[Presos] Carta de Marco Camenisch
Tanito
stefano at sindominio.net
Thu Oct 4 06:56:57 CEST 2001
Es muy lindo estar otra vez juntos, gracias a vuestra nueva iniciativa. Os
saludo con una sonrisa feliz y orgullosa. Gracias de verdad a
vosotras/os que estáis aquí y gracias de verdad a las/los que, si bien no
están aquí, nos están cerca.
Tenía un pequeño malestar por estar un poco al centro de esta y de otras
iniciativas de solidaridad, criticadas también como
personalísticas. Pero, reflexionando y discutiendo con quien, como mi y
vosotras/os, está comprometido en el cuidado y en la
construcción de relaciones humanas solidarias y abiertas hacia las
diversidades, en la lucha común por la vida y las libertades para
todas y todos de cualquier autoritarismo y explotación, esos malestares en
seguida me parecieron menos justificados.
Se trata de solidaridad en lucha por la justicia y la libertad, y esta
solidaridad humana auténtica no nace de la nada o por capricho,
sino se mantiene o se genera solo a través de un persistente compromiso
recíproco en la confrontación, en el cuidado de las
relaciones y en el respeto recíproco y sosténde las diversidades y unicidades
que cada una y cada uno de nosotras/os
representamos.
Esta solidaridad, más de aquellas limitadas sólo a la política o a la
ideología compartida, es también la base sólida por una lucha
social de liberación de los dueños y de sus cárceles. Es una base necesaria
por una lucha que tiene sus raíces, su recorrido y su
objetivo en el amor y en la vida digna, y en el amor por la vida.
Este momento de solidaridad y de encuentro, como también los enlaces de los
cuales trae origen, son una conquista colectiva y
acaso aun ejemplar. De eso soy orgulloso junto a vosotras/os; por cierto, no
de mi mismo.
Creo que esta iniciativa tiene una otra grande calidad, a pesar de cualquiera
consideración cuantitativa. No está determinada por el
poder en el tema y en la ocasión. No hay una identificación en base a la
hostilidad o menos que encuentra. Es una iniciativa
autodeterminada.
Nosotras/os adentro y vosotras/os afuera estamos juntos, contra la vergüenza
que es el cercado que encierra una cárcel y que lo
quiere, patéticamente, excluir del mundo. Somos todas y todos presas y presos,
sea las personas encerradas que las que encierran,
ya que una sociedad que necesita de la cárcel, de encerrar y excluir,es ella
misma una cárcel. Como una caja china de tantas
cárceles, una tras otra; un contenedor de una humanidad vilipendiada y
sufrida.
Es sólo una cuestion de grados de encarcelación, división y aislamiento. Por
supuesto, los grados mas rigurosos y destructivos
amenazan o golpean a las/los que son conscientes que una sociedad gobernada
por una economía presunta, de real explotación
global, es una única e inmensa cárcel. Amenazan y golpean a los que son
conscientes de eso y que se comprometen para liberarse,
para superar y suprimir esta cárcel global que ya ha llegado a tener las
dimensiones y la virulencia destructiva de un Auschwitz
planetario.
Hoy, el horror histórico que es esta economía del real-capitalismo, con sus
metástasis principales que son el Estado, la ideología hoy
neoliberista y su técnica para nada neutral, tiene como forma de dominio
totalitario la democracia desarrollada de molde occidental,
que compendia y exalta dignamentea las ideologías totalitarias del pasado.Hoy
como nunca, el exterminio, la sumisión y la opresión,
la explotación y el control social son así perfectos y perpetrados a grande
escala.
De esa guerra total a la vida, la cárcel es uno de los puntos mas sumamente
simbólicos y virulentos entre el conjunto represivo de la
economía. Es cierto que no se puede hablar de abolición de la cárcel sin
comprender también la abolición de la economía y de las
funciones de sus dueños, verdugos e instituciones.
Aquí, en la cárcel en la cárcel, no estamos padeciendo violencias físicas y
las provocaciones en el cotidiano son casi ausentes. Será
por la valencia y la, si bien exigua, fuerza solidaria, social y rebelde, de
la cual somos la componente detenida; será también por el
particular momento de la represion, momento de exiguo nivel de enfrentamiento
social por toda Europa.
Pero padecemos, juntos a vosotras/os del exterior, la violencia represiva de
las persecuciones político-sociales emergenciales
fascistas, por parte del aparato policíaco-judicial. Y adentro padecemos el
grado casi máximo de aislamiento hacia el interior de la
cárcel y, todavía junto a vosotras/os, el aislamiento hacia vosotras/os.
Padecemos la censura de la correspondencia, la hostilidad
sistemática en cada encuentro concreto con vosotras/os u otras personas no
estrictamente destinadas a la vigilancia militar.
Padecemos la suspensión, de hecho, de los derechos de las presas y los presos
al acceso a los varios recorridos de liberación. Y
siempre con el mismo pretexto de la peligrosidad y de la seguridad
arbitrariamente establecido por la administración represiva, en
base a la homologación o memos a los valores dominantes, padecemos las
gratuitas barreras arquitectónicas aflictivas, como por
ejemplo las rejas por doquiera, para no hacernos ver el cielo. Así, están
suspendidos también los derechos a la salud, más allá de los
afectivos. En una situación así patógena , también una estructura sanitaria
perfecta tendría escasa incisividad.
Padecemos así, si bien en medida mucho menos aguda que en otros feudos del
reino, la tortura del aislamiento, de la exclusión social
y civil, de la exclusión de un futuro en nuestro horizonte de vida, de la
privación sensorial y social.
Es, de toda manera, el aniquilamiento físico y social a rastros más o menos
pequeños y perceptibles.
Pero nunca será encarcerable la alegría del sueño de la libertad de los dueños
y de sus cárceles, la alegría de una solidaridad en
lucha, la alegría del amor y del afecto que nos unen. Todo eso nunca podra ser
disuelto por el delirio terrorista de un juez o un
policía, ni siquiera por esa pobre cosa que es la cárcel. Es aniquilamiento,
puro terrorismo, pero fracasa y fracasará siempre hasta
que no desaparecerá de la tierra, junto a los horrores que las reproducen: la
economía capitalista, la sociedad capitalista y la grande
cárcel.
Saludo también a todas las compañeras y a todos los compañeros de la España,
de la Turquía, del Chile, de la Argentina y por
doquiera, afuera y adentro de las cárceles que, como nosotras/os y con
nosotras/os, están luchando por la vida, la justicia y la
libertad de todas y todos, incluso los carceleros-encarcelados. Y quiero
mencionar y saludar, con vivo amor, a todas y a todos
las/los que, adentro y afuera de las cárceles, donaron su vida en esta lucha
nuestra.
Merece la pena, hasta que la muerte no llegue a ser una mercancía, sino un don
a la vida. La vida es amor, lucha, imprevesible e
irreductible rebelión. Hasta que hará, el monstruo y sus cárceles no son que
pesadillas tambaleantes, destinadas a desaparecer.
No hay ninguna razón para desanimarnos, para resignarnos. Sólo hay razones
para luchar cantando la vida!
Os abrazo,
Marco
Biella, 17 de junio de 2001
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