[unomada-info] Texto de Yann Moulier
laboratorio
raul en sindominio.net
Mar Sep 18 05:19:42 CEST 2001
Hola a tod en s,
como Universidad Nómada os enviamos una interesantísima reflexión de
Yann Moulier Boutang, entre otras cosas director de la revista
"Multitudes" [ http://www.samizdat.net/multitudes ] sobre los recientes
acontecimientos de Nueva York y las previsibles consecuencias y desafíos
que plantea para las prácticas críticas y en especial para los
movimientos de lucha contra la globalización capitalista. Esperemos que
sea de vuestro interés y que anime a pensar la situación presente. Un
abrazo
Raúl
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El debate acerca de Génova se ve singularmente sobredeterminado por el
Apocalypse York, Oldtrade Center.
Durante los debates en esta lista [de la revista "Multitudes"] a
propósito de Génova, ya expuse que la tesis de la militarización del
poder imperial observada en Génova adolecía de una cierta falta de
sutileza.
A no ser que desarrollemos la idea, bastante paranoica, de que Estados
Unidos, mandatarios de la potencia imperial, montan el espectáculo del
terrorismo a escala mundial para justificar una represión militar y una
gestión antiterrorista contra el movimiento naciente, hemos de
considerar que, habida cuenta de la guerra realmente simulada y del
hiperterrorismo contra la superpotencia, asistimos al funcionamiento de
otro tipo de estructura.
Mi idea es la siguiente.
La continuación de la formación de un movimiento mundial en 1999 en
Seattle perturba totalmente el escenario neoliberal de absorción lineal
del segundo y tercer mundos tras la desaparición del socialismo real
como alternativa global a la globalización.
La antiglobalización capitalista se ha desarrollado a enorme velocidad
sobre una ausencia total de alternativa ideológica, conceptual y, diría
yo, carnal, entendida como un cuerpo sin órganos (y por lo tanto
imposible de abatir mediante la destrucción de un órgano vital) y no
simplemente como afectos u órganos.
El no a la globalización dispone, gracias a la racionalidad ecológica,
de una seria contraproyectualidad, pero ésta no está articulada con una
fuerza política a no ser institucional (el comienzo del ascenso
electoral de los ecologistas que relevan a la componente comunista).
Esto da lugar a una situación peligrosa, que ya se produjo a escala
italiana y europea hacia finales de los años setenta.
Digo peligrosa porque el movimiento es capaz de romper el embrague de
los cambios de velocidad que pretende imponer el nuevo capitalismo, pero
no consigue aún embragar con el aumento de la potencia constituyente.
Y desde hace una o dos cumbres la propulsión del movimiento continúa
ganando en extensión, en capacidad de alcanzar duramente a los objetivos
estratégicos del capitalismo cognitivo (en particular, sus exigencias de
nuevas «enclosures»), pero la violencia del poder le convoca como un
atractor. Llamo atractor a la reducción de la noción de poder imperial a
un refrito de la tesis de la superpotencia imperialista estadounidense,
a la reducción de la medida de la radicalidad o de la potencia del
movimiento a su capacidad de responder al poder global capitalista. Son
éstas fases en las que la sobredeterminación terrorista interviene casi
sistemáticamente. Cada vez que el movimiento expresa potencial, potencia
de multitud - y lo virtual es el espejo de ese futuro - interviene el
chantaje de la expresión del poder inmediato y devuelve al limbo la
actualización de la potencia múltiple.
Apocalypse New York registra de manera catastrófica el formidable empuje
de la contestación de la potencia imperial (como en las películas de
Hollywood que se han visto realizadas en directo, a una vertiginosa
distancia de la Guerra del Golfo, que no tuvo lugar según San
Baudrillard), pero de manera completamente falseada, desviada, pues los
Palestinos se convierten en Talibanes o la contestación de la
globalización, que detesta el World Trade Center y el Pentágono (el
mercado y el sable) se ve conminada a adherirse a esa realización de la
destrucción.
La catástrofe más seria no sólo atañe a las consecuencias que tendrá el
terrorismo elevado a escala estatal-imperial en términos de represión
«militar» de los movimientos contestatarios, aplastados entre la
sumisión al consenso antiterrorista (arrepentimiento, disociación, etc.)
y la caída del lado de la rebelión absoluta, demoníaca y demonizada. O
sea, en términos concretos, una disminución o un encogimiento de lo que
el movimiento había comenzado a conquistar tras los «años de invierno».
Atañe, sobre todo, a esa proyección al más alto nivel, a ese
desafío-trampa donde ya no podemos decir, como en Génova, que sólo la
policía crea la provocación.
Apocalypse New York es una poderosa sobredeterminación de Génova, es una
llamada-(licitación) [appel (d'offre)] de y a todos los «black blocks».
Qué peso tiene la tasa Tobin frente a la tentación de acabar físicamente
con el cuartel general-símbolo del capitalismo globalizador y su brazo
armado y policía del mundo. En ambos casos, la comparación es falsa,
pues el WTC y el Pentágono son mucho más que símbolos y sin embargo, no
son el cuartel general efectivo del capitalismo mundial, que ante todo
carece de divisiones y está enterrado en algún lugar de Nebraska o es
rigurosamente abstracto e inaferrable.
La verdadera provocación, frente a la cual las maniobras de la policía y
del Estado italiano no son sino lamentables pasatiempos, es esa
sobredeterminación.
Se trata de un enemigo mucho más temible. Como un virus, clona el
movimiento antiglobalización. Y pronto tendremos manifestaciones contra
el bombardeo de Kabul.
Así, pues, frente a este primer acontecimiento del siglo XXI, frente a
esta situación radicalmente nueva, no podemos contentarnos con las
viejas cantinelas de la provocación, de la manipulación. ¿Qué política
para las multitudes en un decorado mitad cartón piedra, mitad realidad
(con efectos especiales, una superproducción digna del Imperio Romano y
de verdaderos muertos)?
Yann Moulier Boutang
11 de septiembre de 2001
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