanismo define una velocidad de duplicación
específica, que conlleva una dinámica evolutiva en sí misma específica"
Bajo este angúlo, la duplicación aparece como un fenómeno altamente
complejo y especializado. Los méméticiens deben acordarse de ello antes
de ver en toda entidad que aparece aquí y allá, como un auténtico
replicador.
A la luz del estudio de los genes, los priones y los virus informáticos,
Robert Aunger se ve conducido a precisar también el concepto de
información, que es transmitida por el replicador. No existe definición
común de información. Algunos ven en ella una realidad inmaterial. Si se
considera el meme(así como los otros replicadores estudiados) como una
entidad material, hace falta bien al contrario, una definición material
o física. Se trata de lazos atómicos o electro-químicos entre
elementos(en el caso de los memes, entre neuronas) que construyen un
cierto orden neguentrópico, el cual puede ser transmitido(o destruido)
al precio de una cierta pérdida (al menos en nuestro mundo físico, al
contrario de lo que pasa quizás en el mundo cuántico). El mecanismo de
transmisión es de tipo llave-cerradura, como lo es en el reconocimiento
molecular. Los replicadores, incluidos los memes, son pues entidades que
transfieren constricciones(constraints) altamente específicas.
Todo esto se traduce en lo que Aunger denomina el principio del
replicador casero(casanier) (Sticky Réplicateur Principle): el
replicador elige un sustrato para vivir allí, y ya no sale de este
sustrato. Dicho de otra forma, la fuente y la copia tiene que salir del
mismo sustrato. El Principio contradice la memética clásica, que
pretende que un meme pueda navegar de un sustrato a otro (de un cerebro
a un ordenador y después de nuevo a un cerebro, por ejemplo). Si el meme
puede pasar de un sustrato a otro, no se ve de que está hecho
exactamente. Esto es posible en el mundo digital, entre ordenadores u
otros soportes, pero no entre medios que no son ordenadores.
Se puede concluir de todo esto que el meme, si existe, constituye una
entidad del mundo físico, evolucionando dentro de un medio homogéneo. En
esta cuestión se parece al gen.
Si el meme es un auténtico parásito, responsable de incontables
fenómenos hasta ahora atribuidos a los genes u otras causas,
identificarlos hará progresar considerablemente las ciencias, sobretodo
en el campo de las ciencias humanas y políticas. ¿Pero dónde buscarlo?
La caza de los memes. Los neuromemes
El autor se embarca en esta búsqueda a partir del capítulo 6 del libro.
Conforme a los principios evocados anteriormente, elimina todo lo que no
es biológico, sobretodo los artefactos, donde los méméticiens clásicos
identifican memes tan numerosos como virulentos: un coche, una casa, una
tostadora. Elimina igualmente las palabras y los símbolos utilizados en
los intercambios entre personas. Una palabra por si misma no tiene valor
memético hasta que se refiere a un conocimiento o una representación ya
existente en los cerebros de los interlocutores que utilizan esta
palabra para comunicarse. De una manera general los comportamientos
descritos por los conductistas no se pueden considerar memes. Aunque
estos comportamientos se puedan imitar, no pueden replicarse de forma
autónoma.
Es finalmente en el cerebro, y solo en el cerebro, que según Aunger es
posible encontrar memes.
Para justificar su hipótesis, el autor profundiza en una auténtica
teoría del cerebro, a través de la que desea mostrar que las operaciones
cerebrales que se deducen del funcionamiento de las neuronas, primero
limitadas a las relaciones directas entre órganos sensoriales y motores,
se han comenzado a asociar a causa de la emergencia de replicadores, los
neuromemes (o proto-neuromemes-neuromemes) que han establecido puentes
móviles entre sinapsis y neuronas. Son estos neuromemes los que,
difundiéndose y replicándose por todo el sistema nervioso, han asegurado
la plasticidad de este último, en cada unas de las especies dotadas de
encéfalo, a lo largo de la evolución. La aparición de los primates con
gruesos cerebros les han servido un campo de acción y eficacia
aumentada. Así es como los memes han podido desarrollar y especializar
conexiones no cableadas genéticamente.
Hoy en día, juegan un papel mayor en el funcionamiento del cerebro. Su
competición darviniana permanente asegura la emergencia de un
comportamiento global adaptado al milisegundo, descansando sobre una
memoria a corto plazo y en ciertos casos, la autoreferencialidad. En
esta hipotésis, el meme es una conexión mas o menos temporal entre
sinapsis de una misma neurona o entre neuronas, jugando un papel
funcional, por ejemplo enviando tal estado local del cerebro que juega
en papel en el establecimiento de una representación o el comando de un
comportamiento motor. Se trata pues de una realidad física, que se
podría identificar algún día con los medios adecuados de
electroencefalografía u otros métodos, salvo que tiene que ser muy
volátil y móvil por definición. Esto hará la búsqueda de un meme
específico susceptible de encontrarse en diversos lugares del cerebro,
prácticamente imposible. El meme concreta de hecho una coherencia de
estado entre una o diversas neuronas en un cierto momento y lugar,
permitiendo poner en marcha la producción de un impulso global. No
obstante Robert Aunger avanza la hipótesis que hay continuidad entre la
memoria a muy corto plazo resultante de la actividad de los memes, y su
consolidación en una memoria específica llamada CREB, conocida por
consolidar ciertas conexiones sinápticas.
Siguiendo la construcción de su teoría memética del cerebro, el autor
avanza la definición siguiente del neuromeme: la configuración de nodos
de la red neuronal capaz de inducir la replicación de su estado en otros
nodos. Pero no precisa claramente, al menos que nosotros entendamos, los
mecanismos que permiten esta inducción de estado. Se trata del envío de
transmisores o de una verdadera inducción electromagnética entre axones
recorridos por el potencial de acción?
Sean lo que sean los memes, deberían existir en gran número. Cada una de
las cien mil millones de neuronas del cerebro humano podrían generar uno
siempre en todo momento. Están pues en competición darviniana
permanente, en el inconsciente o consciente, durante la vigilia o el
sueño. Algunos serian estacionarios, responsables de las zonas de
estabilidad relativa del cerebro. Otros serian móviles, utilizando
sobretodo las conexiones neuronales asociativas reentrantes entre áreas
cerebrales. Las representaciones mentales aunque sean poco complejas
exigen la cooperación de numerosos memes. El autor no indica en este
caso bajo que lógicas o bajo que procesos se conjugan estos memes.
La cuestión de las constricciones(constraints) en las cuales se ejerce
la competición darviniana de los memes no es evocada tampoco. ¿Existen
tales constricciones? ¿La competición se produce, como en ciertos
sistemas multiagentes de vida artificial, sin constricciones de salida?
Este punto no parece ser abordado por el libro, salvo error de nuestra
parte.
En la hipótesis así presentada, que insiste en el papel de la
duplicación de los memes dentro del cerebro, el parasitismo aparente de
los memes no es tal. Se trata al contrario de una ventaja adaptativa
adquirida. Permite particularmente la redundancia de las informaciones
entre neuronas y más generalmente constituyendo la permanencia de las
informaciones culturales del sujeto. Asegura finalmente la migración de
la memoria a corto plazo hasta la memoria a largo plazo. Los memes
serian finalmente los ladrillos (blandos y móviles) a partir de los
cuales se construirían los cerebros y sus contenidos cognoscitivos. Se
trataría pues de parásitos "amables" y no perjudiciales.
¿Los memes saltan de un cerebro a otro?
Los méméticiens clásicos no se quedarán satisfechos con esta descripción
de los memes, que los convierte prácticamente en módulos internos de los
cerebros. ¿Cómo asumen este papel de parásitos del espíritu, gracias al
cual los memes imponen sus contenidos semánticos a la gente, y los
comportamientos que estos contenidos pueden ordenar? Para los
méméticiens, lo hemos recordado, los memes saltan literalmente de
cerebro en cerebro, a través de soportes tan diversos como inesperados,
en los cuales se encarnan momentáneamente. Pero la memética no ha
explicado aún claramente como la información contenida en neuromeme se
puede descifrar y recodificar para inscribirse en el vehículo o
inter-cartero(interfacteur), y después nuevamente descifrada y
recodificada para entrar en el cerebro de la persona contaminada. Para
Aunger, el meme tal como y se define en conformidad con la Teoría del
Replicador presentada anteriormente no puede saltar de un cerebro a
otro, ni directamente ni por mediación de señales en las cuales se
disimularía. Sin embargo la transmisión social de la información
continua siendo indispensable en el establecimiento de una cultura.
A fin de resolver esta dificultad, el autor propone la hipótesis de que
el meme se limita a emitir, vía el cerebro y el organismo del que es
anfitrión, señales que tienen la función de "instigadores". Se emitirían
por casualidad, hasta encontrar el cerebro de otro organismo en estado
de poner en marcha los procesos internos que permiten la creación de un
meme homólogo al meme de origen. La descendencia podría entonces
perseguir su desarrollo como si ningún espacio entre los organismos
tuviera que ser superado, con errores menores de ajuste resultantes del
proceso de conversión. La transmisión no está asegurada ni es directa,
perfecta o de la misma manera. Uno se encuentra en la situación de un
árbol que disemina sus semillas esperando que una de ellas encontrará un
terreno favorable para germinar. En la mayoría de casos, la señal no se
recibe o provoca resultados muy lejanos de los que el meme transmisor
transmitía.
En términos de contenidos de información, los memes y sus señales son
completamente independientes. Los señales se elaboran con los medios
bajo control de las neuronas motrices de las que dispone el cuerpo, de
la misma forma que el meme dentro del cerebro se transmite por
intercambio electroquímico entre neuronas cerebrales. Se encuentra aquí
en efecto la manera tradicional en la que los animales se comunican
entre ellos. Sus representaciones cerebrales ordenan comportamientos a
sus músculos, comportamientos que se reciben como símbolo de un
contenido de comunicación por otros animales: por ejemplo un gesto de
amenaza, que percibe todo animal de la misma especie y transforma en
contenido semántico a partir del cual regula su conducta, por ejemplo
huir o atacar.
El salto del meme de un cerebro a otro tiene que producirse desde el
momento en que el meme se ha gestado en el cerebro. Mobilizar las
moto-neuronas no era para él mas que otra cara de la acción de
movilización de las neuronas cerebrales internas. Eso quiere decir que
la comunicación cultural(entre organismos) se ha establecido desde el
momento en que las neuronas capaces de actividades internas del
organismo se han puesto en marcha. Pero una vez puesto en contacto con
gente exterior y confrontado a la competición con las señales que
provengan de otros organismos, el señal emitido por un meme dado tenía
todas las posibilidades de inducir resultados más o menos diferentes de
los que provocaba el meme en el organismo de origen. Es por esto que la
cultura evoluciona. No resulta nunca de la simple adición de los
productos de los cerebros individuales. Es el producto de un conflicto
darwiniano permanente entre agentes. En este caso, las constricciones a
partir de las cuales esta evolución se inscribe, que son de tipo
sociológico, económico, político, pueden a veces(pero no siempre) ser
identificadas para que se pueda establecer un modelo para la evolución
cultural global.
No obstante para que la comunicación se establezca, y la cultura no
estalle en innumerables direcciones, tenemos que suponer que los
organismos que intercambian memes vía señales presentan similitudes.
Estas resultan primero de estructuras genéticamente programadas (de aquí
la hipótesis de Chomsky relativa a la existencia de circuitos nerviosos
innatos en la adquisición del lenguaje) pero también de desarrollos
epigenéticos vecinos, habiendo conducido al establecimiento de un mínimo
de lo podríamos denominar comunidad de pensamiento o estilo de vida. Los
memes en este caso reconfiguran al lado de lo que ya existía. No
construyen a partir de la nada. Las hileras meméticas que persisten son
aquellas que, en cierta manera, estaban adaptadas al medio receptor.
Sino, no serian recibidas o se abortarían rápidamente. Es así como una
persona de cultura científica no cede fácilmente a los argumentos
presentados por una secta o un marabú.
Las máquinas inteligentes
El libro sigue sobre consideraciones sobre el cambio sin duda radical
que aportarán en algunos años la emergencia de sistemas automáticos
inteligentes, asociados o no a cerebros humanos. El nuevo elemento
vendrá del hecho que tales sistemas podrán generar sus propios memes, a
causa de su potencia autoreferencial y creadora. Estos memes llegarán en
conflicto darwiniano con los de los sistemas sociales tradicionales. Se
entrará entonces en un mundo diferente del mundo actual, del que
conviene empezar a reflexionar desde el presente. Una verdadera nueva
clase de evolución aparecerá entonces en nuestro universo, basada en
gran parte en las capacidades meméticas de las tecnologías, y sus
capacidades de asociarse en meta-memes o memeplexes de una vasta
potencia operacional. Para intercambiar y agregar sus memes, las
máquinas computacionales no necesitan lenguajes simbólicos u otros
inter-carteros. Se pueden hablar en principio directamente de cerebro a
cerebro.
Retomaremos en otro artículo las perspectivas propuestas por el libro en
sus capítulos finales, que para nosotros no tienen el mismo valor
original que el corpus de la obra. Mas vale llegados a este punto hacer
un descanso para apreciar lo que nos parece ser la verdadera aportación
del libro de Robert Aunger, esta "nueva teoría en la manera en como
pensamos" que nos propone. Pero no estamos seguros de que él mismo sea
consciente del conjunto de perspectivas que nos ofrece. En todo caso, no
las ha explotado aún suficientemente.
Estamos ciertamente, pensamos, confrontados a lo que podría devenir una
nueva teoría de la evolución en general y del espíritu en particular,
fundada sobre el papel de la comunicación simbólica. Esta se expresa a
través del lenguaje y otros intercambios de signos entre humanos. Aunque
existen también, bajo diferentes formas, en las sociedades animales(2).
Es muy interesante comprobar que esta nueva teoría se podrá sustentar no
marginalmente sino fundamentalmente sobre el fenómeno del meme,
descubierto por los méméticiens y dotado de un principio de estatus
científico por el libro de Robert Aunger.
De la memética a una teoría de la comunicación simbólica
Cuando se ha leído en conjunto The Electric Meme, uno no puede dejar de
remarcar que todo lo que se describe en el libro, relativo a la
aparición de los memes en los cerebros, correlacionado por los
intercambios de señales "instigadoras" según el término forjado por
Aunger, se aplique de hecho al conjunto de la representaciones
simbólicas que son generadas en los sistemas nerviosos de los organismos
dotados de encefalización. Así como al conjunto de intercambios
simbólicos, prelinguísticos o linguísticos, que permiten a los
individuos, primero comunicar, para enseguida y sobretodo colocar en
competición darviniana, en el plano social, sus diversos contenidos
representacionales. Cada palabra o combinación de palabras, cada símbolo
no verbal, se convierte así en un meme.
Se considera generalmente que los animales dotados de un mínimo de
sistema nervioso asociativo elaboran representaciones simbólicas que
derivan del circuito primario activado por la interacción de sus órganos
sensoriales y motores con el medio ambiente. Estas representaciones
simbólicas se desconectan del circuito primario y pueden ser
simbiotizadas las unas a las otras para construir, por ejemplo, cartas
cognoscitivas complejas que representan primero el medio en el cual
actúa el organismo, así como también muy rápidamente al organismo mismo,
tal y como se puede percibir simbiotizando las informaciones producidas
por su interacción global con el medio. Los robots autónomos hacen hoy
en día justamente la misma cosa, como lo demuestra Hans Moravec en su
último libro, Robot.
¿Pero de qué forma puede obrar un mecanismo de tal naturaleza? ¿Cómo son
producidas las representaciones que se separan del circuito primario y
entran en síntesis las unas con las otras para producir cartas
cognoscitivas globales?
En un robot, la función puede ser prevista por el ingeniero-diseñador
que organiza, al menos inicialmente, la arquitectura del robot para que
diversos niveles de síntesis de las informaciones endógenas y exógenas
se establezcan. En la naturaleza, tal función, aunque muy útil para la
supervivencia, no pudo ser prevista por adelantado. Ha sido
necesariamente después de la exaptación aparecida por casualidad de una
función ya existente. Se puede pensar que esta exaptación ha sido
posible por el funcionamiento de las neuronas. Incluso en un circuito
muy simple, de tipo estímulo-respuesta, traduciéndose en la activación
de una moto-neurona, se puede pensar que el potencial de acción de esta
última, es captado o reflejado por neuronas vecinas. Se puede tratar de
una simple inducción electro-magnética(se recordarán al respecto los
trabajos de Johnjoe McFadden relativos los campos electromagnéticos
generados por el funcionamiento de los circuitos nerviosos) o de otras
formas de transmisión por contagio intersináptico.
Si el fenómeno así descrito se produce efectivamente, incluso de manera
aproximada, podemos ver allí una repetición de la señal primaria, en
otras palabras, la producción de un meme. Este, soltado en el sistema
nervioso, de neurona en neurona, y entrando en competición darviniana en
el seno de las neuronas asociativas con los otros memes generados
permanentemente por los otros circuitos sensoriales, motores y
asociativos, contribuirá a la elaboración de meta-memes, que se
estabilizarán más o menos y corresponderán para el organismo a la puesta
en marcha de representaciones del medio ambiente y de él mismo en este
medio ambiente. Que le servirán de referencias para comprender su
pasado, interpretar su presente y en este caso orientar su futuro. El
número y articulación de estas representaciones, es decir de los
meta-memes a través de los cuales éstas se manifiestan físicamente en el
cerebro(en forma de asociaciones interneuronales más o menos estables -
o inestables) no está limitado. Dependerá de la actividad del organismo,
de la riqueza del medio ambiente, del tamaño del cerebro y finalmente de
la actividad de competición darviniana entre estas representaciones de
donde nacerá el fitness o buena adaptación del organismo a las
constricciones de su medio.
¿Pero cómo explicar la transmisión aparente de los memes? ¿Cómo, dicho
de otra forma, explicar el hecho de que los contenidos cognoscitivos de
un individuo sean suficientemente parecidos a los de otros individuo, en
el seno de una misma especie, para que un simple mensaje "instigador"
emitido por el meme de un individuo pueda generar la aparición de un
meme parecido en otro individuo? Es aquí donde es necesario introducir
el concepto de superorganismo, que reúne a los individuos de una misma
especie.
El defecto de los análisis meméticos, inclusive los de Robert Aunger, es
tomar como base el análisis del meme del organismo individual, y más
particularmente su cerebro. Se vuelve entonces difícil comprender como
los memes pueden ser compartidos por otros organismos, saltar de un
cerebro a otro. Recurrir a señales instigadoras simples no resuelve
necesariamente la dificultad. Si no he oído hablar nunca de Al Quaida,
la palabra Ben Laden no significará nada para mi.
Es el momento de introducir el concepto de superorganismo,
brillantemente aplicado a los sistemas sociales humanos por Howard
Bloom. En los superorganismos que son las sociedades de insectos
llamados sociales, uno no se sorprende de ver a insectos individuales
disponer de medios de comunicación previstos por adelantado, por ejemplo
las feromonas. La utilización de feromonas resuelve a la vez la cuestión
de la forma y del fondo(es decir del contenido semántico) del
intercambio. Si por otra parte tales sociedades, como pueden ser las
abejas, pueden generar una cultura no totalmente bajo control genético,
a partir del intercambio de mensajes producidos por los mismos insectos
en interacción con un medio ambiente específico, uno no se sorprendería
de ver que cada individuo puede coger, incluso a partir de indicios
débiles, el contenido cognoscitivo de las señales producidas por los
otros.
Ahora bien uno se tiene que acordar que antes que ser individuos, los
organismos que pertenecen a especies complejas, incluida la especie
humana, son los miembros de un superorganismo(o de diversos
superorganismos) que les ofrecen desde el principio un medio cultural
muy organizado, constituido de innumerables representaciones implícitas,
de señales o símbolos codificados que corresponden a estas
representaciones y que toman la forma de diversos lenguajes utilizados
por estos grupos para la comunicación interindividual. Las
representaciones colectivas no flotan en el aire. Están presentes, en
forma de memes o metamemes en los cerebros de una cierta cantidad de
individuos(los individuos "cultivados"). Se transmiten por el
aprendizaje y el uso. Cuando están muy estructurados, toman la forma de
conocimientos científicos. El aprendizaje consiste entonces en conectar
la señal y la representación colectiva que simboliza a las
representaciones y a las señales ya adquiridas por el individuo, esto ya
desde la vida embrionaria. Si aprendo que el objeto que estoy viendo se
llama avión y la palabra avión sostiene un conjunto de relaciones del
que hasta la fecha solo disponía de un modelo sumario basado en mi
propia experiencia, podré enriquecer este modelo con todo aquello que
aprenda ulteriormente relativo a los aviones.
Hace falta darse cuenta que este proceso de puesta en conformidad de los
socios de un superorganismo, inherente a la existencia de éstos(que
están en competición darviniana, no lo olvidemos, los unos con los
otros) no ha aparecido y no prosigue en respuesta a un plan definido.
Resulta de un mecanismo permanente de tipo reproducción, mutación,
selección, amplificación, es decir de un proceso darwiniano. Este
proceso no puede interesar mas que a entidades evolutivas, en particular
replicativas, que se expresan en una forma darviniana. En otras
palabras, el conjunto del proceso de elaboración y consolidación del
superorganismo se funda en la emergencia y competición darviniana
permanente de los neuromemes después de los socio-memes que resultan de
la actividad de los sistemas motores y cerebrales de los miembros del
superorganismo.
Los memes no son pues carteros episódicos aparecidos en la vida social
sino los agentes de base responsables de la constitución de
superorganismos que asocian individuos dotados de sistemas nerviosos.
Uno no se debe sorprender por lo tanto si se adaptan a las
representaciones como llaves en cerraduras, dejando de lado las
mutaciones.
Tampoco deberíamos sorprendernos que estén por doquier y que interpreten
múltiples papeles. Algunos de estos papeles parecerán perjudiciales para
la supervivencia de ciertos superorganismos. Se hablará entonces de
estos memes con el adjetivo de parásitos o mortales. Sin embargo
corresponderán a la emergencia de otros superorganismos que esperan
hacerse un lugar reclutando socios en los superorganismos existentes. Es
así como el meme Ben Laden puede ser interpretado en diferentes
contextos cognoscitivos y políticos, como amenazador o unificador.
Al nivel de los individuos, según estas hipótesis, la proliferación y la
competición darviniana de los neuromemes constituyen el funcionamiento
de base en relación con los contenidos colectivos percibidos en todo
momento vía señales que emanan de otros miembros del grupo. Permite
primero la redundancia y la movilidad de la atención y de la memoria
inmediata. Funda sin lugar a dudas también muchos de los mecanismos de
la preconsciencia y de la consciencia, así como de las representaciones
oníricas. Para profundizar en la organización de todo esto, se tendrán
que desarrollar sin duda modelos procedentes de la teoría de sistema
masivamente multiagentes, tales como los estudiados por Alain Cardon. Un
punto importante a elucidar será el de las constricciones globales en
las cuales se desarrollan las replicaciones meméticas. Todo no es
posible en la evolución darviniana de la competición entre
representaciones meméticas. Ciertas constricciones son de origen
genético(debidas sobretodo a la organización cerebral de base), otras
corresponden a la presencia de contenidos "endurecidos", como pueden las
experiencias científicas, otros dependen de la fuerza de activación o de
inhibición que desprenden tal o cual emoción sentida por el sujeto.
Será pues esencial continuar y generalizar el estudio del conjunto de
las entidades y mecanismos descritos por los méméticiens,
particularmente en la óptica propuesta por Robert Aunger.
Será necesario por otra parte continuar aún más activamente la caza del
neuromeme. Recordemos en efecto que toda la construcción resumida es aún
coyuntural. El neuromeme es considerado como un replicador físico
presente en el cerebro que aún no ha sido identificado. Lo será sin duda
próximamente, ya que esta investigación corresponde a un terreno
importante de las neurociencias: ¿como generan las neuronas una
comunicación interneuronal más allá de la red o nodo forzosamente
limitada, constituida de sus relaciones sinápticas inmediatas?
Destapa, lo acabamos de ver, la cuestión hoy en día esencial de la
formación de una inteligencia o incluso de una consciencia global, a
partir de la interacción de componentes celulares que ponen en marcha
reglas simples, según la expresión de Wolfram. Se piensa primero en la
conciencia de ser vivo, pero esto nos lleva también muy rápidamente a
pensar en la conciencia artificial.
Otra dirección de investigación, un poco diferente pero que podría ser
convergente, consistiría en simular memes, o entidades equivalentes,
sobre un cerebro artificial o una conciencia artificial. Los memes
electrónicos así realizados podrían interpretar el papel de agentes de
conexión entre otros grupos de agentes. Le hemos sometido la hipótesis a
nuestro colega Alain Cardon.
Dejamos aquí nuestro comentarios sobre el libro de Robert Aunger, pero
está claro que habrá que volver al tema en los próximos artículos(3).
Notas:
(1) Darse cuenta que el trabajo de Robert Aunger elimina elegantemente
la imitación, considerada como susceptible de generar innovación y
inclusive una evolución cualquiera. La imitación no nos trae más que
impasos. Esto tendría que eliminar también, por razones similares, la
mimetique de Rene Girard(que no tiene nada que ver con la memética). No
la lloraremos.
(2) se releerá sobre este tema el último libro de Dominica Lestel: Los
orígenes animales de la cultura.
(3) Sobre la cuestión de los memes y del yo, se puede leer la traducción
francesa de una conferencia pronunciada por Susan Blackmore(que se
confesa como adepta al zen) en The Psychology of Awakening
(Internacional Conference on Buddhism, Science and Psychotherapy
Dartington 7-10 Novembre 1996) es decir antes de la redacción de su
libro The Meme
Machine(http://membres.lycos.fr/zenmontpellier/Memes.html)
--
Lluis & Pere Rocallaura
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