[unomada-info] Revolución 2.0 - Manifiesto global de las universidades nómadas

Infos de la Universidad Nomada unomada-info en listas.sindominio.net
Lun Sep 26 19:42:15 CEST 2011


http://www.universidadnomada.net/spip.php?article375

Revolución 2.0

Manifiesto global de las universidades nómadas
Rio de Janeiro, 24, 25, 26 de agosto

Vivimos en una situación revolucionaria. La crisis se ha vuelto
permanente, la gobernanza imperial ha fracasado, el eje atlántico está
en declive. Afirmar esto no significa hacer concesiones a un mecanicismo
estúpido ni a un determinismo ingenuo. Son las luchas las que demuestran
que resulta imposible volver a vivir como en el pasado, porque las
multitudes productivas ya no quieren y los patrones del capitalismo
global ya no pueden. Es por ello que el viejo mundo se derrumba. En las
calles de Egipto, de Túnez, de España, de Londres, de Jirau y de Rio de
Janeiro, de Santiago de Chile, en las plazas y en las redes globales, es
la revolución lo que caracteriza la coyuntura actual, abriendo
posibilidades extraordinarias en la crisis del capitalismo global, que
se inició entre el 2007 y el 2008 con la caída de los créditos subprime
y hoy se profundiza con la crisis de la deuda soberana en la Unión
Europea. Por tanto, la revolución vuelve al orden del día, pero lo hace
de una forma nueva: ya no hay un ’palacio de invierno’ que conquistar,
no existen ganglios nerviosos del poder de los cuales tengamos que
apropiarnos. Por tal motivo hablamos de una revolución 2.0, que se
articula a través de diferentes tipos de redes digitales y
territoriales, irrumpiendo en las calles y en las plazas metropolitanas.
En un mundo en el que producir se ha convertido en un acto común, la
’revolución 2.0’ es el contexto en el que ese acto de producir reafirma
y hace efectiva la generalización de un deseo del común que late en
potencia.

La crisis es sistémica y permanente. Las ’burbujas’ recurrentes a través
de las cuales la riqueza se acumula y explota indican que la crisis
tiene una nueva temporalidad: ya no se trata de ciclos en el interior de
la (ir)racionalidad de la economía capitalista, sino de una nueva
temporalidad constituida por los ’mundos’ que la ’burbuja’ contiene. La
temporalidad de la crisis viene definida una y otra vez por las grietas
y las paradojas que atraviesan esos mundos; por el conflicto entre, por
una parte, la producción libre y horizontal del común, y, por otra
parte, la captura parasitaria de esa producción. El aspecto negativo de
esta situación es que estas burbujas constituyen la forma de acumulación
que el capitalismo utiliza para dividir y jerarquizar el común. El
aspecto positivo es que las luchas, al difundirse, redefinen y modifican
la condición de estas burbujas.

Gobernanza y común. La izquierda y la derecha al unísono, para afrontar
la crisis desde su interior, piensan que esta crisis es una suerte de
’desviación’ de la norma. Al mismo tiempo utilizan la crisis como una
ocasión para echar mano de decisiones políticas que denominan ’de
excepción’. En la primera fase de la crisis han desembolsado miles de
millones de dólares para socializar los costes, y ahora desmantelan los
últimos restos del Estado del bienestar para asegurar que esos costes
los paguen las multitudes pobres y trabajadoras. El ’estado de
excepción’ de las economías centrales se unifica con las políticas de
emergencia de los países emergentes. Todo ello tiene como objetivo que
la sociedad se pliegue ante los intereses de unas formas de desarrollo
que supuestamente están por encima de la sociedad misma. Pero también la
multitud ha decretado en Londres su propio ’estado de excepción’.

Mencionar la excepción no significa caer en el catastrofismo, pues este
no es más que una invitación a la inacción política, o bien conduce a
reclamar la soberanía estatal como freno a la excepción. Cuando la
excepción se hace permanente, se convierte en norma. La gobernanza es
actualmente esta particular norma: no se trata de un mero soft power, no
es sencillamente un poder de gestión con carácter experto y técnico que
se diferenciaría del clásico gobierno fundado sobre la violencia.
Digámoslo claramente: si el modelo del gobierno soberano está acabado,
es porque las luchas lo han puesto en crisis; y la gobernanza es un
sistema de intervención que actúa por abajo, allí donde ya no se puede
gobernar desde arriba. El tipo de intervenciones que derivan de la
gobernanza alternan continuamente flexibilidad y violencia (es
exactamente así como se preparan las olimpiadas en Río y en Londres), en
el intento de controlar y gestionar aquello que continuamente la excede:
el común. La gobernanza está por lo tanto siempre atrapada en su propia
crisis: porque precisamente en este espacio que las luchas determinan,
es donde se abre permanentemente la posibilidad de la ruptura y de la
subversión.

El trabajo de la diferencia deviene multitud. Un nuevo tipo de
composición del trabajo vivo constituye el nervio de la revolución 2.0,
una composición de pobres precarizados y de precarios empobrecidos. Se
trata de un trabajo altamente fragmentado, en el cual se combinan viejas
y nuevas formas de precariedad. En su dimensión productiva se acomodan
migrantes, pobres del mundo que se considera ’subdesarrollado’ (en
Túnez, Egipto o Brasil) y el proletariado cognitivo e inmaterial de las
metrópolis ’centrales’ y ’emergentes’. En las luchas que se dan dentro
de las redes y de las plazas, a esta vida de precariedad se le
contrapone la potencia del ’hacer multitud’, es decir, la manera en que
los fragmentos se metamorfosean en singularidades que cooperan tomando
sus diferencias como punto de partida, reinventando esas diferencias
continuamente: mujeres, migrantes, hombres, indígenas, negros, mestizos,
jóvenes, gays, lesbianas, transexuales.

Las fuerzas productivas contienen las relaciones de producción. Se
invierte hoy la relación tradicional entre fuerzas productivas y
relaciones de producción: podríamos decir que son las fuerzas
productivas las que contienen las relaciones de producción, mientras que
el capital variable (esto es, el trabajo vivo cooperativo en red)
incorpora el capital fijo: las metrópolis y sus plazas, la cultura y la
naturaleza. El común muestra precisamente esta dimensión relacional de
las fuerzas productivas, que consiste en producir formas de vida por
medio de las propias formas de vida: producir conocimientos y saberes
mediante los conocimientos y saberes mismos. Los pobres devienen
potencia productiva sin pasar por las relaciones salariales; los
trabajadores continúan siendo plenamente productivos aun cuando estén
desocupados; los pobres precarizados y los precarios empobrecidos son
productivos por sí mismos, en las redes y en las plazas.

De las relaciones salariales a las relaciones entre deuda y crédito. Si
en el capitalismo industrial las variables centrales eran el salario y
el beneficio, en el capitalismo cognitivo lo son la renta y el rédito.
En este régimen de acumulación el trabajo se convierte en trabajo
relacional, ’polinizador’, inmerso en redes de autovalorización. La
acumulación comienza desde abajo, como captura —financiera— de los
flujos: el mecanismo fundamental de captura consiste en pagar solamente
los fragmentos de trabajo que adoptan las formas tradicionales de
empleo. Así, la pérdida de salario directo e indirecto se ve
’compensada’ recurriendo cada vez más al endeudamiento. Beneficio y
salario se transforman, por tanto, en renta y rédito. La transformación
del beneficio en renta, a través de la financiarización, pone en
evidencia la dimensión parasitaria del capital que, para extraer valor,
acaba matando a las abejas polinizadoras del trabajo relacional. Frente
a este parasitismo, con el fin de que el trabajo de la multitud pueda
reproducir las condiciones de su carácter común, el salario debe
extenderse a la totalidad del tiempo de vida y ’devenir renta’, es decir
una biorenta que reconozca la dimensión productiva general del trabajo
’polinizador’. El derecho a la bancarrota para los precarios y pobres,
esto es, el rechazo a volver a pagar la deuda a la banca, a las empresas
financieras y a los estados, es una de las prácticas a través de las
cuales la multitud se reapropia de la renta social. El salario debe
atravesar un ’devenir renta’.

De la dialéctica público-privado al común. Ha pasado ya el tiempo en el
cual el socialismo podía socorrer a un capitalismo en agonía. En estos
años de crisis se ha constatado el fracaso de cualquier receta
keynesiana o neo-keynesiana que intente reactivar el ciclo económico a
través del gobierno público. Los procesos de financiarización del Estado
del bienestar no pueden ser confrontados en el terreno de ’lo púbico’,
porque ’lo público’ es justamente la articulación mediante la cual
funcionan tales procesos. Por otro lado, los sujetos de las revueltas
inglesas o de las banlieues francesas reciben de las políticas públicas
de bienestar solo las funciones del control, mientras se les priva de
los beneficios materiales y de las promesas de progreso que enuncia el
capitalismo. Se ha agotado definitivamente la percepción que se tenía de
la escuela y de la universidad como ascensores de la movilidad social.
Esta percepción, no obstante, sigue siendo hegemónica en los movimientos
de precarios y estudiantes en Europa y en las revueltas de Túnez y el
Norte de África, que reúnen a las clases medias desclasadas y a un
proletariado cuya pobreza es directamente proporcional a su
productividad: una suma, en definitiva, de pobres precarizados y
precarios empobrecidos. El desafío se plantea entonces, de manera
inmediata, en el plano de la reapropiación de la riqueza social y, por
tanto, en torno a cómo la riqueza social debe constituir una riqueza
común. En definitiva, en el plano de la construcción de ’instituciones
del común’, entendidas como la creación de una normatividad colectiva
inmanente a la cooperación social. Las instituciones del común no serían
’islas de felicidad’, espacios de utopía dentro o al margen de la
acumulación capitalista, sino organizaciones de la autonomía colectiva y
para la destrucción de los aparatos de captura capitalista. Dicho en
pocas palabras, no queda nada que defender. Por el contrario, tal y como
nos señalan tanto el movimiento 15M en España como los nuevos
movimientos globales, el reto consiste en lograr que las movilizaciones
que ahora defienden lo público se transformen en nuevas organizaciones
del común.

Ni brasileñización, ni europeización: ¡Sur, Sol, Sal! Tal y como evocó
la poesía del modernismo comunista brasileño, la revolución 2.0 llega
del SUR (de Túnez, de Egipto), se consolida en el SOL de las acampadas
en España, para volver luego al SUR que está dentro del Norte y se
refleja en el fuego de la revuelta en Gran Bretaña. Hoy en Londres, como
ayer en París, nos encontramos con las periferias post- y
neo-coloniales, lo que la sociología del riesgo llama la
’brasileñización del mundo’: el colonizado continúa siendo el mal
ejemplo a los ojos del colonizador. Pero vista desde el Sur, la
’brasileñización de Brasil’ es una doble paradoja: dado que es en el Sur
donde se encuentran hoy los yacimientos del crecimiento global, la
llamada ’brasileñización’ sería en realidad una ’europeización’. En lo
que respecta a estos nuevos ’yacimientos’, no se debe repetir la
experiencia histórica de la expropiación y homologación colonial. Hay
que ir más allá de la brasileñización y la europeización, porque es en
la multitud de los pobres —en las favelas de Río de Janeiro y en las
periferias de Londres— donde encontramos la SAL, esto es, la
metamorfosis del significado mismo del desarrollo.

Los espacios constituyentes del común. La revolución 2.0 es
irrepresentable: así lo afirman los movimientos. La potencia
constituyente de la multitud no tiene que convertirse en forma de
gobierno, porque es ya de por sí una expresión inmediata de las formas
de vida en común. La ocupación de los espacios metropolitanos no es un
simple ejercicio extemporáneo de la protesta. Dado que dichos lugares
son actualmente espacios centrales de la producción, su ocupación los
convierte directamente en laboratorios de creación de formas de vida en
común, de reapropiación del poder: por tanto, se produce en ellos una
nueva constitución. ¿Cómo puede lograr esta potencia constituyente
vaciar y destruir la máquina de captura? He ahí el problema clave. De
algo estamos seguros: cualquier ejercicio constituyente es solo factible
en el plano transnacional. No hay posibilidad de que las luchas se
desarrollen en los estrechos y agotados confines de los estados-nación.
Esto es lo que se nos dice desde las acampadas en España hasta Túnez. Y
es por esto que, tal y como ahora indica la construcción de una amplia
jornada de movilización transnacional para el próximo 15 de octubre,
Europa y los espacios globales solo pueden sobrevivir mediante los
procesos constituyentes que se encarnan en los actuales movimientos del
común y en las experimentaciones políticas de la multitud. Cualquier
otro intento de ingeniería jurídica o económica, o de reproducir a
escala continental la crisis irreversible de la soberanía, está muerto
antes de nacer. Cuando, en estos años pasados, empezamos a hablar de la
multitud, de los pobres y del común, del trabajo cognitivo y de la
biopolítica, quizás no comprendíamos en toda su profundidad la potencia
de lo que estábamos diciendo: las luchas de hoy nos lo explican y lo
impulsan. Esta es la forma de entender los conceptos como herramientas
políticas. Y siguiendo este camino continuaremos contribuyendo a
transformar la situación revolucionaria en revolución, una revolución
2.0. Este es el único camino plausible y posible para salir de la
crisis, para ir más allá de la impotencia y de la melancolía de la
izquierda, y más allá de la guerra entre pobres que ha creado la
derecha.

Versiones en portugués y en italiano.

Este manifiesto se ha escrito a raíz de los debates en el marco del 3º
Seminário Internacional Capitalismo Cognitivo: REVOLUÇÃO 2.0, que tuvo
lugar en Rio de Janeiro los pasados 24,25 y 26 de agosto.



------------ próxima parte ------------
Se ha borrado un adjunto en formato HTML...
URL: </pipermail/unomada-info/attachments/20110926/cb67b55f/attachment-0001.htm>


Más información sobre la lista de distribución unomada-info