[Infos] INVITACIÓN ACTO MANUEL CASTELLS en el castell de Cornellà

Ibai Sans Urbieta ibai at 3ejes.org
Sun Dec 15 21:41:46 CET 2002


MANUEL CASTELLS,
autor de la trilogía "La Era de la Información",
presentará el libro
"El Baix Llobregat: la segona transformació"
del que es autor el periodista

David Miquel

el próximo jueves, dia 19 de diciembre, a las 18 horas, en el Castillo de
Cornellà de Llobregat
(c. Menéndez Pelayo, s/n, junto al ayuntamiento - Metro Línea V: estación
Cornellà).

El alcalde de Cornellà de Llobregat, el presidente del Consell Comarcal del
Baix Llobregat y
el director de la revista "La factoría", se complacen en invitarle a este
acto.

Se ruega confirmación al teléfono 936 852 400 o a lafactoria at intercom.es

El acto comenzará PUNTUALMENTE a las 18 horas.




Comentario de Manuel Castells sobre el libro:


Los lugares hablan. Nos hablan a todos, pero a cada uno con un lenguaje
diferente, según nuestra experiencia, según lo que representa para nosotros
un lugar determinado. El Baix Llobregat, esa comarca barcelonesa que se
superpobló con la gran emigración obrera a Catalunya, es un lugar cargado de
historia, lleno de significación. Pero lo que nos dice a gente de mi
generación es posiblemente muy distinto de lo que les dice a los jóvenes de
hoy. Por eso es importante un libro como este, en el que un excelente
periodista, enlaza el pasado, el presente y el futuro de una comarca llena
de vida, de recuerdos, de proyectos, de sueños, de duras realidades, de
grandezas y miserias.

Para mi, el Baix Llobregat es, sobre todo, el lugar de grandes luchas
sociales, obreras y ciudadanas, en el que se forjó, a partir de los años
sesenta, una parte importante del movimiento sindical de Catalunya,  las
asociaciones de vecinos de los barrios trabajadores y también los primeros
despuntes de un movimiento por una mejor calidad del medio ambiente. De ahí
salieron la democracia, la conciencia ciudadana, la dignidad y la vitalidad
de la nueva sociedad catalana. También ahí se forjo la multiculturalidad de
Catalunya, en donde una clase trabajadora de toda España, pero sobre todo
del sur, llegó, se afincó, vio como sus hijos crecían como catalanes y
afirmó a la vez su identidad de origen y la cultura diversa de una Catalunya
tolerante y convivial. Por todo eso, para los viejos como yo, el Baix
Llobregat es símbolo de conciencia, de dignidad, de capacidad de cambiar la
sociedad, de hacer que lo que parecía inmutable (la dictadura, la
explotación obrera, la discriminación de la mujer) pudiera transformarse
merced al esfuerzo, al sufrimiento, la conciencia y la organización de la
gente. Más aun, de esas luchas salieron ideas, ideas nuevas, ideas de como
vivir diferente y se fue forjando una cultura de la innovación, mestizaje
creativo entre intelectuales y trabajadores, que tal vez sea la herencia mas
importante que ha recibido el Baix Llobregat de su propia historia.

Hoy día, los densos barrios obreros hechos de viviendas de mala calidad en
los años de la dictadura y de la especulación desenfrenada, han sido
parcialmente renovados. Hay equipamientos sociales, culturales, recreativos
que han mejorado la calidad urbana ambiental. Un cuarto de siglo de
municipios democráticos han dejado su marca en las ciudades del Baix
Llobregat y hoy día sus vecinos viven en mejores condiciones, impensables
desde la perspectiva de los que vivimos el principio de esa urbanización
salvaje. Sin embargo, no hay diseño urbano ni plan de equipamientos que
pueda borrar del todo los estigmas de ese desprecio urbanístico por quienes
creaban, y crean, buena parte de la riqueza de esta sociedad. Pero poco a
poco se hace ciudad, con plazas, con parques, con centros culturales, con
equipamientos deportivos, pero, sobre todo, con la vida de la gente, con la
vida en la calle, con las fiestas, con la actividad en el trabajo y en la
escuela. También en esto ha cambiado el Baix Llobregat. Buena parte de la
industria ha desaparecido, arrastrada por los vientos de una nueva economía
basada en los servicios y en las industrias de la información. En el momento
de transición, el paro golpeó duramente al Baix Llobregat. Pero nuevas
empresas, nuevas formaciones y un papel activo de sindicatos y municipios,
han ido generando nuevos puestos de trabajo y reduciendo el paro y la
discriminación de los jóvenes, aunque los problemas siguen estando ahí. Y
nuevas inmigraciones, esta vez de fuera de España en su mayoría, incrementan
la diversidad cultural y étnica de la comarca y plantean nuevos retos de
convivencia, retos que toda la sociedad tiene que asumir para que los
vecinos no se conviertan en extraterrestres, los unos para los otros.

Para las nuevas generaciones del Baix Llobregat, lo esencial para saber si
les gusta o no, es saber si aquí pueden realizar sus proyectos. Si pueden
inventar, si pueden atreverse a hacer algo distinto de lo que hicieron sus
padres o sus abuelos, ya sea crear música, trabajar con Internet, estudiar
ingeniero aeronáutico (justo aquí, en el nuevo campus de Castelldefells),
montarse una vida personal menos tradicional, con su chico, o su chica, o
sus amigos, participar en televisiones y radios de la comarca (excelentes,
por cierto) y profundizar en el conocimiento del mundo global a partir de su
vida local. Y es aquí donde tal vez la cultura de la innovación que se gestó
en el Baix Llobregat hace 25 años pueda servir a los jóvenes para sentirse a
gusto. Porque la innovación no es sólo tecnológica, no es sólo empresarial.
Es, sobre todo, personal, es decir que lo que existe hoy, si no me gusta, lo
puedo cambiar. Que puedo tratar de realizar mis sueños. Y eso es lo que
hicieron los trabajadores y vecinos del Baix Llobregat hace muchos años,
inventaron un nuevo mundo, una nueva sociedad, una nueva comarca, unas
nuevas instituciones. En aquel entonces, eran los sindicatos, la política,
la ciudadanía. Hoy día son otras cosas, precisamente porque aquellas
innovaciones han triunfado. Lo que entonces parecía imposible hoy día es lo
que todos vivimos como lo más normal. Pero la vida no se para. Y no sólo de
piscinas municipales y democracia política viven los hombres y las mujeres.
Hoy los jóvenes necesitan espacio vital, formas de expresión propias, no
tuteladas por los adultos, para que puedan descubrir, ellos, no nosotros,
cuales son las nuevas formas de vida y de trabajo, de cultura y de creación
en las que se encuentran a gusto. Por ejemplo, hay un gran proyecto en
Cornellà de un centro de Internet al servicio de la gente y, en particular,
de los jóvenes. Pues bien, tal vez sean los jóvenes los que pueden encontrar
de que forma Internet puede servir para enriquecer la vida, conectando así
el Baix Llobregat al ciberespacio, pero a partir de su realidad local. Y
puede ser que de los sueños de estos jóvenes salgan las nuevas empresas,
pequeñas al principio, pero tal vez grandes después, como paso en Silicon
Valley, que transformen ideas e innovación en creación de riqueza para la
comarca y para quien se atreva a emprender. Tampoco se acaba la necesidad de
luchar. La discriminación contra los jóvenes sigue ahí, en el mercado de
trabajo, en el alquiler de viviendas y en los préstamos de las instituciones
financieras. Y los espacios de libertad de la cultura juvenil no deben ser
confundidos con la necesaria prevención contra la droga y el alcoholismo.
Era fácil luchar contra un enemigo tan odioso como estúpido hace veinticinco
años. Ahora el gran desafío, para todos, pero sobre todo para la nueva
generación, es enfrentarse a problemas mucho más insidiosos, como el
racismo, la xenofobia, el sexismo, el prejuicio antijoven, las mafias de la
droga, la falta de educación, el autoritarismo en las escuelas (cuando los
enseñantes se ven desbordados y reaccionan con lo fácil e ineficaz, que es
la gesticulación autoritaria, sin contenidos).

¿Cómo dejar que los jóvenes hagan su Baix Llobregat, el nuevo Baix
Llobregat, el único posible, porque ya será suyo, sin renunciar a nuestras
responsabilidades de transmitir experiencia, apoyo y autoridad moral? Ese es
el gran desafío que se plantea hoy en el Baix Llobregat: cómo innovar en la
forma de vivir, para que la democracia tenga contenido y las industrias
tecnológicas puedan basarse en la creatividad de los individuos que pueblan
este lugar tan cargado de sentido, pero de sentido que hay que renovar para
que no se convierta en cantinela de viejo. Ojalá que este inteligente y
documentado libro sirva de puente generacional para que la cultura de la
innovación, social, política, empresarial y cultural, quede como el rasgo
sobresaliente de un lugar que fue periferia y se hizo punto de referencia.

Manuel Castells.
Profesor senior de la Universitat Oberta de Catalunya y de sociología,
planificación urbana y regional en la Universidad de California en Berkeley.


El autor:


David Miquel (Barcelona, 1969), uno de los periodistas mejor conocedores de
la comarca del Baix Llobregat, es licenciado en Ciencias de la Información.
Tras colaborar con distintas empresas periodísticas, trabajó durantre ocho
años en el diario "La Vanguardia de Barcelona". Es redacor del libro "L'
espai públic metropolità. 1989-1999". Dirije la revista "El Prat" y la web
oficial de esa ciudad.

Gracias por su interés, y esperamos su asistencia a la presentación de este
libro.




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