[unomada-info] Transfronterizos de Europa, por Gianmarco De Pieri
raul en sindominio.net
raul en sindominio.net
Mar Jul 22 22:50:00 CEST 2003
raul en sindominio.net te ha enviado el siguiente
artículo desde la ACP/IMC Madrid
(http://acp.sindominio.net).
Mensaje de raul:
http://acp.sindominio.net/article.pl?&sid=03/07/22/205253&mode=thread
Nuestro amigo boloñés Gianmarco De Pieri ha
publicado estas reflexiones prospectivas en el
último número de la revista Global Magazine
-www.globalmagazine.org-(julio de 2003). Se trata
de una conjetura política para el inmediato
presente (Convención europea, Europa política del
2004 y FSE de Saint-Denis en noviembre) que toma
como ejemplos dos figuras: migrantes y lo que él
denomina knowledge workers o trabajadores
cognitivos o de la infoproducción.
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Tuesday 22 July a las 08:05PM
Transfronterizos de Europa, por Gianmarco De Pieri
By Lenz
En estos meses, en los que las distintas comisiones
buscan frenéticamente la formalización de la
llamada "constitución europea", algunos autores han
comenzado a sostener que el espacio geopolítico que
se extiende del Canal de la Mancha a los Urales y
termina en el sur con la orilla árabe del
Mediterráneo habría expresado desde siempre una
tensión constante hacia la reunificación
paneuropea: una desmañada tentativa que trae a la
memoria el enfoque que Hans Kelsen expusiera con
motivo del debate sobre la Sociedad de Naciones.
Por el contrario, me parece que la cifra de Europa
insiste en la frontera y en su defensa sangrienta.
Si, por añadidura, estudiamos con detenimiento el
periodo de los Estados nacionales comprobamos el
surgimiento de una constelación de constantes
masacres intraeuropeas por sus fronteras, que pasan
a ser una categoría política y militar, fundadora
del ordenamiento formal de cada Estado-nación.
Sólo en raras ocasiones autores o agencias
políticas se han planteado el problema de la
superación de las fronteras en clave democrática y
no de unificación con arreglo a un dominio
centralista.
Si observamos el proceso de constitución de Europa
que está en marcha comprobamos que consiste en la
negociación entre las distintas oligarquías
imperiales europeas en torno al orden de este
espacio: un acuerdo que no excluye la refriega y
que trae consigo la redefinición de las relaciones
recíprocas y de los procedimientos de
governance[gobierno real o material].
Estas oligarquías constan tanto de agencias
económicas como de burocracias nacionales que
buscan un espacio político en el que sobrevivir,
dentro de una ambivalente e indecisa espera entre
el abandono parcial de la soberanía sobre el propio
territorio y la re/combinación en un ámbito más
vasto y la defensa infatigable del Estado nacional,
del que representan el fruto más podrido.
Podríamos decir que en la provincia europea está en
marcha un proceso de nacionalización desde arriba
o, para ser más exactos, un proceso de creación de
un Estado nacional europeo que traslada la
forma-Estado nacional a un espacio paneuropeo. Por
otra parte, ya cuenta con una moneda, el ejército
está previsto y la elección del soberano es en
estos días el tema de las mesas de concertación,
como si se tratara de una pequeña Westfalia.
Tal vez falte la superestructura ideológica, pero
lo cierto es que aquí, hobbesianamente, auctoritas,
no veritas facit legem [la ley es producto de la
autoridad y no de la verdad].
En fin, a la tragedia le sucede la farsa: el
Estado-nación, corroído, acechado por los
conflictos y por la luchas, regresa, en un espacio
más amplio, pero con formas que al fin al cabo
presentan escasa novedad. De tal suerte que, si la
Europa venidera no habrá de ser más que una
provincia de la democracia formal, un territorio
bajo la jurisdicción de las oligarquías nacionales
europeas, entonces sólo cabe pensar que se
constituirá de forma especular al Estado nacional
norteamericano.
Así, pues, el futuro del espacio europeo es un
asunto lo demasiado serio como para dejarlo en
manos de las oligarquías o de los tribunos de los
senados nacionales abolidos de facto; es y debe ser
el objeto de la atención de los movimientos, de las
mujeres y de los hombres que no aceptan convertirse
en súbditos. En una palabra, el primero de los
puntos de la agenda para las redes de resistencia y
de desobediencia europea debe ser la elaboración y
la compartición del primer párrafo del programa
mínimo de la constituyente europea, una
constituyente distinta de la que se está elaborando
en las cancillerías nacionales.
La tarea es compleja y difícil y se articula en el
diálogo y en la compartición de las biografías
laborales, culturales y políticas de las redes y de
las subjetividades del trabajo vivo, se declina en
momentos de encuentro y en el entrelazamiento de
actos públicos globales de rebelión, para seguir a
continuación en subterráneos cunículos de
comunicación y organización. Demasiado, incluso
para ser enunciado en estas líneas.
Tan sólo queremos tratar de sugerir algunos puntos
de vista que surgen de la participación y de la
observación cómplice de dos singulares minorías de
la composición técnica del trabajo que tienen un
atributo común: el de ser al mismo tiempo vectores
de ruptura subjetiva de la frontera y contener en
su seno un preludio importante del devenir Europa
en su forma más democrática e innovadora.
La primera está constituida por los llamados
knowledge workers [en lo sucesivo kw], es decir,
por ese 10 % de los trabajadores que, con
independencia del sector en el que operan
(informático, comunicación, consultoría,
cooperación internacional, etc.), poseen un saber y
un saber-hacer que les permite participar en las
redes globales de producción del valor y en buena
medida les pone en condiciones de conquistar
márgenes de autonomía con respecto al poder de
mando capitalista sobre las secuencias del proceso
de trabajo y que tienen en los atributos de
professional y de deslocalización sus propias
especificidades cualitativas. Los kw son
singularidades móviles y dinámicas que atraviesan
los lugares de la producción social como actores
contratados en una comedia en la que a menudo el
guión no está escrito: son aquellos que no poseen
más sus propios skills y la capacidad de conectarse
instantáneamente a los demás eslabones de la cadena
del valor, aun cuando no existe una dirección
organizativa del proceso laboral. Trabajan con el
lenguaje e declinan su propio valor por medio de
códigos lingüísticos y de concatenaciones tan
intensas como rápidamente modificables,
representando la parte más "avanzada" de la
intelectualidad de masas, siendo no obstante una
minoría. Los kw no tienen nacionalidad doméstica,
ni ciudadanía, ni universos de relación dados: son
moléculas dinámicas que se recombinan en el espacio
europeo. Poseen además un concepto de proximidad
que excede la medida de la contigüidad territorial,
de ahí que a veces tengan a sus amigos y amores
distribuidos entre Zurich, Londres, Milán y Serbia
y que se entrecrucen en puntos de encuentro de las
redes informáticas. Viven una materialidad de
relaciones de producción y de relaciones sociales
en constante roce con las fronteras. Son el ejemplo
de un voluntad de constitución supranacional desde
abajo de un jus publicum europeum, de una normativa
del trabajo europea, y sufren la asfixia
insoportable de las fronteras nacionales.
La segunda minoría que genera tensiones de ruptura
son los migrantes, que componen un vector de crisis
definitiva de las fronteras exteriores, hasta el
punto de obligar al poder de mando a acuñar ad hoc
un derecho penal y penitenciario, y que juegan un
papel importante a la hora de prefigurar otra
Europa posible.
Son un minoría compuesta de minorías en fuga de una
condición de insatisfacción (política, biográfica,
de renta, etc.) que presiona sobre los limes
diseñados por las oligarquías dominantes, que los
viola, que obstinadamente desobedece a un derecho
de cuidadanía que excluye, exigiendo implícitamente
uno nuevo que exceda el jus solis [derecho de
suelo].
Subjetividad en fuga, cuyo trabajo está subyugado y
etnicizado pero que expresa un fortísimo deseo
subjetivo de afirmación, democracia y valorización
de sí mismo: una crítica material explosiva que
alberga en su seno el derrumbe de la categoría de
ciudadano, que ya no puede hacer referencia a quien
ha nacido en Europa sino a quien ha elegido vivir
en ella, aunque sólo sea temporalmente.
Sin embargo, los migrantes no votarán por la nueva
carta europea, ni siquiera para elegir a la
administración de las ciudades que han elegido como
morada temporal: por el contrario, téngase en
cuenta, ni siquiera son considerados ciudadanos.
Estos dos ejemplos nos permiten comprobar que en
este territorio han madurado tensiones conectivas
de los flujos de trabajo que irrumpen poderosamente
en un marco decrépito de diseño desde arriba del
Estado nacional europeo. Europa debe ser repensada
también como cuenca democrática para las
singularidades móviles que hemos llamado kw: éstas
nos llevan a repensar el trabajo, las formas de
relación, la mediación misma entre trabajo y
capital que en el anterior ciclo de luchas hizo
saltar por los aires el Estado social. Dos
invitaciones a entrelazar las experiencias, dos
desafíos que convocan la atención de las redes
sociales y de los laboratorios políticos del
movimiento de movimientos y que pueden ser
recogidos si las "redes de rebeldes" son capaces de
abrirse y de acoger en su propio seno a estas
subjetividades, compartiendo sus agendas políticas,
consiguiendo la capacidad de diálogo e
investigación y entrelazando la multiplicidad de
las formas específicas de trabajo en un melting pot
[crisol] que se interroga sobre la construcción de
un programa para Europa, contra la Europa que
quieren las oligarquías...
Traducción del italiano de Lenz
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