[Infos] ARGENTINA: DESALOJADA LA FÁBRICA BRUKMAN. SOLIDARIDAD URGENTE

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Mon Apr 21 14:44:16 CEST 2003


DESALOJARON LA FABRICA RECUPERADA HACE MÁS DE UN AÑO POR SUS TRABAJADORES
	En la noche del jueves (¿santo?) más de 700 efectivos de la Guardia de
Infantería, Gendarmería, la Policía Montada y de la Comisaría 6ª,
ingresaron en la fábrica textil Brukman, en el barrio porteño de
Balbanera, y desalojaron a los cinco trabajadores que estaban haciendo la
guardia nocturna.
 	Esta vez, la orden de desalojo partió de la Sala 7ª de la Cámara de
Apelaciones en lo Criminal y Correccional, a cargo de los jueces
Bonorino Peró y Piombo. Estos revocaron el fallo del juez Velásquez,
quién había dictado la falta de mérito contra los trabajadores de
Brukman. Por otro lado, Velásquez fue trasladado a un juzgado de
minoridad, por lo que la orden de la Cámara fue instrumentada por el
juez Grimoldi, actualmente a cargo de la causa.
 	Aproximadamente a las 11:30 de la noche del jueves, el gigantesco
operativo represivo puso manos a la obra. Estaban cortadas las calles a
dos cuadras a la redonda cuando la policía ingresó en la fábrica del
edificio de la calle Jujuy 554 y desocupó el lugar. Inmediatamente
comenzaron a llegar integrantes de movimientos piqueteros, asambleas
barriales, partidos políticos, y distintas organizaciones, para
solidarizarse con los integrantes de Brukman.
 	A las 11 de la mañana de hoy ,viernes, dos vallas ubicadas a 20 metros
de distancia de cada lado de la puerta de la fábrica, separaban a más de
doscientos efectivos de las diferentes fuerzas que actuaron en el
operativo, de los manifestantes que se congregaron en la esquina de
Jujuy y México.
 	Durante el transcurso de la tarde siguieron llegando organizaciones para
solidarizarse con Brukman. Entre otras, estuvieron: H.I.J.O.S. oeste,
Madres de Plaza de Mayo línea fundadora, el Polo Obrero, el Movimiento
Territorial Liberación, Movimiento Teresa Rodríguez, CUBA, trabajadores
de ISACO, Corriente Clasista y Combativa, distintas Asambleas Barriales,
Metalúrgica Renacer de Ushuaia, Cerámicas Zanón de Neuquen, PC, MAS,
PTS, MST, ARI, Santa Revuelta, los abogados del Ceprodh, FUBA y la
agrupación No Pasarán (estudiantes secundarios).
 	El coro que cantaba 'Brukman es de los trabajadores, y al que no le
gusta se jode' se repetía después de cada discurso. Entre ellos habló
Luis Caro, abogado del Movimiento de Fábricas Recuperadas, quién dijo
'cuando una orden judicial es irrazonable y arbitraria, se transforma en
ilegítima e ilegal, nosotros creemos que los compañeros de Brukman
tienen todo el derecho de estar en su fábrica, porque la patronal la
abandonó en diciembre del 2001 y ellos asumieron la responsabilidad de
administrarla y realizar el control obrero para poder comenzar la
producción. El derecho a trabajar está contemplado en la Constitución
Argentina, en el artículo 14 y 14 bis. Es decir, que cuando actúan con
irracionalidad e ilegitimidad nos asiste el derecho a la rebelión, sacar
a estos policías de aquí y poner a los obreros de Brukman nuevamente en
su fábrica. Estamos aquí para dar esa lucha.'
 	Mientras tanto seguían llegando organizaciones a la esquina de Jujuy y
México, ya estaba montada la tarima desde donde distintos integrantes de
los movimientos presentes enunciaban su postura frente al desalojo.
También llegaron adhesiones desde lugares más lejanos, como Neuquén,
desde donde los obreros de Zanón anunciaron que ya se organizó una
comisión que está viajando a Buenos Aires para acompañar a los
trabajadores de Brukman.
 	Al cierre de esta edición hay más de seis mil personas concentradas en
la esquina de Brukman. Además, hay una comisión formada por abogados de
derechos humanos, legisladores y trabajadores que están dialogando con
el juez, en la comisaría 8ª.
Celeste Neyra (RED ECO) (Fecha publicación:18/04/2003)  -
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	PARA MANDAR SOLIDARIDAD A: prensabrukman2 at yahoo.com.ar
Página/12
	"Vemos una clara escalada represiva contra nosotros" El desalojo de la
fábrica Brukman no es un caso aislado: este verano se vio un claro
aumento de la represión policial y de las amenazas a fábricas
autogestionadas, asambleas, piqueteros y otros grupos activistas y
movimientos sociales.  La fábrica Sasetru, de Avellaneda, volvió a
funcionar después de diecinueve años de cierre.
Por Irina Hauser
	El lunes pasado la policía desalojó a la asamblea barrial de Lezama Sur,
que realizaba sus actividades comunitarias en una sede abandonada del ex
Banco Mayo, donde también funcionaba gran parte del equipo de Indymedia
Argentina, un centro de comunicación independiente clave. El viernes a la
madrugada, cerca de 300 uniformados arremetieron brutalmente otra vez
contra los trabajadores de Brukman, la fábrica textil autogestionada
desde hace un año y medio. Durante la misma semana, la mayoría de los
candidatos presidenciales –y con especial dedicación Carlos Menem y
Ricardo López Murphy– centraron sus discursos de campaña en la expulsión
de los piqueteros de las calles. En batallas verbales disputaron quién
reprimirá más fuerte a los desocupados organizados. Ni los aprietes, ni
los desalojos, ni la criminalización de la protesta son nuevos, pero es
cada vez más claro que forman parte de un mismo rompecabezas.
	En una pequeña carta que hizo circular por Internet, el Chango, un vecino
humilde de la Asamblea Popular Caminito, daba la noticia de que junto con
sus pares acababa de recuperar una ex sede bancaria en la Boca e
instalado allí un comedor. Fue algo muy especial para una asamblea que no
hace mucho descubrió varios chicos desnutridos entre su gente, una
situación favorecida por la dificultad en el acceso a los bolsones de
comida. Confesaba el Chango, a la vez, su temor porque "varios locales de
asambleas han sido desalojados". No entiendo, acotaba, por qué "el
Gobierno y muchos vecinos desinformados no nos apoyan" en vez de
"considerarnos enemigos". Lo que lo desconcierta es cómo puede ser que
los dirigentes políticos ataquen los emprendimientos positivos de
distintas organizaciones sociales en lugar de alentarlos o protegerlos o
incluso capitalizarlos.
	La máquina de expulsar y amedrentar se dirige al activismo que, aunque en
algunos casos preexistente, cobró ímpetu después del 19 y 20 de diciembre
de 2001. Para actuar suele invocar la propiedad privada o algún otro
argumento económico y se mete en aquellos espacios que vienen mostrando
ser laboratorios de proyectos transformadores (algo de lo que la
dirigencia política carece): empresas o edificios deshabitados y
reconvertidos en comedores o centros culturales por vecinos y
desocupados, fábricas quebradas o vaciadas resucitadas por sus obreros,
instituciones públicas o privadas rescatadas por asambleístas.
- Uno tras otro
	Cuando los ex obreros de la fábrica Sasetru, en Avellaneda, comenzaban a
hacer funcionar la empresa alimentaria que llevaba 19 años cerrada,
llegaron 700 policías para echarlos, reprimiéndolos con balas de goma y
gases lacrimógenos. El abogado de los trabajadores fue detenido.
	El 23 de marzo, 50 efectivos de Infantería entraron al predio recuperado
por el Movimiento de Trabajadores Desocupados (MTD) de San Telmo para
sacarlos apuntándoles con sus ametralladoras y llevarse cuatro detenidos.
	El 11 de abril un pelotón de Infantería reprimió a un grupo de cartoneros
que había cortado el Puente La Noria. La televisión mostraba arrestos,
pero la policía los negaba.
	La asamblea popular de Parque Avellaneda, que tiene un comedor que
atiende a más de 150 personas por día, fue atacada a balazos. Los
caceroleros de Boedo fueron desalojados del local de una veterinaria
vacía donde hacían sus actividades y los de Haedo y Paternal están hace
días bajo amenaza de correr la misma suerte.
	Los asambleístas de Córdoba y Anchorena, que batallan hace un año para
que el Centro de Salud 11 funcione y distribuya leche a los pobres,
habían sido invitados por las autoridades a una reunión. Al llegar a la
cita, hace dos viernes, los esperaba un cordón policial y el anuncio de
que la directora les había iniciado una causa judicial por una toma
pacífica del lugar que habían hecho días antes para debatir cómo sacarlo
a flote.
	La asamblea de Floresta, que nació con las protestas por asesinato de los
tres chicos de ese barrio a manos de un ex policía, sufrió hace dos
semanas el secuestro con torturas, por 36 horas, de uno de sus miembros.
- En los mismos días, la Justicia de Salta encarceló a cuatro piqueteros.
	En todos los desalojos de viviendas donde aparecen organizaciones
sociales resistiendo hay un gran despliegue de fuerzas de seguridad. El
caso del Padelai, en San Telmo, fue impresionante. La policía valló tres
cuadras a la redonda. El operativo dejó más de 10 heridos y 50 detenidos.
	Hay montones de otros ejemplos por todas partes. Cada día hay alguien
tratando de correr a los campesinos de las tierras que trabajan o de
subir a los piqueteros a la vereda con el argumento de que "perturban el
tránsito".
- En alerta
	El predio donde venía funcionando la asamblea de Lezama Sur, en la Boca,
tiene el plus simbólico de haber sido uno de los primeros en ser ocupados
por vecinos autoconvocados, de haber pertenecido a un banco que traicionó
a sus clientes y de ser sede de uno de los pocos medios de comunicación
abocado a mostrar cada paso de los movimientos sociales en efervescencia.
En el desalojo, la policía se llevó los equipos de los periodistas, una
tirada impresa de su periódico y fotos de otros desalojos.
	La expulsión de la asamblea Lezama Sur, a la que el viernes se agregó la
de la textil Brukman –que estaba tomada y produciendo bajo el control de
sus obreros–, terminó de decidir a un enorme grupo de intelectuales y
académicos a intentar conformar una "red antirrepresiva".
	"Vemos una clara escalada represiva, que se acentúa en un momento de
vulnerabilidad de los movimientos sociales donde convergen dos
cuestiones: en el orden electoral, la derechización del gobierno y de la
política, y en el orden interno de las organizaciones, más allá de la
movilización, aparece una fragmentación preocupante. Es cierto que la
contienda electoral produce realineamientos internos, pero a su vez
tiende a imponerse más una lógica de conflicto que de cooperación. Como
intelectuales creo que debemos unificar posiciones en torno de un
discurso antirrepresivo antes que ahondar las contradicciones
políticoideológicas", analiza la socióloga Maristella Svampa. A ese
panorama, dice, se suma "cierta naturalización del accionar represivo,
ligada a que hay poca información y a que parece estar cerrándose ese
espacio de resonancia que se había abierto en las clases medias y las
fuerzas sociales movilizadas". "A raíz del 26 de junio, cuando la gente
se movilizó para denunciar los asesinatos de Maxi Kosteki y Darío
Santillán, parte de la sociedad descubrió otras dimensiones de las
organizaciones piqueteras –por ejemplo, el trabajo solidario–. Pero eso
se está perdiendo. Sectores otrora llamados 'progresistas', asustados por
el (supuesto) 'desborde social', terminan avalando en nombre de la
'gobernabilidad' candidatos que proponen salidas duras y neoliberales",
completa Svampa.
	Días atrás circuló un pequeño escrito de la periodista canadiense Naomi
Klein, que llamaba a no subestimar los desalojos, poniendo énfasis en el
caso de Indymedia, "un genuino medio comunitario", describía. "El
gobierno local (argentino) cuenta con que mientras el mundo está
enfocando una guerra masiva, las pequeñas batallas locales pueden parecer
poco importantes. Por favor, ayuden a la campaña antidesalojo", convocó.
Su mensaje se sumaba a otro, de preocupación, enviado por activistas de
Amsterdam después de varios desalojos. "¿Vamos a dejarlos pasar?",
preguntaron. "Coordinemos protestas en las embajadas y consulados y
cualquier otro sitio de los poderosos de argentina", fue su propuesta.
	Norma Giarraca, socióloga rural, piensa en voz alta: "¿Qué quiere el
Gobierno, qué quieren los políticos? ¿Demostrar que va a terminar con los
movimientos sociales antes de las elecciones? Es insólito que con la
creatividad que estas organizaciones demuestran para crear condiciones de
vida, los ataquen en lugar de apoyarlos. Es que viven aferrados a las
encuestas.
	Se ha visto en países exitosos que se pueden mantener, por ejemplo,
estructuras económicas mixtas, o sea, tener grandes empresas y políticas
para otros emprendimientos autogestivos, campesinos, lo que sea. Pero
aquí hay una gran intolerancia, el neoliberalismo más fundamentalista que
llevó al país a la crisis. Esto es lo que tendrían que estar discutiendo
los candidatos después del 19 y 20 de diciembre".
	El poder político, por lo pronto, parece desnudar a través de los
desalojos e intimidaciones de índole diversa, su reacción ante la
debilidad más profunda y frente a la certeza de la falta de legitimidad
con que tendrá que lidiar cualquiera que llegue a ser gobierno. Para los
movimientos sociales emergentes, este escenario señala un momento de
puesta a prueba de su capacidad de cohesión, proyección y resistencia.
Más información en: http://argentina.indymedia.org 
http://rosario.indymedia.org
Celeste Neyra (RED ECO) (Fecha publicación:18/04/2003)  -
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