[hackmeeting] Arturadas II (y ojo a la fecha)
Arturo Quirantes
aquiran en ugr.es
Lun Dic 3 09:01:02 CET 2001
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ECHELON CONTRA LA AMENAZA TERRORISTA
Arturo Quirantes Sierra, 5 Septiembre 2.001
Ponencia virtual para el Hackmeeting Leioa 2001
¿Está Echelon afinando sus diccionarios con nuevos términos
como eta o kale borroka? Parece un argumento sacado de "Torrente
3, apatrullando la Intenné", pero esa parece ser la conclusión a que
apuntan diversas noticias aparecidas no hace mucho. La visita del
presidente norteamericano Bush a España de Junio de 2.001 ha
desvelado que Estados Unidos está dispuesto a facilitar ayuda
técnica en el campo del espionaje.
La noticia comenzó a rodar el 11 de Junio. Miguel González,
en el diario El País, menciona el acceso a sistemas de
desencriptación y la transferencia de tecnología en el sector de
los satélites de observación. El propio Aznar aludió a una mayor
cooperación entre los "servicios" de ambas naciones en la rueda
de prensa posterior. Y el diario británico The Guardian da poco
menos que por hecho que Echelon se pondrá al servicio de la lucha
antietarra, citando fuentes del diario El Mundo.
¿Qué hay de cierto en todo ello? Algo habrá, puesto que el
ministro de Exteriores Piqué reconoce directamente que "la
información recopilada por la CIA y por sus satélites, unido a la
capacidad de EEUU de interceptar las comunicaciones y leer el
correo electrónico, podría ayudar a mantener el grupo terrorista
bajo control." Pero ¿qué hay exactamente detrás de todo lo dicho?
Una de las desventajas de la Red es que, aunque las noticias
se propagan rápidamente, también ocurre lo mismo con los rumores.
Los comentarios entre líneas y las opiniones personales
interfieren con las informaciones verídicas, de manera que en caso
de duda es preciso ir a las fuentes originales.
Primera fuente: EL PAÍS, 11 de Junio, artículo titulado
"España quiere que EEUU le facilite el acceso a tecnología sensible
en el campo del espionaje. " Su autor, Miguel González, parece
haberse informado bien, si bien no puedo poner la mano en el fuego
por él. En lo relacionado con tecnologías de espionaje, habla de
las posibilidades de obtener tecnología para un satélite de
espionaje. Se barajan dos posibilidades: un satélite propio y una
colaboración con el satélite Helios-2. En ambos casos, se
trataría de un sistema de reconocimiento fotográfico, pero no de
espionaje electrónico propiamente dicho (si bien hay aún algunas
dudas en relación al Helios-2). También menciona la posibilidad
de que el CESID pueda obtener del Tío Sam tecnología para
desencriptar comunicaciones protegidas. En ningún momento
menciona el tema del espionaje electrónico desde satélites o
estaciones en tierra, es decir, lo que conocemos como Echelon.
Segunda fuente: rueda de prensa del ministro de Exteriores,
Josep Piqué. No he encontrado copia de sus declaraciones, pero El
Mundo (14 Junio) cita al ministro, quien en alusión a la
cooperación antiterrorista con Estados Unidos afirma "desde el
punto de vista de la tecnología, de la información y de la
detección de las comunicaciones, se pueden hacer muchísimas cosas."
Esto parece apuntar hacia Echelon, pero adviértase cómo se refrenó
muy mucho de mencionarlo explícitamente. A pesar de ello, el
mismo diario (15 Junio) afirma que "los expertos dicen que la
tecnología de EEUU sería muy útil contra ETA", citando expertos
consultados por Europa Press.
Y ahí se acaban las fuentes. Al menos, las directas. El
día 15, los diarios The Guardian y El Mundo sacan el tema en sus
ediciones digitales basándose en las dos fuente originales
anteriormente mencionadas. Tres días después, hasta el diario
on-line smh.com.au reflejaba la noticia ... en Australia. Añádanse
otros diarios citándose unos a otros, júntese con otras
informaciones relativas a Echelon, sazónese con un poco de Radio
Macuto digital ... e vualá, listo el cocido. Pero ¿realmente se
puede sacar tanto de un par de informaciones originales donde en
nada se mencionaba Echelon o la constelación de satélites espía
de Bush?
Vamos a suponer que no nos lo creemos. Detengámonos un poco
y razonemos. Es indiscutible que Estados Unidos piensa ayudar al
gobierno español en la lucha antiterrorista con tecnología de
espionaje de algún tipo. Genéricamente hablando, podemos dividir
esa ayuda en tres grandes apartados:
- Puesta a disposición del gobierno español de la red
Echelon para la interceptación de comunicaciones (bien
directamente, o bien mediante acceso a datos recogidos y
procesados).
- Uso de otros medios de vigilancia mediante satélites de
observación en el visible, infrarrojo, radar y microondas.
- Cesión de tecnologías y sistemas de espionaje clásico:
micrófonos, equipos avanzados de pinchazo electrónico y sistemas de
desencriptación de material cifrado (comunicaciones de telefonía
móvil, encriptación con claves cortas, DES), así como técnicas de
lucha contra-informática (troyanos, capturadores de contraseñas,
sniffers...) y de información ya recopilada y elaborada.
De estas tres técnicas de espionaje, parece que solamente se
da publicidad a la primera. De hecho, no se menciona
explícitamente, sino que se deja en el aire con sutiles omisiones
para que la gente piense que, efectivamente, algo hay de eso.
Puesto que Echelon ha recibido mucha publicidad últimamente
últimamente (incluyendo un demoledor informe de una comisión
especializada del Parlamento Europeo), un par de alusiones no
confirmadas ni desveladas captan de inmediato la atención del
público. Y, como todo buen mago sabe, la mejor forma de colar un
truco de magia es hacer que el público mire hacia otro lado.
¿Por qué digo esto? Pues porque, a pesar de leyendas
urbanas y exageraciones varias, Echelon no es una red que lo vigila
y lo controla todo. Según la descripción del investigador Duncan
Cambpell, "las estaciones Echelon son emplazamientos para la
interceptación de COMSATs (Satélites de Comunicaciones), que usan
antenas basadas en tierra para monitorizar las transmitisiones de
los satélites de comunicación y procesar las señales recibidas con
fines de inteligencia." Un rasgo clave del sistema Echelon es que
usa un conjunto de ordenadores "diccionario" para cribar y filtrar
la información interceptada en búsqueda de señales de interes.
Según este criterio, a menos que los terroristas de ETA se
comuniquen entre sí (o con sus apoyos) a través de satélites de
comunicaciones, será muy difícil que la red Echelon sirva de ayuda.
Podrá detectar y seguir las llamadas al extranjero, pero ¿qué
utilidad tiene en la gran mayoría de las llamadas, que serán
efectuadas dentro del propio País Vasco y de España? Usar Echelon
para esta tarea es sencillamente un gesto inútil.
Por otro lado, resulta difícil de creer que Echelon vaya a
ponerse al servicio del gobierno español sin contraprestaciones.
La estructura de esta red es de tipo jerárquico. Los cinco
grandes actores principales son los Estados Unidos, Reino Unido,
Gran Bretaña, Australia y Nueva Zelanda. Cada uno de ellos se
llama a sí mismo "primera parte" y denomina "segundas partes" a
los otros cuatro. A continuación, están los "terceras partes" que
proporcionan material de interceptación y reciben algunos informes
elaborados a cambio. Hasta el momento, los "terceras partes"
conocidos en Europa son Noruega, Dinamarca, Alemania, Grecia,
Italia, Turquía y Austria.
Queda, por tanto, la pregunta de qué habremos de entregar a
EEUU a cambio de la información que Echelon pueda recoger sobre
ETA. Todos los "terceras partes" albergan bases de interceptación
con la que contribuyen al esfuerzo global de Echelon. España tiene
desde hace tiempo un acuerdo de colaboración con EEUU mediante el
cual se permite el alojamiento de una base de detección de señales
electrónicas en la base aeronaval de Rota. Dicha base se usa
para localización de submarinos y tareas similares, y no forma
parte realmente de Echelon. ¿Pero qué esfuerzos no estaremos
obligados a hacer a cambio de convertirnos en un "tercera parte"
al que valga la pena pasar información relevante? ¿Tendremos
también que instalar bases de interceptación de comunicaciones?
Seguro que el amigo americano ya ha escogido el lugar adecuado,
pero yo no le voy a decir aquí dónde. Haga sus cábalas, atento
lector.
¿Habrá que pinchar las líneas telefónicas que pasan por
nuestro territorio? Pues ya pueden despedirse de la intimidad en
las comunicaciones. Porque si algo caracteriza el sistema de
pinchazos Echelon, es que es evidentemente ilegal. Ninguna
información que provenga de ahí podría ser usada en un juicio,
pero indicaría a las fuerzas de seguridad dónde y a quién hay que
vigilar. Claro que eso será después de que la aspiradora Echelon
haya interceptado todas nuestras comunicaciones, las haya
procesado, filtrado y analizado.
Análogos problemas tendrán los otros medios de espinaje
electrónico, que no sólo de Echelon está lleno el bosque. Satélites
especializados orbitan los cielos con instrumentos de espionaje
fotográfico, infrarrojo y radar. Muy útil, supongo, para
localizar zulos o centros de entrenamiento en Francia, aunque dudo
de que a nuestros vecinos galos les haga maldita la gracia. Y si
quieren usarlos en España, ¿acaso no es mucho más sencillo, barato
y eficaz echar mano a sistemas de búsqueda por tierra o a bordo de
aeronaves? Sospecho que una patrulla de la Guardia Civil,
provista de visores térmicos, puede conseguir el mismo resultado a
un coste inferior, sobre todo coste político.
Es decir, los echelones que pululan por el mundo son medios
tan contundentes y eficaces en la lucha antiterrorista como puedan
serlo la lucha a cañonazos contra un batallón de hormigas
campestres. Coja a un agente del CESID dedicado a la lucha
contra ETA, déle a elegir entre disponer de un satélite con
filtros infrarrojos o un agente encubierto infiltrado en su
cúpula, y a ver qué les responde.
¿Por qué, entonces, esta insistencia en hacernos creer que
Echelon y sus primos son capaces de inclinar la balanza del lado
de los que luchan contra la lacra terrorista en Euskadi? ¿Acaso
los británicos han acabado con el IRA a base de espiarles
mediante satélites? ¿Han acabado los norteamericanos con Bin
Laden gracias a sus descifradores de códigos? Los vastos
recursos de interceptación electrónica no le han evitado al
Reino Unido una lucha de treinta años en Irlanda del Norte, ni
sirvieron para salvar las embajadas norteamericanas en Beirut o
Nairobi. Incluso la tecnología espacial tiene sus límites. Pero
en el caso que nos ocupa, tiene un beneficio adicional:
proporciona una excelente cortina de humo. Nos permite desviar
la atención hacia grandes sistemas de espionaje electrónico, y
mientras buscamos satélites en el cielo el mago juega
tranquilamente en tierra.
Es muy posible que las fuerzas de seguridad españolas
-Guardia Civil, Policía, CESID- reciban un "plan Marshall" de
ayuda tradicional. Para ellas, un aparato capaz de descifrar las
llamadas de un móvil GSM (que haberlos, haylos) será más útil que
un informe Echelon duramente conseguido. Es posible que Echelon
suelte unas migajas y permita enfocar las escuchas hacia
objetivos provechosos. Pero será el soldado de a pie, como
siempre, el que gane la batalla: el espía que pincha móviles, el
técnico que se infiltra en la red telefónica, el informático que
descifra una clave gracias a ordenadores y programas de última
generación. Esos serán los verdaderos beneficiarios de la visita
de Bush.
- --
Salu2. Arturo Quirantes
(PGP key 0x4E2031EC: http://www.ugr.es/~aquiran/cripto/claves.htm)
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