[unomada-info] En el dominio de lo irreversible, por Franco Berardi, Bifo
raul en sindominio.net
raul en sindominio.net
Lun Feb 3 04:41:00 CET 2003
raul en sindominio.net te ha enviado el siguiente
artículo desde la ACP/IMC Madrid
(http://acp.sindominio.net).
Mensaje de raul:
http://acp.sindominio.net/article.pl?op=EmailStory&sid=03/02/03/0324242&mode=thread
Sbancor habla (en
http://www.mail-archive.com/rekombinant@autistici.org/msg00318.html)de
insurrección, pero tal vez hayamos entrado en el
dominio de lo irreversible. La sustracción de los
cuerpos como la única insurrección posible.
--------------------------------------------------
Monday 03 February a las 04:24AM
En el dominio de lo irreversible, por Franco Berardi, Bifo
By Lenz
Que quede claro. No planteo ninguna duda con
respecto a lo que afirma Sbancor: las fuerzas que
gobiernan Italia no tienen ninguna base de
legitimidad, y creo que se puede decir lo mismo de
Estados Unidos. En este sentido, la insurrección
contra estos poderes es legítima, según el
pensamiento liberal, del que la constitución
estadounidense es un ejemplo fundamental. De
acuerdo. Sin embargo, la cuestión no es ésta en
absoluto. Que el poder de Berlusconi, basado en la
apropiación mafioso-previtica (bonito adjetivo,
¿no?) del sistema comunicativo sea ilegítimo, lo
sabemos desde el primer momento. Como sabemos desde
el primer momento que el poder de Bush es
ilegítimo, basado en una estafa electoral
demostrada. El problema no es: ¿es legítima la
insurrección? El problema es: ¿por qué no hay
ninguna insurrección?
En los últimos años hemos asistido a la formación
de algo que hemos llamado "movimiento". Las grandes
manifestaciones internacionales han acelerado la
crisis de la ideología neoliberal, que depende
sobre todo de un hundimiento de la tasa de ganancia
en los sectores innovadores, del agotamiento de la
demanda y de otros factores económicos. Además, el
movimiento iniciado en Seattle ha puesto en marcha
un proceso de autoorganización del trabajo
cognitivo, que constituye -éste- la verdadera
novedad política de nuestro tiempo. Luego, desde la
primavera de 2000 y con mayor dramatismo a partir
del 11 de septiembre de 2001, el globalismo
capitalista ha entrado en una crisis profunda, de
tal forma que el liberalismo temperado de la era
clintoniana ha dado paso a una forma de agresividad
nacional-liberal que se expresa en forma de guerra
devastadora, sin límites de tiempo ni espacio.
La cancelación de la democracia es un hecho al que
nos acostumbramos rápidamente, tan es así que todo
el mundo sabe -y todo el mundo lo acepta ya
tranquilamente- que las reglas de la democracia han
sido canceladas. Y no creo que haya ninguna
insurrección para la restauración de la democracia,
como mucho habrá girotondi [corros]. Lo que en el
último año nos ha hecho esperar un movimiento de
masas no es la crisis de la democracia, sino el
ataque feroz contra las condiciones salariales y de
supervivencia. Sin embargo, a partir de un cierto
momento se ha empezado a tener la sensación (que
espero que se vea desmentida por los
acontecimientos venideros) de que ya no existen
energías sociales capaces de romper los equilibrios
de poder. Hay un movimiento de testimonio, hay un
proceso de recomposición de la inteligencia
colectiva, pero no hay capacidad para trasladar al
movimiento de la esfera de la demostración a la
esfera de la vida cotidiana. Y sólo el paso de la
demostración a la apropiación puede cambiar
efectivamente las relaciones sociales y las
perspectivas. La apropiación de las ciudades, de
las mercancías, del tiempo de vida. Sólo la
práctica cotidiana del sabotaje de los ritmos
urbanos y productivos, sólo la práctica cotidiana
del erotismo contra el trabajo y contra el miedo
rompe los equilibrios de poder, abriendo
perspectivas de autoorganización social. ¿Por qué
esto no sucede?
Ésta es la pregunta -política, filosófica,
antropológica- que debemos plantearnos. Para
modificar en lo posible la situación, o al menos
para entender, para no quedarnos como gatitos
ciegos repitiendo letanías sin esperanza.
Mi respuesta se cifra en dos puntos que hay que
profundizar en el plano teórico, y a continuación
en el plano terapéutico y político:
El primer punto es la parálisis de la empatía
social, una especie de parálisis de la afectividad,
cuyas causas han de buscarse en la esfera de la
comunicación social, de la producción virtualizada,
en la esfera de la ideología competitiva y de la
epidemia psicopática que de ésta se desprende.
El segundo punto es la aparición, en la
semiconciencia colectiva, de una percepción de
irreversibilidad.
Irreversibilidad es una palabra prohibida para la
política, una especie de maldición paralizante de
la voluntad. Que yo sepa, no hay hasta ahora ningún
trabajo teórico sobre el tema de la
irreversibilidad. En épocas pasadas, podían
producirse laceraciones devastadoras, masacres
espantosas, violencias inenarrables, pero ningún
proceso ha tenido nunca un carácter de
irreversibilidad (salvo, naturalmente, para el
individuo y su entorno más inmediato). El planeta
físico, el bios, la corporeidad, el psiquismo
colectivo, nunca se han visto atacados por procesos
de tipo degenerativo, por procesos capaces de
atacar, no al organismo individual, sino a su
genoma. Por el contrario, esto es lo que ha
ocurrido en el último periodo de la historia del
capitalismo, que comienza a producir efectos no
biodegradables.
No es reversible la devastación medioambiental, que
se ha acumulado hasta poner en marcha procesos de
degeneración de la atmósfera, del agua y del medio
ambiente urbano.
No es reversible la devastación que se ha producido
en el psiquismo colectivo a causa de la
mediatización de la comunicación social.
Y en particular, no son reversibles los efectos que
la biotecnología es capaz de provocar en el genoma
humano y, en general, en la generación de los
organismo vivos.
El fascismo contemporáneo no es un fenómeno
ideológico, sino psicótico. Por esta razón, creo
que toda la discusión sobre violencia o no
violencia está totalmente fuera de lugar. La
violencia no puede ser la solución de nada, por la
sencilla razón de que no hace sino reforzr el
problema. Por otra parte, la voluntad política no
puede hacer nada contra el despliegue de efectos
que en lo sucesivo están inscritos en el cuerpo
vivo del planeta y del género humano. No podemos
oponernos políticamente a lo irreversible, de tal
forma que lo irreversible es el hecho nuevo que se
manifiesta en la historia presente, poshumana, de
la que la guerra amenaza con convertirse en el
sello definitivo.
La sustracción de los cuerpos es la única
insurrección posible.
¿Cómo hacer posible la sustracción de los cuerpos?
El barón de Munchausen
Extraído de Rekombinant.
Traducción de Universidad Nómada.
Más información sobre la lista de distribución unomada-info